POW-WOW O EL AMIGO LARGO TIEMPO PERDIDO
Es el mejor ejemplo de cómo la tradición mágica europea fue trasplantada a Norteamérica. Se trata de un grimorio extensamente utilizado por la población holandesa de Pennsylvania. A pesar de su nombre, El Pow-wow no tiene nada que ver con la tradición nativa americana, sino que es un sistema curativo y de magia rural que fue importado a América en el siglo XVIII por inmigrantes de origen alemán. Después de haber pasado mucho tiempo en el olvido, ciertos grupos mágicos estadounidenses han vuelto a utilizarlo en años recientes.
A pesar de que la Iglesia ha tenido un éxito notable a la hora de reprimir los cismas que iban surgiendo en su seno, tradicionalmente se ha visto impotente para combatir la práctica de la hechicería, aunque para ello ha tenido que recurrir de modo habitual a la clandestinidad.
Aquellos magos “blancos” como Giordano Bruno o John Dee que se arriesgaron a defender abiertamente la magia, fueron víctimas de incontables persecuciones e intrigas por parte de personas e instituciones que se declararon sus enemigos jurados tan solo por la valentía de declarar en público su heterodoxia (algo de lo que, en menor medida, también saben mucho los modernos parapsicólogos, ufólogos y todos aquellos que se dedican al estudio de materias “poco convencionales”). Es lógico pues que, ante la perspectiva de la prisión o de ser asado en una estaca erigida en la plaza del pueblo, los magos hayan optado por la prudente opción de ocultar su arte a los ojos de la comunidad.
Buen ejemplo de ello es Francia. A pesar de su condición de país católico, y probablemente debido a una serie de reyes que fueron algo más que buenos conocedores de las artes ocultas, el país galo se convirtió en la tierra más fecunda y segura para los magos profesionales.
Muchos de ellos escaparon de la hoguera por dos razones: primero, las víctimas principales de los juicios por brujería eran generalmente miembros del campesinado luterano y ciudadanos de los países calvinistas. Contrariamente al mito histórico, la Inquisición fue muchísimo menos destructiva en este sentido que los tribunales formados por las nuevas sectas protestantes. En segundo lugar, las personas que se ganaban la vida de esta curiosa forma, solían ser individuos educados que gozaban de la protección de sus clientes principales, la aristocracia. En no pocas ocasiones ellos mismos eran aristócratas. Este hecho es raramente mencionado en los libros de historia, pero una importante cantidad de personas con gran peso en la vida política de Europa fueron adeptos de la magia ritual.
Un ejemplo famoso fue Francis Stewart Hepburn, “el Mago Marqués” de Bothwell, que de forma reiterada usó la magia negra para darle un empujoncito a su carrera política y eliminar, o intentar eliminar, a sus enemigos. Hepburn era primo del rey James I de Inglaterra. Se le acusó de ser el gran maestre de un aquelarre en Berwick.
Las brujas, las amantes del diablo cabalgaban junto a él para extender el mal y el pecado entre todos los mortales.
Ante la perspectiva poco agradable de un linchamiento, Hepburn se vio forzado a abandonar el país en 1595. Muchos de sus presuntos cómplices diabólicos fueron quemados vivos a insistencias del rey.