LVII
Cartwright volvió a leer el mensaje del general Maxwell. Había que dominar el último foco de resistencia antes de ponerse el sol. Había que poder decir que había terminado la revuelta y que había terminado bien. Los últimos insurrectos no debían pasar una noche más.
Cartwright exhaló un leve suspiro y miró la estafeta de Eden Quay, que sólo presentaba un boquete a la altura del primer piso. Las casas circundantes estaban mucho más destrozadas. No cabían más tergiversaciones. El comodoro Cartwright no traiciona a su rey ni a su patria. Además, ¿qué significaba el fantasma que había creído divisar? Ahora daría en el blanco.
Se dirigió hacia sus artilleros.