SATANISMO “POR LIBRE”

Existe un porcentaje de satanistas que no están adscritos a ninguna de las corrientes mayoritarias del movimiento. Unos se organizan en pequeños grupos de no más de una docena de miembros que surgen espontáneamente y otros viven su particular elección religiosa completamente en solitario. Unos y otros, dada la falta de un corpus doctrinal genérico, se ven obligados a reinventar el satanismo según sus necesidades y expectativas, generando lo que podríamos denominar como minirreligiones sincréticas, muy ingeniosas en algunos casos, pero completamente carentes de teología. Internet se ha convertido en la gran fuente de la que suelen beber estos grupos, cuyas liturgias y planteamientos mezclan en dosis diversas satanismo propiamente dicho con brujería, ocultismo, magia ceremonial, neopaganismo e, incluso, ámbitos completamente míticos, como el vampirismo o elementos extraídos de la literatura, el cine o los juegos de rol. Resulta irónico darse cuenta de cómo estas células minoritarias recurren también en una importante medida a elementos extraídos de escritos de autores cristianos antisatánicos.

La supervivencia de estos minigrupos es escasa. Por lo general es el afán de experimentación lo que lleva a muchas personas a tontear con el satanismo, algo de lo que se acaban aburriendo al poco tiempo. Por lo general, los individuos más motivados y comprometidos acaban siendo absorbidos por un grupo de mayor entidad donde poder desarrollar sus inquietudes de forma más satisfactoria, mientras que el resto acaba por desistir al poco tiempo. La cifra de total de integrantes de este sector de satanistas es sumamente difícil de precisar, ya que estamos hablando de lo que podríamos denominar como “elementos incontrolados”. No obstante es fácil suponer que, aunque igualmente minoritaria, es muy superior al de los satanistas tradicionales, ya que aquí tienen un especial peso factores tales como la moda, la rebeldía juvenil o determinados movimientos musicales (no solo el Heavy Metal, sino también otros como la llamada “música gótica”. Los expertos incluso hablan de un denominado “satanismo ácido”, asociado a los ambientes de música tecno y drogas de diseño). Estos satanistas “por libre”son los responsables de la práctica totalidad de los hechos delictivos asociados al satanismo. Por lo general se trata de actos vandálicos como las ya célebres profanaciones de cementerios o las pintadas blasfemas en lugares de culto. Existen asimismo informes que nos hablan del ocasional sacrificio ritual de pequeños animales, como aves de corral o conejos, tratándose de una práctica minoritaria en estos grupos.

Con carácter extremadamente excepcional, cuando un determinado grupúsculo entra en una dinámica especialmente violenta y decide acceder a emociones más fuertes, se han dado agresiones físicas y/o sexuales contra miembros del propio grupo o terceros que, muy puntualmente, han terminado derivando en homicidios, por lo general cuando el o los implicados padecían algún tipo de patología mental. Por lo general, la mayor parte de los autores laicos que han tratado este tema concluyen que estamos ante una forma de rebeldía juvenil más que ante una manifestación de genuino satanismo. A fin de cuentas, ¿qué mejor forma de plantar cara a los valores trasmitidos por los padres que atacando precisamente al pilar religioso que los sustenta? Por lo general se trata de una fase que se desvanece en la mayoría de los casos con el paso de los años. Estos satanistas juveniles no suelen mantener contactos con los satanistas religiosos, cuya inclinación al estudio, organización jerárquica y escrupuloso respeto por la liturgia les resultan mortalmente aburridas. La trasgresión, ajena por completo a cualquier tipo de inquietud espiritual o religiosa, es la motivación principal de estos jóvenes.