Embajada francesa, La Haya
17 DE SEPTIEMBRE 1688

 

De Jean Antoine de Mesmes, conde d’Avaux
Embajada francesa, La Haya
Para monsieur Bonaventure Rossignol
Château Juvisy, Francia
Monsieur Rossignol,
Usted y yo hemos tenido ocasión de hablar sobre la condesa de la Zeur. Sé desde hace un tiempo que su verdadera alianza se encuentra con el príncipe de Orange. Hasta hoy se ha preocupado de mantenerlo oculto. Ahora ha izado sus verdaderos colores en el mástil, todos la creen en un convento cerca de St. Cloud teniendo un hijo. Pero hoy, bajo las almenas del Binnenhof, desembarcó de un bote del canal que acababa de llegar de Nimega. La mayoría de los herejes que salieron de él provenían de lugares mucho más lejanos corriente arriba, porque son personas del Palatinado que, conociendo la inminencia de una invasión, han huido recientemente de ese lugar como se dice que huyen las ratas de una casa momentos antes de un terremoto. Para darle una idea de su alcurnia, entre ellos había al menos dos princesas (Eleanor de Saxe-Eisenach y su hija Guillermina Carolina de Brandenburgo-Ansbach) así como otras personas nobles; aunque tal hecho nunca podría haberse supuesto al ver sus apariencias degradadas y desaliñada. En consecuencia, la condesa de la Zeur —que estaba todavía más desaliñada que la mayoría— atrajo menos atención de la que merece. Pero sabía que estaba allí, porque mis fuentes en el Binnenhof me informaron que el príncipe de Orange había ordenado que se pusiese una suite a su disposición, para una estancia de duración indefinida. Anteriormente se había mostrado reservada en sus tratos con dicho príncipe; hoy vive en su casa.
Luego tendré más que decir, pero por ahora me gustaría plantear la pregunta retórica de ¿cómo esta mujer pudo llegar de St. Cloud a La Haya, vía el Rin, en un mes, durante los preparativos para una guerra, sin que nadie notase nada? Que estuviese trabajando como espía del príncipe de Orange es demasiado evidente para mencionarlo; pero ¿adonde fue y qué le está contando ahora a Guillermo en el Binnenhof?

 

Suyo en la prisa.

D’AVAUX

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