MAÑANA EN EL CÁUCASO
Amanece: la boscosa montaña envuelve
como un velo salvaje la bruma nocturna.
Al pie del Cáucaso aún reina el silencio.
Callan los potros, solo murmura el río.
De pronto un rayo recién nacido
purpura la roca, resquebrajando las nubes,
y rosado sobre el río y las tiendas
difunde su fulgor, brillando aquí y allá.
Así las muchachas que se bañan en la sombra,
cuando ven acercarse a un joven,
enrojecen, y al suelo bajan la mirada:
no hay escapatoria y el dulce ladrón se acerca…