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Un recuerdo del padre de Louise

Recordaba a menudo la última velada con su mujer. Llevaba varias semanas trabajando muy duro y volvía tarde a casa. Dirigía una empresa de paraguas, y había que activar el ritmo de producción pues ya se anunciaba la estación de las lluvias. La última noche volvió hacia las once y le sorprendió ver que su mujer estaba ya dormida. Acostumbraba a ver la televisión o a leer, y rara vez se acostaba antes de medianoche. Cuando entró en la habitación, su mujer se despertó y encendió la luz. Miró a su marido y le preguntó: «¿Tienes hambre?» Éste le contestó que había picado algo en la oficina y que con eso le bastaba. Entonces ella apagó la luz, y él también se acostó. Durante esa noche, su mujer murió de manera repentina. La última frase que su mujer pronunció fue, pues: «¿Tienes hambre?» Pensaba en ello todo el tiempo, le parecía preciosa la forma en que se lo había preguntado, a medio camino entre la dulzura y la inquietud. Lo veta como una señal de lo buena que era su mujer con él. Y, ahora que ya no estaba a su lado, seguía teniendo la impresión de que velaba por él.