EL PACTO
Existen muchas formas de hacer un pacto con el diablo. El Formicarus (1435) da la primera descripción del procedimiento, si bien hay que reconocer que está lejos de ser la más completa. Acompañado de amigos y compañeros en sus prácticas satánicas, el aspirante debe acudir a una iglesia a primeras horas de una mañana de domingo y, una vez allí, renunciar a Dios y a la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana. Como homenaje al Diablo, deberá beber la sangre de niños sacrificados y desempeñar una ingente lista de tareas entre las que se encuentran un buen número de cosas que debe maldecir o sacrificar. Una vez completadas estas instrucciones, el aspirante deberá expresar su deseo de negociar su alma a cambio de uno o más favores, que a menudo se reducen a la abundancia material o el disfrute de un caudal de energía diabólica durante un determinado número de años.
Sin embargo, la receta clásica para vender el alma al Diablo es la siguiente:
1. Conseguir un pedazo de pergamino virgen (del primer becerro que una vaca lleva en su vientre, no un pedazo que nunca haya sido escrito, como creen muchos erróneamente).
2. Escribir en él con la propia sangre las siguientes palabras: “Juro ante el GRAN DEMONIO que le compensaré en el plazo de siete años por todos los bienes que me dará. Dando fe de este compromiso, firmo con mi nombre”.
3. Firmar con la propia sangre.
4. A continuación, se procederá a trazar un círculo mágico en el suelo de la habitación, tras lo que el contratante deberá introducirse en él con el documento en la mano y recitar la siguiente invocación:
“LUCIFER, emperador, dirigente de todos los ángeles rebeldes, os suplico deis vuestro beneplácito a la invitación que me propongo hacer a vuestro GRAN MINISTRO, pues es mi deseo hacer un pacto con él.
BELZEBÚ, príncipe, os ruego a vos también que me otorguéis vuestra protección en esta empresa.
ASTAROTH, conde, sed propicio a mí y a mi causa para que esta noche el GRAN DEMONIO aparezca ante mí en forma humana y sin ninguna intención malvada, y que me conceda, por medio del pacto que le entregaré, todos los tesoros de los que tengo necesidad.
GRAN DEMONIO, os suplico que abandonéis vuestra vivienda o cualquier parte del mundo en la que podáis encontraros para venir a hablar conmigo; si no, tendré que obligarte por la fuerza de las palabras y el poder de la gran llave de Salomón, que sirve para forzar a los ángeles rebeldes a aceptar los pactos.
Apareced inmediatamente o bien os atormentaré continuamente con las palabras de poder: AGLON, TETRA GRAMMATON, VAYCHEON, STIMULAMATHON, EROHARES, RETRASAMATHON, CLYORAN, ICION, ESITION, EXISTIEN, ERYONA, ONERA, ERASYN, MOYN, MEFFIAS, SOTER, EMMANUEL, SABAOTH, ADONAI. Os invoco. AMÉN”.
Según los clásicos, si se siguen estas instrucciones cuidadosamente no hay que dudar de que el demonio invocado aparecerá ante nosotros. Cuando esto suceda, hay que lanzarle el pacto, evitando a toda costa salir del círculo protector.