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Nueva Aragón

Marca Cápeteme, Federación de Soles

15 de enero de 3028

El capitán Andrew Redburn saludó con gesto marcial cuando el cabo cerró la puerta detrás de él. El oficial de cabellos oscuros que se hallaba tras el escritorio de metal gris le devolvió el saludo, sonrió y alargó la mano hacia Andrew.

—Me alegro de verlo, Redburn. —El oficial señaló una silla de acero situada junto a Andrew—. Por favor, tome asiento —dijo con cortesía, pero era evidente que estaba inquieto.

—Gracias, coronel Stone —repuso Andrew, sonriendo.

Se sentó en la silla y se fijó en el ceño que arrugó por unos momentos la frente de Stone. Me pregunto qué será lo que preocupa al viejo.

Stone hizo un esfuerzo por sonreír jovialmente. Manoseó algunos archivos que estaban sobre el papel secante azul de su mesa y miró a Redburn.

—Primero hay que resolver algunas cosillas, capitán. Veo que por fin tenemos ya al teniente Craon en el barracón de oficiales solteros de la base.

Andrew asintió.

—Craon se mudó ayer. Ahora, todos mis oficiales subordinados están en la base.

—Bien. —El coronel hojeó un archivo verde de evaluación y sonrió con cierta amargura al leer su contenido.

—Son unos resultados asombrosos para una compañía que llegó al planeta hace apenas un mes, Redburn. Debe de estar orgulloso de su gente.

Era inevitable que diesen todo lo que llevan dentro en su primera evaluación, mi coronel.

—Sí, señor. El honor de ser seleccionados para una unidad de Casa Davion..., bueno, parece que la tradición ha hecho surgir lo mejor de mi gente.

En especial porque venimos de la Marca Capelense y yo soy el único que ha pasado por una academia. Tenemos que demostrar algo... a usted y a todos los que constituyen esta unidad. No somos granjeros de la Marca que crean estar manejando AgroMechs.

El coronel asintió, abstraído, y echó un vistazo a una de las páginas. Miró sobre el borde del archivo a Andrew y se rió.

—Su cabo Payen Montdidier se ha ganado la mayor puntuación del regimiento con armas ligeras. Debe saber que eso ha irritado a nuestro batallón de infantería aeromóvil.

Redburn sonrió. Ninguna sorpresa...

—Estoy seguro de que al cabo le alegrará saberlo, señor. —Stone frunció el entrecejo y Andrew titubeó—. Me refiero a su puntuación, señor.

Stone enarcó una ceja y cerró el archivo. Lo apartó a un lado, dejando en el centro de su escritorio una única carpeta, de un blanco luminoso, con una leyenda escrita en rojo. El coronel la contempló con inquietud, entrelazó las manos y se inclinó hacia adelante, cubriendo la carpeta con los antebrazos.

—Antes de pasar a este último asunto, capitán, desearía discutir con usted el propósito de la unión de su compañía al Primer Batallón de ’Mechs, según la organización actual. Aunque no estoy totalmente de acuerdo, el Príncipe desea hacer un experimento. Ustedes serán sus protagonistas.

El coronel abrió las manos y apoyó las palmas en la pulida superficie del escritorio.

—Ante todo, le diré que no vamos a dividir su grupo. Con veintisiete personas, tiene más del doble del personal que suele formar una compañía de 'Mechs. Eso no es ninguna molestia para nosotros, pues sus hombres se han adiestrado juntos. Preservar una unidad de tamaño irregular ha dado buenos resultados con los demás batallones de adiestramiento.

Andrew asintió. Así es mucho más fácil mantenemos en cuarentena...

El coronel se arrellanó en su silla sin prestar atención al archivo blanco.

—El Príncipe quiere conventirlos en una unidad de asalto a corta distancia. Hemos reunido un grupo de ’ Mechs que creemos excepcionalmente adecuados para nuestros propósitos. La mayoría son Valkyries y Jenners, pero hemos añadido varios Javelins y Firestarters para redondear la unidad.

—Todos tienen capacidad de despegue y son bastante rápidos —comentó Andrew.

El coronel sonrió.

—Exacto. Su tarea consistirá en atacar y retroceder con rapidez, causando todos los daños posibles. Gracias a los afustes de misiles de largo alcance de los Valkyries, dispondrá de armamento de larga distancia, pero, tal como yo lo veo, lo utilizará solamente como una forma de impedir persecuciones.

—O para ir «ablandando» un blanco a medida que nos acerquemos —sugirió Andrew—. Pero ninguno de esos ’Mechs disponen de ametralladoras contra la infantería. ..

El coronel desdeñó los recelos de Andrew.

—Los Firestarters se bastan para aterrorizar a los soldados.

—Lo entiendo, señor. Estoy seguro de que mi gente aceptará con gusto este honor y este desafío. —Desvió la mirada hacia la carpeta—. ¿Algo más, señor?

Con la renuencia de un médico que tuviera que dar una mala noticia a su paciente, el coronel entregó el archivo blanco a Andrew.

—Quiero que entienda, capitán, que este asunto me inquieta. Sé que recuerda con cariño la época en que sirvió bajo las órdenes del comandante Allard. Yo estaba en el Quinto de Guardias de Davion en Spica cuando Justin y Bill Dobson rompieron el asedio de Valencia. Justin nos sacó las castañas del fuego. No había ningún MechWarrior en la unidad que no hubiese dado la vida por Justin.

Una mueca oscureció el semblante de Andrew, pero Stone no le dio la oportunidad de hablar.

