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Sede del Primer Circuito de ComStar

Isla de Hilton Head, América del Norte, Tierra

20 de agosto de 3028

Una furia desatada brillaba en los azules ojos de Myndo Waterly.

—No logro entenderlo, Primus. ¿Cómo puedes calificar de «incidente secundario» el intento de asesinato de un ministro de Davion? —Sus dorados cabellos se agitaron sobre sus hombros al menear la cabeza, consternada—. A estas alturas, ya se habrá enterado la mayoría de los invitados. ¿Qué medidas vas a tomar contra Casa Liao?

Julián Tiepolo paseó su mirada por todos los miembros del Primer Circuito.

—¿Qué dices, capiscolesa de Dieron? No emprenderemos ninguna acción contra Casa Liao por este suceso. Es cierto que el asesino logró eludir la vigilancia de nuestras patrullas de ROM, pero lo matamos antes de que pudiera derramar sangre.

Ese truco no te servirá de nada, Primus, pensó Myndo, y entornó los ojos.

—No estaba informada de que hubiéramos suministrado fusiles láser a nuestras patrullas. Eso denotaría la existencia de una emergencia de Nivel Tres en nuestra Sede.

El capiscol de Tharkad echó la cabeza atrás y se rió con voz ronca.

—Eso sí que es absurdo, capiscolesa de Dieron. Hace menos de dos días, reprochabas al Primus que no había tomado suficientes medidas de seguridad porque Jaime Wolf había llegado armado de dos espadas. Ahora parece que te quejas porque atendimos tus propias exigencias.

La mirada de Myndo acalló al capiscol de Tharkad.

—Lo que deseo saber, Ulthar Everston, es si los fusiles láser se entregaron antes de que muriesen tres agentes de ROM en la noche del jueves, antes de que el asesino atacara a Quintus Allard y a su hijo, o después de que se produjesen estos gravísimos incidentes.

Ulthar se envaró y se volvió hacia el Primus de forma mecánica.

—¿Tres agentes de ROM muertos? —inquirió.

Myndo sonrió con malicia. Sí, Ulthar, tu mentor no te ha considerado digno de confiarte esta cuestión.

—¿Y bien, Primus? ¿Cuál es la respuesta?

Julián Tiepolo estaba tan lleno de ira que su delgada figura parecía desprender una energía casi tangible. Sin embargo, replicó con una voz que logró mantener serena con un esfuerzo sobrehumano.

—Capiscolesa de Dieron, di la orden cuando lo consideré oportuno. Hay que atribuir la muerte de tres agentes de ROM al infortunio. Sabes tan bien como yo que la protección de la Voluntad de Blake nos obliga a emplear a muchos individuos indeseables. A veces se producen disputas entre ellos que en ocasiones resultan mortales, como en este caso. La investigación no ha revelado ninguna brecha en nuestro sistema de seguridad.

Myndo sonrió al escudriñar los semblantes de los demás miembros del Primer Circuito. Nadie cree esa historia, aunque algunos apoyarán al Primus por el cargo que ocupa.

—Aceptemos esa respuesta por ahora. ¿Qué te impide colocar a Casa Liao bajo una Interdicción total? Sabemos que el asesino pertenecía a una secta asociada a Romano Liao. Nuestra decisión parece clara.

Villius Tejh habló con sibilantes susurros, pero aun así parecían demasiado enérgicos para su reducida complexión.

—Perdóname, capiscolesa de Dieron, pero no me parece recomendable la Interdicción en estos momentos. —El capiscol de Sian desvió la mirada hacia el Primus y luego miró de nuevo a Myndo—. Aunque estoy de acuerdo contigo en que debemos aplicar medidas disciplinarias a Casa Liao por esta insensata transgresión de la debida cortesía, la Interdicción destruiría a los capelenses.

—¡Ah!, la teoría de que Hanse Davion atacaría la Confederación —replicó Myndo—. Es una nación muy grande para engullirla con facilidad, capiscol de Sian.

Tejh obsequió a la capiscolesa de Dieron con una breve sonrisa.

—En circunstancias normales, capiscolesa, compartiría tu escepticismo sobre la capacidad de Casa Davion de conquistar la Confederación de Capela, pero debes recordar que la estrategia militar de Liao se basa en buenas comunicaciones y rapidez de reacción. A los regimientos de Guerreros de la Casa les suministran los medios necesarios para reforzar los planetas atacados. Si a Liao le faltara la capacidad de comunicación y coordinación que le proporciona nuestra Orden, quedaría gravemente limitada su capacidad de resistencia en un conflicto armado.

Villius describió un amplio ademán con la mano izquierda.

—Me apresuro a añadir que una Interdicción afectaría a todos los agentes de Liao en la Federación de Soles, pero no tendría ningún efecto sobre los agentes de Davion en la Confederación de Capela. Los informes de los espías davioneses serían un golpe mortal a la Confederación.

Myndo se rió a carcajadas.

—Creo que sobrevaloras la eficacia de Alexi Malenkov, capiscol de Sian, porque la información procedente de Michael Hasek-Davion compensa de largo los ridículos esfuerzos de Malenkov. Además, sabes que la manera más sencilla de que disponemos para eliminar esa amenaza sería descubrir el doble juego de Malenkov a sus jefes. ¡Estoy convencida de que sería un gran placer para Justin Xiang Allard desenmascarar a uno de los agentes de su padre!

»De todos modos, tu comentario ha sido oportuno —prosiguió Myndo—. Entonces, ¿cómo vamos a castigar la torpe iniciativa de Romano Liao?

El Primus cruzó los brazos sobre el pecho y dijo:

—Exigiremos al gobierno capelense que nos proporcione los materiales y el personal suficiente para ampliar varias bases nuestras en sus mundos. También escogeremos a los mejores y más brillantes ciudadanos capelenses como iniciados.

—Incluso podríamos sugerir al Canciller que nos entregue a su hijo Tormana para que sea reeducado —sugirió Villius con una amplia sonrisa—. Así nos arrancaríamos una espina del costado y ComStar tendría la misma situación aventajada que en la Liga de Mundos Libres.

Myndo entornó los ojos.

—Este rumbo de acción me parece apropiado —admitió. Es una medida muy osada. Dudo que el Canciller la acepte, pero Villius se siente lo bastante confiado como para proponerla. Habrá que vigilarlo.

El Primus hizo una exagerada reverencia a la capiscolesa.

—Nos sentimos muy honrados por haber recibido tu aprobación, capiscolesa de Dieron. —Se irguió y miró a los demás capiscoles—. Si no hay ninguna objeción, nombraremos al capiscol de Sian como encargado de organizar las discusiones necesarias.

Myndo, al unísono con los demás capiscoles del Primer Circuito, asintió con la cabeza. Búrlate de mí ahora, Julián Tiepolo, pero recuerda que, a diferencia de la Palabra de Blake y de mi ira, tú no eres inmortal ni gobernarás siempre. Sonrió para sus adentros. Cuando haya acabado contigo, nadie se acordará siquiera de ti.