XXXVI

El radiotelegrafista trajo un mensaje para el comodoro Cartwright. El Furious debía detenerse frente a Rings End. El ataque británico comenzaría a las siete. Habría otro mensaje a las diez indicando los puntos estratégicos ocupados aún por los rebeldes, que debería bombardearlos.

—Si es que queda alguno —advirtió Mountcatten, a quien Cartwright acababa de comunicar la orden.

—Acabará enseguida. Podremos reservar los cañonazos para los submarinos hunos.

—Eso espero —dijo Mountcatten.