—Las personas cambian, capitán. Algo se rompió en la mente de Justin. No sé si fue la pérdida del brazo o el juicio o qué... pero no es el mismo hombre que conocimos...

Andrew estaba indignado.

—¿Por qué me dice esto, señor? ¿Teme que avergüence a la unidad cuando venga a visitarnos algún oficial de alta graduación?

Stone se puso tenso al oír la acusación de Andrew. Luego pareció optar por no darle importancia.

—Sólo quiero que lea este informe al respecto, capitán. —Señaló el archivo—. Léalo.

La boca de Andrew se secó como el cauce de un río en una sequía. La leyenda de letras escarlatas que cruzaba la blanca carpeta parecía un chorro de sangre sobre la nieve y le produjo un escalofrío. ¡Sólo palabra clave! Las cosas no están mucho más seguras. Andrew abrió la carpeta con el mismo entusiasmo que si tuviese que levantar la tapa de un ataúd.

Tragó saliva al reconocer el encabezamiento de la primera página: MI7 —Comunicación de la Agencia de Inteligencia Militar al Ministerio de Información, Inteligencia y Operaciones.

¿Por qué me obligan a leer esto? Andrew miró al coronel Stone, pero su superior parecía atravesarlo con la mirada como si fuera de cristal.

Andrew pasó la página y casi se le paró el corazón. Rozó cada una de las terribles palabras con las yemas de los dedos en un fútil intento de borrarlas y destruirlas, tanto a ellas como a la realidad que describían.

—«ASUNTO: Operación Maskirovka en Kittery, veinte de noviembre de 3027. Análisis —leyó—. Al repasar la información encontrada en la fortaleza de la Maskirovka en Kittery, hemos efectuado los siguientes descubrimientos y llegado a las siguientes conclusiones:

»1) En la operación se utilizó personal cuyas últimas referencias los situaban en Sian. Todos los agentes nativos de la Maskirovka que fueron capturados como resultado de esta operación han definido el intento de asesinato como una operación diseñada y dirigida desde los niveles más altos de la Maskirovka en Sian. Todas las pruebas documentales confirman esta afirmación.

»2) Los agentes utilizados llevaban dos semanas en el planeta antes del atentado. Durante este tiempo, se les presentaron amplias oportunidades para atacar a oficiales de la Guardia de Asalto de Davion, los Dragones Capelenses y los Fronterizos de Kittery. Al parecer, no hicieron la menor intentona de atacar la estructura de mando de estas unidades, a pesar de que nuestra investigación demuestra que las medidas de seguridad eran casi nulas.

»3) Durante este mismo período, el Primer Batallón de Adiestramiento de Kittery estaba realizando su programa de pruebas finales y graduación. Para impedir la posibilidad o aparición de irregularidades, las medidas de seguridad que rodeaban esta unidad eran muy elevadas.

»4) En el almacén de la Maskirovka se encontraron también expedientes completos sobre todos y cada uno de los suboficiales y candidatos a oficial del batallón de adiestramiento. Los detalles incluidos en los expedientes contenían informaciones descritas como “privadas”.

»Conclusión: Este intento de asesinato contra los mandos del Primer Batallón de Adiestramiento de Kittery no fue un acto de terrorismo al azar. La información reunida y los agentes escogidos para la misión iban dirigidos hacia un objetivo claro. Las órdenes partieron de Sian con las bendiciones de la Maskirovka.

»Creemos que la empresa estaba organizada por el propio Justin Xiang contra su antigua unidad. Xiang tiene un cargo lo bastante importante en la Maskirovka como para haber podido emitir todas las órdenes asociadas a esta operación. Los detalles que revelan los archivos son adecuados al nivel de información que tenía como comandante en jefe de la unidad. Incluso el atentado tuvo lugar en el restaurante preferido de Xiang. Aunque este detalle podría ser una coincidencia, es inconcebible que Justin Xiang no tuviera conocimiento previo de esta operación.»

A Andrew le temblaban las manos cuando cerró la carpeta. Pálido y trémulo, se la devolvió al coronel Stone.

—No... no sé qué decir. —La cabeza le palpitaba al mismo ritmo que su corazón—. No puedo creerlo.

Stone asintió, comprensivo.

—Lo sé, capitán. A mí también me cuesta creerlo. —Miró la carpeta y se encogió de hombros con impotencia—. Nuestros agentes suelen saber de lo que hablan.

Andrew apretó los dientes para que no le castañetearan.

—¡Maldición, mi coronel! ¡Es absurdo! ¿Por qué atacar a los oficiales de un batallón de adiestramiento?

—No lo sé, Redbum, pero tiene toda la razón: es absurdo. —El coronel dio un golpe suave con un dedo al archivo—. Creo que por eso lo han clasificado como venganza personal. He visto vídeos del juicio y un holovídeo del último combate de Justin en Solaris. No siente el menor aprecio por el Príncipe.

Quizás eso sea cierto, mi coronel, pero hay algo que no encaja. Apretó los dientes y cerró las manos. No importa lo que digan: sé que Justin no ha cambiado..., al menos no de ese modo. No es propio de él asesinar a la gente. Levantó la mirada hacia el coronel.

—Sé que no puedo decir nada a mi gente sobre ese informe. ¿Qué debería hacer?

Stone inspiró profúndamete y suspiró.

—Sólo vaya con cuidado, Redburn. Diga a sus hombres que estén alerta. En Nueva Aragón están mucho más seguros que en Kittery, pero no queremos dar a Justin Xiang otra oportunidad de tener éxito después de su primer fracaso.