Capítulo 40

De: Damia.Miller@kdc.sal.ac.uk

A: Lista de correo (ex miembros del colegio)

Asunto: Próxima aparición: el blog de Toby

Estimados tobienses,

Además del foro recientemente creado que permite que la diáspora de Toby se mantenga en contacto, muy pronto habrá un nuevo y promisorio blog dedicado a él.

Un blog permitirá que todos los tobienses se mantengan informados en forma permanente sobre la situación del colegio que muta con rapidez, amén de las opiniones de los diferentes participantes y las de los que les responden sobre la vida, el universo y la educación.

Conectaos entonces en www.Tobycolleg.com/blog y participad de la conversación de Toby.

Muchos saludos.

Damia Miller

Gerente de Marketing

Blog de Toby. 15 de febrero

Nuestra actual preocupación es el uniforme que se usará en Fairings. No nos queda más remedio que encargar otro diseño, pues con Northgate fuera de la carrera (el juego de palabras es intencional), necesitamos un equipo con una imagen nueva que refleje la identidad singular de Toby. Aquí en el colegio el pensamiento colectivo era poner una reproducción bordada de la estatua de Toby en el frente y en la espalda, pero como ya saben quienes forman parte del Proyecto del Mural (PM), cada vez parece que hay más probabilidades de que la estatua no sea de Toby Kineton y después de todo necesitamos otra idea para el nuevo tipo de equipo. (Si todavía no eres parte del PM y quieres enterarte de cómo se descubrió y hasta dónde ha llegado por ahora la investigación, haz clic aquí para registrarte en el Proyecto del Mural y tendrás toda la información...)

Por ahora, la favorita entre los corredores es la camiseta tradicional de seda, la espalda azul marino, el frente granate, donde se bordará el logo X4&C en plata. También proponemos, en cuanto se apruebe algún diseño, réplicas de las camisas en seda para cualquier miembro matriculado del colegio. Estarán disponibles en forma exclusiva para los tobienses, a través del sitio web. Se nos ocurrió que ésta sería una buena manera de permitir que la comunidad de Toby patrocine a nuestros corredores y obtenga algo a cambio: una camiseta de corredor única que no diga a gritos: «Fui a Salster», pero que nos permita marchar por la calle con cierto orgullo.

De modo que si eres un diseñador latente de ropa deportiva, envíanos cualquier idea a través de la casilla de comentarios que está al pie. Tenemos que tomar una decisión entre todos alrededor de la próxima quincena, así que acicatea tu inspiración para que se te ocurra algo rápido.

Hasta pronto.

Primer blogger de Toby

—¿Alguna vez la policía vino con algún planteamiento sobre el mail malicioso? —le preguntó Sam Kerns a Damia mientras los corredores de Toby se preparaban para una sesión de entrenamiento al mediodía.

Dada la historia de Damia con los Saxon Harriers y a falta de otros candidatos o de respaldo financiero que pudiera atraer a un entrenador, había sido inevitable que se ofreciera a preparar al equipo de Fairings. El entusiasmo unánime por el ofrecimiento fue menos fácil de predecir y resultó una sorpresa agradable.

Damia extendió una pierna y estiró los brazos hacia el tobillo.

—No, nada. Para ellos no es una prioridad. Vinieron los tipos de seguridad de internet y nos dieron algunos consejos, pero eso fue todo.

—¿Piensas que ha tenido un gran efecto?

—El operativo de lavado de imagen consiguió que la campaña de contacto individual por e-mail avanzara más rápido de lo que habíamos planeado, de modo que eso ayudó.

La propuesta del Comité de Rescate de que los estudiantes voluntarios se contactaran por correo electrónico con un pequeño grupo de personas asignadas durante los siguientes meses para acogerlos en la nueva comunidad online de Toby y, en última instancia, los alentaran a transformarse en donantes, había sido ejecutada con rapidez; era necesario responder el anónimo mostrando que las bases del colegio apoyaban a Ed Norris. Los mensajes de los estudiantes universitarios salieron el día después de una refutación de las acusaciones expresada en términos fuertes que Damia y Edmund Norris firmaron.

Damia estiró la otra pierna.

