No, no soy Byron, soy otro,
un elegido aún desconocido,
un peregrino perseguido por el mundo,
como él, pero con alma rusa.
Empecé antes y antes terminaré,
escasos serán los frutos de mi ingenio.
Mi alma, como un océano,
esconde un fondo de esperanzas rotas.
Y ¿quién podrá, sombrío océano,
conocer tus secretos? ¿Quién
mis pensamientos revelar a los hombres?
¡O yo, o Dios, o nadie!