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Un recuerdo de san Lázaro

La vida de Lázaro es conocida gracias a su muerte, porque le salió mal. Marta y María, sus hermanas, lloraban sin parar cuando se cruzaron con Jesús. Marta dijo: «¡Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto!» A lo que Jesús contestó: «Tu hermano resucitará. Yo soy la resurrección y la vida: aquel que cree en mí, si muere, vivirá. Y todo aquel que viva y crea en mí no morirá por los siglos de los siglos». Así es como, cuatro días después de su muerte, Lázaro volvió a la vida. Y se convirtió en un mito. Como primer hombre que había regresado de las tinieblas, se vio sometido sin tregua a las preguntas de los mortales: «Bueno, qué, ¿qué pasa cuando uno se muere?». A lo que él siempre contestaba, lapidario: «No lo sé. No conservo recuerdo alguno de mi muerte».