EL LADO SALVAJE

Puesto que hoy es casi imposible que un Occidental utilice el sexo para llegar a degustar el sabor del verdadero Tantra rojo, las situaciones capaces de elevar el voltaje cerebral lo suficiente como para provocar el choque tántrico que lleva a la apertura de mente se circunscriben al terreno de lo excepcional. Un ejemplo realmente profundo de este tipo de experiencia tántrica que accidentalmente puede tener un occidental de nuestros días fue la devastación mental que sufrieron los reclutas estadounidenses enviados a Vietnam y forzados a asesinar a otros seres humanos. El contraste entre la placidez de su Norteamérica natal y el horror definitivo y sin paliativos al que se vieron expuestos moldeó y deformó aquellas jóvenes mentes hasta límites que nadie podía sospechar.

Y, a juzgar por lo sucedido a algunos de aquellos jóvenes soldados, esta clase de experiencia, buscada voluntariamente o no, puede enviar a la persona en un viaje, temporal o permanente, a las montañas de la locura.

Mientras que el Tantra convencional es más o menos seguro para cualquiera, esto no siempre es así en lo referente al Tantra izquierdo. Estas prácticas, que pueden hacer estallar la mente en un relámpago de súbita iluminación, pueden también destruir a la persona.

Algunas prácticas de sadomasoquismo muy extendidas en Occidente se pudieron considerar tántricas en este sentido. Si nos fijamos, esta definición del tantrismo izquierdo nos proporciona un apunte de las razones profundas que pudieron tener las desaforadas orgías que se celebraban en las logias de los clubes del fuego infernal o en las fiestas del Papa Borgia. En cualquier caso, el que decida seguir este oscuro sendero debe decidir si el daño psicológico y emocional que puede ser causado, tanto en sí mismo como en otros, es compensado por lo que se puede obtener a cambio. Es el dilema de Fausto otra vez puesto en juego, el conocimiento y la sabiduría a cambio de arriesgar la propia alma. Así pues, aunque el sexo es solamente una pequeña parte de las prácticas tántricas, determinados actos sexuales pueden instar transformaciones masivas en el individuo.

Mientras que el Tantra convencional es más o menos seguro para cualquiera, esto no siempre es así en lo referente al Tantra izquierdo. Estas prácticas, que pueden hacer estallar la mente en un relámpago de súbita iluminación, pueden también destruir a la persona.

Yoguis y practicantes del Tantra saben, además, que el uso del sexo como herramienta pueden ser peligroso de otra manera. Si las prácticas sexuales del tantrismo se utilizan para la mera satisfacción sexual en lugar de para el progreso espiritual, pueden conducir a una ininterrumpida espiral descendente hacia la perversión y la decadencia.

El Tantra izquierdo está a nuestro alrededor, y seguir su canto de sirena supone arriesgarlo todo (amor, vida, cordura…) en una azarosa búsqueda de liberación.

Según algunos eruditos la palabra “Tantra” proviene de una palabra sánscrita que significaba tela o tapicería, en referencia a que la vida sería un inmenso telar en el que las diferentes existencias se cruzan como los hilos de una trama. Otros dicen que proviene de dos palabras sánscritas diferentes: tanoti (ampliar la conciencia) y trayati (liberar la conciencia). Jugando con estas definiciones se podría decir que el Tantra amplía y libera la conciencia, haciendo al ser humano consciente del tejido de la existencia.