REZO PARA LOS LOCOS Y LOS PRESOS
Ay, vosotros, a quienes el Ser os apartó
silenciosamente la mirada
de su rostro, el enorme.
Alguien que quizás es,
afuera en libertad,
pronuncia una plegaria
lentamente en la noche:
que por vosotros pase
el tiempo, porque tiempo sí tenéis.
Si acaso algún recuerdo ahora despierta,
roza vuestro cabello tiernamente:
todo fue dado al viento,
todo aquello que fue.
Oh que podáis permanecer serenos,
cuando ya os envejezca el corazón;
ninguna madre sepa
que tal cosa acontece.
La luna ya se ha alzado
allí donde la rama se bifurca,
para quedarse sola
y como por vosotros habitada.
París, 1908 o 1909