ALEISTER CROWLEY
El satanismo moderno es frecuentemente, aunque de forma errónea, atribuido como una creación del ocultista Aleister Crowley (18751947). Es completamente cierto que él fue el más prominente mago ceremonial de nuestro tiempo, autor de una profunda revisión de muchos de los principios tradicionales del ocultismo y creador de nuevas liturgias mágicas de inspiración judeocristiana. A pesar de haber nacido en el seno de una familia conservadora y acomodada de la Inglaterra victoriana, el joven Crowley comenzó a desarrollar desde su más temprana juventud un profundo desdén hacia el cristianismo y muchos de los valores que este representa. Finalizados sus estudios universitarios pasó a engrosar las filas de la Orden de la Aurora Dorada (Golden Dawn), que a la sazón era la fraternidad esotérica (excluyendo a la masonería, lógicamente) más importante de la Inglaterra de la época. Fue allí donde tuvo su primer contacto real con la práctica de la magia ceremonial. En la Golden Dawn se daban cita multitud de influencias de la más diversa procedencia que trajeron como consecuencia que el joven Crowley obtuviera una más que completa formación esotérica y ocultista. La tradición cabalística, el rosacrucianismo, la masonería y la teosofía eran algunos de estos heterogéneos elementos que se mezclaban en el crisol de la Golden Dawn.
Pronto la Golden Dawn se le quedó pequeña y su afán de experimento y adquisición de conocimientos le llevaron a que, tras abandonar la orden, fuera elegido como líder del capítulo británico de la Ordo Templi Orientis (OTO), otra organización esotérica mucho más enfocada hacia la magia ceremonial y sexual, algo que concordaba mucho más con los intereses de Crowley, que permaneció en esta desde 1922 hasta su muerte en 1947. Fue allí pues donde desarrolló el grueso de su trabajo, incluida la creación de una nueva religión a la que denominó Thelema. La Ley de Thelema es un libro revelado a través del contacto mediúmnico con una entidad a la que Crowley identificaba como el ángel Aiwaz. Asimismo, fue un gran experimentador en la llamada magia sexual. Su intención era recuperar para el ocultismo importantes parcelas de la tradición pagana y oriental en la que los rituales mágicos con elementos sexuales eran una parte fundamental. Sobre este y otros particulares, Crowley escribió una abundante literatura que le convierte en uno de los autores más prolíficos de la historia del ocultismo.
Su importancia como ocultista es tal que, aunque él mismo jamás se consideró satanista, gran número de satanistas posteriores asimilaron buena parte de sus aportaciones dentro de sus liturgias, teorías y prácticas mágicas. Ello es lo que provoca que muchos autores que no han profundizado demasiado en el tema consideren a Crowley como el primer satanista moderno. En su carrera como ocultista pasó una fase, breve, de satanismo e incluso admitió una posible identificación entre alguna de las entidades con las que manifestaba estar en contacto y la figura tradicional de Satán. Sin embargo, si tuviéramos que encontrar un origen al satanismo contemporáneo, sería mucho más ajustado buscarlo en épocas muy anteriores, desde los ya citados Clubs del Fuego Infernal a la obra de determinados literatos del siglo XIX, como Byron, Shelley o Baudelaire.