[CASI TODAS LAS COSAS SE TIENDEN…]
Casi todas las cosas se tienden a un encuentro,
en cada giro algo murmura: ¡Acuérdate!
Un día junto al cual pasamos sin cuidado
se resuelve cual don para el futuro.
¿Quién cuenta nuestros frutos?
¿De los años pasados, transcurridos, quién nos separa?
¿Qué cosa hemos vivido en un principio
para que sepa uno reconocerse en otro,
para que sea calor junto a nosotros
la indiferencia? Oh casa,
oh prado que declina, oh luz de ocaso,
de repente permites que casi lo veamos
y a nosotros te coges y abrazas, abrazado.
Por todo ser se extiende el solo espacio.
El espacio interior del mundo. Por nosotros
atraviesan serenos los pájaros volando.
Yo que quiero crecer y miro afuera
y el árbol crece en mí…
Me preocupo y en mí se sostiene la casa.
Busco acaso albergarme y en mí está el albergue.
Me torno en el Amado, en mí él coloca
la imagen de la hermosa creación. Y se deshace en lágrimas.
Munich, agosto/septiembre de 1914
Ámbito de las Elegías de Duino