Naves de Salto
El viaje interestelar se efectúa mediante las Naves de Salto, cuyos primeros modelos se diseñaron en el siglo XXII. Estas naves reciben su nombre por su capacidad para «saltar» de manera instantánea de un punto del espacio a otro. Están compuestas de una unidad central estrecha y alargada y una enorme vela. La vela está construida con un polímero revestido de una manera especial, que absorbe enormes cantidades de energía electromagnética de la estrella más cercana. La energía captada por la vela es transferida lentamente a la unidad central, que la convierte en un campo de alteración del espacio. Tras realizar el salto, la nave no puede volver a viajar hasta haber recargado la unidad con energía solar en su nueva ubicación espacial. Los plazos de seguridad para la recarga oscilan entre seis y ocho días.
Las Naves de Salto recorren en un instante vastas distancias interestelares gracias al hiperpropulsor Kearny-Fuchida. El propulsor K-F genera un campo alrededor de la Nave de Salto y abre un agujero en el hiperespacio. Momentos después, la Nave de Salto es transportada a su nuevo destino, recorriendo distancias de 30 años-luz como máximo.
Los puntos de salto son las posiciones espaciales en un sistema estelar donde la gravedad del sistema es prácticamente nula, requisito previo e indispensable para el funcionamiento del propulsor K-F. La distancia de la estrella del sistema depende de la masa de dicha estrella, y suele ser de muchas decenas de millones de kilómetros. Toda estrella tiene dos puntos de salto principales: uno en el punto de cénit, en el polo norte de la estrella; y otro en el nadir, en el polo sur.
También existe un número infinito de otros puntos de salto posibles, pero éstos sólo se utilizan en raras ocasiones.
Las Naves de Salto no aterrizan nunca en los planetas y sólo de vez en cuando se adentran en un sistema estelar. El viaje interplanetario es realizado por las Naves de Descenso. Estas naves se acoplan a la Nave de Salto hasta su llegada al punto de salto. La mayoría de las Naves de Salto que siguen en servicio tienen varios siglos de antigüedad, pues los Estados Sucesores no disponen de conocimientos técnicos suficientes para construir muchas más cada año. Por esta razón, existe un acuerdo tácito entre esos feroces enemigos de no atacar las Naves de Salto.