—Para ser honesta, creo que algunas personas se sintieron tan insultadas por la idea de sabotaje que aportaron dinero que de lo contrario no habrían dado.

Sam sonrió.

—El cínico que hay en mí me dice que esa sería una brillante estratagema de marketing, un doble engaño: conseguir un voto de simpatía inventando un ataque aparentemente anónimo.

—Hmm. Que el doctor Norris no te oiga decir eso. Me parece que en este momento ya no sabe bien quién está a favor nuestro y quién en contra.

Sam entrelazó las manos detrás de la cabeza y giró los hombros hacia un costado y otro con movimientos rítmicos.

—¿En serio?

Damia concluyó la conversación con una mueca y trotó en el lugar, pero retrocedió mentalmente a la segunda reunión del Comité de Rescate de la noche anterior.

—Señor Hadstowe —había apuntado Norris, buscando despertar una reacción de los arrendatarios—, ¿hay alguna novedad de sus colegas sobre las propiedades?

Rob Hadstowe levantó la vista de los garabatos que venía dibujando mientras los otros grupos informaban y miró a Norris, sin hacer ningún caso del resto del comité.

—Nada ha cambiado —dijo cansino—. En la última reunión dejé bien claro que era muy poco probable que alguno de los arrendatarios quisiera trabajar con el colegio hasta que el consejo rector le diera garantías de que si la tierra se pone a la venta, tendremos la primera opción de compra. No nos dieron esa garantía y, por lo tanto, no creo que ninguno de nosotros corra a convertirse en socio de los negocios del colegio.

—¿Y esa es la opinión de todos los arrendatarios, o solo la de los que usted consultó? —Lesley Cochrane tenía la cara enrojecida. Era evidente que pensaba que Hadstowe no jugaba limpio.

—Soy el representante elegido y esa es la respuesta que traigo. —Hadstowe la miró de arriba abajo.

—¿Alguna vez se molestó en sondear las opiniones? —preguntó Cochrane, con el ánimo enardecido.

—Lesley... —Norris trató de terciar, pero Hadstowe lo ignoró.

—Si no lo hubiera hecho, y de hecho sí lo hice, simplemente habría seguido el ejemplo del consejo rector, que no sondeó la opinión de los arrendatarios antes de tomar la decisión de vender las tierras. —Hadstowe hablaba como si estuviera presentando un precedente difícil de digerir, pero Damia detectó un dejo de triunfo. Disfrutaba de aquel acto de venganza.

—Rob —comenzó Norris en tono conciliador—, por su propio interés le convendría trabajar con el colegio. Si vamos a la quiebra, los síndicos le venderán al mejor postor y cualquier garantía no serviría de nada.

—Entonces denos ahora las garantías, retire la petición de que firmemos las declaraciones juradas y podremos trabajar en conjunto.

Había hecho que sonara tan razonable, pensó Damia, mientras el pequeño grupo de corredores comenzaba un ejercicio de precalentamiento trotando en el lugar, pero él sabía la verdad tan bien como Norris. El colegio necesitaba las declaraciones juradas para colocar las acciones de las tierras sobre una base legal sólida y el consejo rector había votado, otra vez, en contra del otorgamiento de las garantías que Hadstowe demandaba. Y fue Charles Northrop, según Norris le confió, el que expresó con más elocuencia esa oposición a las demandas de los arrendatarios.

—Habló de no ceder al chantaje —dijo Norris— y debo decir que fue muy persuasivo.

—¿Pero tú piensas que trataba de que la huelga siguiera... para mantener al colegio al borde de la ruina financiera?

Norris la había mirado, agitando la cabeza despacio.

—Ya sí que no sé qué pensar en lo que a Charles concierne.

Damia se replegó hacia el medio del grupo que daba la vuelta a la pista de atletismo por segunda vez y miró a los corredores, preguntándose si existía la más remota posibilidad de que ese año ganaran. Sin un preparador entrenado y privados de la mitad del equipo ganador del año anterior, ¿era demasiado tener esperanzas de obtener un triunfo? Lo más a lo que podían aspirar, sospechaba, era a tener un desempeño meritorio.

