[ESPÍRITU QUE SIEMPRE TE INCLINAS…]
Espíritu que siempre te inclinas sobre el fuego, ¡preparemos
el hechizo que funde las fronteras!:
la frontera, ante todo, misteriosa del mal,
la que también circunda al hombre que descansa, que no se moverá.
Con unas pocas gotas disuelve la frontera de los tiempos,
que oprime nuestra vida y nos engaña:
pues en nosotros vive aún hondo el día de Atenas
y el pájaro y el dios de los egipcios;
mas no descanses nunca hasta que se derrita el
confín entre los sexos, que tan absurdamente se combaten;
ábrenos la niñez y el seno de las madres,
para que éste, benéfico y fecundo, humillando al vacío,
imperturbable entre la contraria maleza,
pueda alumbrar torrentes de futuro, acreciente los mares.
Muzot, febrero de 1922
Del ámbito de Los Sonetos a Orfeo