CREENCIAS SOCIALES
A pesar de esta exaltación de la libertad individual, hay ciertas cosas que, si bien no están estrictamente prohibidas, se desaconsejan explícitamente, como es el caso del suicidio. No obstante, salvo estas contadas excepciones, no existe un conjunto de normas de obligado cumplimiento para el satanista, dejando su actuación a su libre albedrío y su conciencia. En cuanto a la edad de pertenencia, la Iglesia de Satán establece que todos sus miembros deben ser mayores de edad, haciéndose una única excepción en el caso de adolescentes que cuenten con la autorización escrita de sus padres, los cuales deberán estar presentes en todo momento en el desarrollo de las actividades del grupo.
La Iglesia de Satán es una institución altamente descentralizada, como no podía ser de otro modo tratándose de una institución que antepone la libertad personal a cualquier otro valor. Se trata de guiar y apoyar la iniciativa de los miembros individuales del grupo, pero sin imponer nada a nadie. De hecho, la propia doctrina del grupo está abierta a la interpretación individual de cada miembro, siempre que se respete la esencia ideológica de esa doctrina. A los grupos locales de la Iglesia de Satán se los denomina grottos, un término equivalente a los covens de Wicca o a los aquelarres de las brujas.
La actividad política no es algo que quede en absoluto fuera del horizonte de la Iglesia de Satán. Para los satanistas, el igualitarismo a ultranza es un mito hipócrita y socialmente pernicioso. No se trata de discriminar en función de la raza o el sexo, sino en función de la capacidad. Por tanto, el gobierno perfecto desde el punto de vista de la Iglesia de Satán sería una meritocracia en la que cada individuo recibiera compensaciones, honores y cargos en función de su merecimiento. La Iglesia de Satán está además en contra de las subvenciones gubernamentales a las instituciones religiosas, yendo más lejos, está incluso en contra de la exención de impuestos de la que disfrutan en la gran mayoría de naciones. Argumentan que es una tremenda hipocresía que estados que en sus constituciones se autotitulan como laicos patrocinen privilegios hacia las instituciones religiosas. Las legislaciones de esos países deberían ser profundamente revisadas para eliminar de ellas cualquier ley o artículo que sea sospechoso de estar sustentado en prejuicios o creencias de carácter religioso enmascaradas como “tradición”o “usos sociales”. Esto incluiría el calendario festivo, del que habría que eliminar todas las celebraciones religiosas y sustituirlas por fiestas laicas, más o menos como se hizo durante la Revolución Francesa.
En general, la Iglesia de Satán es favorable a los adelantos tecnológicos y la aplicación a la vida cotidiana de los logros científicos como la robótica o la genética, siempre y cuando sirvan para incrementar el bienestar de las personas.Los prejuicios morales que se suelen anteponer a la hora de profundizar aún más en campos como la genética son de carácter religioso, no práctico, entendiéndose que la superstición no tiene nada que decir ni que aportar en materia científica.
Añadido a todo esto, la Iglesia de Satán publica en Estados Unidos la revista Satanism in action, en la que se publica abundante información sobre la organización y sus actividades. En esta revista suelen aparecer con cierta periodicidad “listas negras” de personajes y organizaciones acusados de mentir y hacer propaganda calumniosa contra el satanismo y sus practicantes. La mayor parte de ellos son autores conservadores y cristianos, aparte de determinadas organizaciones antisectas.