El año anterior había presenciado el triunfo de Toby-Northgate desde Cobbles sin tener la más vaga sospecha de que más tarde estaría en el centro de la puja del colegio para retener el Rosebowl del próximo mes de mayo. Fairings, la vida universitaria de Oxterbridge, en general, había estado plantada con firmeza dentro de una caja mental con el rótulo: «Les sucede a los otros». Y sin embargo allí estaba ella, con ropa de entrenamiento pagada con lo recaudado por una convocatoria de apoyo poco convencional que ella misma había iniciado y corriendo con la crema de una generación, gente joven que sin titubear le había dado su apoyo como entrenadora. Eso, casi en mayor medida que la apelación al compromiso y al apoyo de los antiguos miembros de Toby de todo el mundo a la hora de la necesidad, hacía que Damia sintiera que no estaba a la altura de la tarea que tenía por delante.

La premisa de Fairings en esencia era simple: empezando y terminando en St. Thomas' cada equipo debía coger seis rosas, una en cada uno de los colegios de fundación. El primer equipo que lograra reunir a sus cuatro miembros en el patio de St. Thomas', y arrancara una rosa de allí, era el ganador. Sin embargo, los refinamientos complicaban aquella idea simple.

En Traherne, St. Dunstan's, King's, Prince Edward y Toby las rosas estaban colocadas sobre una espaldera colocada especialmente para la ocasión. Solo las flores más bajas eran accesibles desde el suelo. Todas las demás flores estaban fijas a una altura que hacían necesario que, dado el grado de rebuscamiento de una regla que establecía que ningún corredor podía tocar la espaldera con la mano o el pie, un corredor tuviera que ser subido por otro. La posición de la última rosa requería una pareja de participantes cuya altura combinada estuviera muy por encima de la normal. Para complicar todavía más las cosas, los corredores no salían en forma simultánea del punto de salida en St. Thomas'; dos miembros de cada equipo eran despachados exactamente cien segundos antes que el resto de sus compañeros, lo que hacía inevitable que cada pareja subsiguiente trabajara en tándem, pues se suponía que todas las rosas accesibles a los corredores individuales ya habían sido arrancadas.

Las posibilidades tácticas que generaban estas condiciones eran legendarias y ocupaban la mayor parte de las emisiones de aire de televisión y radio dedicadas a Fairings en el día de la carrera. Había una gran cantidad de tomas aéreas de Salster con rutas en pantalla mientras los expertos describían anteriores gambitos exitosos y trataban de anticipar la probable estrategia de cada equipo, basados en la información recogida sobre las fuerzas de cada corredor. Espiar las sesiones de entrenamiento del contrario para predecir la pauta de desempeño probable era una peculiaridad aceptada como parte de la preparación de Fairings. Cada colegio tenía una compañía de «observadores» cuyo número, con toda comodidad, era idéntico al del equipo que corría.

Junto con las incursiones de mediodía por las pistas de atletismo de los colegios de Salster, Damia y sus atletas hacían frente a las calles heladas de la ciudad muy temprano por la mañana, cuando todavía estaba oscuro, vestidos con chándales y cubiertos hasta las cejas por gorros de lana. Sam Kearns había sugerido usar pasamontañas a lo paramilitar para hacer más confusas sus identidades, pero Damia no había tomado en serio la sugerencia.

—Necesitamos hablar de las tácticas —le dijo a sus corredores al final de la sesión mientras hacían los ejercicios de recuperación.

—Por lo menos ya no hablamos de economía —dijo Tom, un novato prometedor que recibió gestos de asentimiento y sonrisas.

—Tenemos un equipo fuerte —continuó Damia, contribuyendo con su sonrisa a la cuenta de Tom—. Creo que necesitamos hacer una gran proclama, del tipo de la que nos vea llegar de la misma forma ya sea primeros o últimos. Necesitamos publicidad y estoy dispuesta a que esa publicidad nos llame perdedores con agallas si es necesario. ¿Qué os parece?

Los atletas se miraron unos a otros, pero ninguno quería ser el primero en hablar.

—Supongo que eso depende de lo que tengas en mente —dijo por fin Ellen.

Testamento
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