1
Salgo solo a la carretera, entre la niebla
relumbran las piedras del camino.
Noche serena. El desierto escucha a Dios.
Las estrellas conversan.
2
¡Solemnes y mágicos los cielos!
Duerme la tierra nimbada de azul…
¿A qué vienen esta angustia y esta pena?
¿Qué lamento? ¿Qué espero?
3
De la vida ya absolutamente nada.
Ningún arrepentimiento de lo hecho.
¡Busco la libertad, algún sosiego!
Olvidar querría y dormir.
4
Pero no con el frío sueño de la tumba…
Solo dormir por siempre y que en el pecho
se adormeciera la fuerza de la vida,
y al respirar se alzase suavemente.
5
Que noche y día acariciando mi oído
de amor me hablase su dulce voz.
Que sobre mí, con su eterna fronda verde,
el oscuro roble se inclinara entre susurros.