Obertura

ENRIQUE VILA-MATAS

Pensar en Queneau es hacerlo en la fuerza incendiaria de la risa. Y pensar en Sally Mara, su heterónimo o pseudónimo (como ustedes prefieran), es evocar la genialidad humorística de las Obras Completas que ella escribió. ¡Oh Sally Mara de los sueños de tantos! ¡Cuántas veces me pregunté qué habría sido de ti, irlandesa de 1,68 de altura, pelo corto a lo garçon, 63 kilos! Hasta que un día te conocí, en el París de los años setenta. Ibas con tu nuera y me sorprendió porque no te imaginaba con hijos. Continuabas pesando aquellos 63 kilos y te parecías bastante a Queneau. Te pregunté si recordabas haber nacido el día de la Independencia de tu país. Y sonreíste. Claro que te acordabas, como también de que ese día los revolucionarios se entendían con la contraseña más literaria que ha existido nunca: ¡Finnegans Wake!