Capítulo 41

El librepensamiento en Donahue(*)

¿Dónde vamos cuando morimos? ¿Existen el cielo y el infierno? ¿Nos veremos algún día transportados, transformados, reencarnados o «incluidos en la Unicidad»? Estas son algunas de las preguntas que el productor de «Donahue» José Pretlow planteó cuando llamó a la Freedom From Religion Foundation buscando un invitado que no creyese en la vida después de la muerte.

Volé a Nueva York para la grabación, el 24 de octubre de 1988, del «Phil Donahue Show» que trataba sobre la «vida después de la muerte», que se difundió en directo en unas diez ciudades y se emitió al día siguiente por todo el resto del continente. Más adelante se reemitió el mismo programa durante el verano de 1989. Esa fue mi segunda visita al programa de «Donahue». La primera vez fue en marzo de 1988 para grabar un programa bastante tontorrón sobre «muñecas que rezan», en el que no tuve mucho tiempo para decir nada; los pocos comentarios librepensantes que hice, como comparar las posturas de la oración y la esclavitud, Phil los descartó como irrelevantes.

Había cinco contertulios en el programa de la «vida después de la muerte»: el Rev. Smock, un ceñudo predicador callejero del fuego del infierno que piensa que la mayor parte de la gente está condenada y sólo unos pocos elegidos irán al cielo; el Rev. Berkich, un cristiano sonriente que cree que todos iremos al cielo (universalismo); el Padre Quinlan, un sacerdote animado y locuaz destituido por la iglesia en parte porque cree que el cielo y el infierno sólo son metáforas útiles (pero Dios es real); Lady Sabrina, una amistosa sacerdotisa de la Wicca[36] (bruja) que predica la reencarnación; y yo mismo, un expredicador que piensa que todo lo anterior son tonterías.

Después de que los otros expusieran su caso, Phil me presentó diciendo:

—¡Tengo un invitado para ustedes! Adivinen quién va a ir a infierno. Lo encontramos. Aquí está. Dan Barker es un ateo. Danny, Danny, ¿qué hace falta para que creas? (Los otros invitados tenían sus títulos, pero en la pantalla me identificaban como «Dan Barker: no cree en la vida después de la muerte»).

—Yo era un ministro fundamentalista ordenado, hace años —respondí.

—¡¿En serio?! —dijo Phil.

—Cambié de idea —seguí—. En América hay al menos veinte millones de ateos que están de acuerdo con Albert Einstein en que no hay en absoluto ninguna evidencia de vida después de la muerte, cielo ni infierno. Todo esto [señalando a los otros invitados] son tonterías. Vivimos en un mundo natural. Usamos nuestra mente. Usamos la razón. El deseo de vida después de la muerte es creer en lo que nos gustaría.

—Probablemente pensará que también tiene muchas consecuencias reales en el mundo, ¿las tiene la creencia? —preguntó Phil.

—Bueno, sí, porque la mayoría de la gente cree en el más allá, y eso está conectado al juicio. El Sr. Smock [no podía llamarle «Reverendo»] cree que hay algún tipo de condenación o salvación, lo que puede ser una herramienta intimidatoria para motivar a la gente a hacer lo que uno quiera. Es una creencia arcaica y primitiva. Es inmoral inculcar esa idea a los niños: la idea de que son culpables, de que van a ir al infierno.

—Les hace sentirse mal consigo mismos, supongo —continuó Phil.

—Sí, exactamente. Deberíamos sentirnos a gusto con esta vida que vivimos ahora, y vivirla a tope.

Durante el resto del programa tuve mi buena parte de tiempo. Fui capaz de señalar que ninguno de los creyentes estaba de acuerdo con los otros, y que la biblia es mitología. Tuve la oportunidad de definir el ateísmo, tratar el argumento del diseño, poner en duda la moralidad de la deidad bíblica, contrarrestar las «pruebas» de las experiencias cercanas a la muerte y promover la Freedom From Religion Foundation.

Una mujer del público preguntó:

—¿Eso es lo que enseña a sus hijos?

—No —respondí—, a mis hijos les digo que usen su propia mente, que observen los hechos, que cuestionen la autoridad cuando sea necesario, que no permitan a nadie decirles qué pensar, ni siquiera yo, su madre, su profesor, su ministro. Tienen buena cabeza.

El público estalló en aplausos, una experiencia refrescante para un ateo en un talk show.

Cerca del final del programa, una mujer se acercó hacia el micrófono de Phil y dijo:

—La única persona de ahí que dice cosas con sentido es el ateo.

—Oh-oh, siéntese, —dijo Phil—. No deje que le vean.

Phil hizo que la mujer se sentara, pero cientos de espectadores librepensadores se negaron a dejarse acallar. Nos llovió el correo de parte de ellos. Recibimos unas dos mil respuestas positivas a ese programa y, sorprendentemente, sólo unas cincuenta cartas negativas. Aquí van unos fragmentos de las muchas cartas expresivas, informativas y entretenidas:

Carolina del Norte: ¡No podía creer lo que veía cuando Donahue puso de verdad su dirección en la pantalla! Es usted el primero que he visto u oído jamás hablar sobre el tema. Un ministro me crió como baptista, pero después de años anunciando y publicando he formado mi propia versión de la «naturaleza de las cosas». Gracias a los cielos, o a Júpiter, o lo que sea que me hizo sintonizar SU programa.

Missouri: Hoy se proyectó su dirección en la pantalla. Estaba encantado. Quizás ahora conoceré a alguien que de verdad vea el daño que hace la religión como yo lo veo. Soy ateo desde hace veinte años pero nunca he conocido a otro. Me siento algo solo. Me mudo a Cayo Hueso en enero. ¿Hay allí un club de ateos? ¿Aunque sea sólo una persona?

Washington: Empezaba a sentirme como la única persona iluminada en un mundo de desagradable ceguera e ignorancia.

Georgia: ¡Bravo! Después de enseñar catecismo a los niños durante cuarenta años empecé a darme cuenta de que la religión es un mito. Antes de morir mis padres me dijeron ambos que eran ateos —como si no pudieran morir con una mentira entre nosotros. Oigo a más personas dispuestas a decir que son ateos. La humanidad estará mejor sin la disensión de la religión.

Florida: Estoy desesperado por encontrar gente con la que tenga algo en común.

Wisconsin: Pensaba que estaba solo en un mundo asolado por la locura religiosa hasta que lo vi en Donahue.

Nebraska: Ser un ateo en un pueblecito de Nebraska te hace sentir más bien solo.

Florida: Creo que existimos ahora y que cuando morimos, morimos. Ni cielo ni infierno. Lamentablemente, es una opinión impopular en este condado de paletos.

Kansas: Soy ateo, y como soy de un pueblecito, miro nervioso por encima de mi hombro mientras escribo esta frase. Las iglesias aquí tienen mucha influencia. Sin embargo, también soy una mente libre de veintisiete años que prefiere tomar decisiones de forma intelectual a que me las embutan por la garganta, o en mente de mis hijos, unos predicadores hipócritas aporreabiblias.

Arizona: Estoy efusivamente de acuerdo con sus opiniones, aunque nunca he tenido ninguna guía ni he leído nada sobre el asunto.

Massachusetts: Fue un alivio verle en Donahue. Habiéndome criado en un hogar católico me ha resultado difícil denunciar las inconsistencias, y más duro aún admitir mi propia falta de fe. Incluso ahora, no puedo admitir ante mis padres que no creo, por miedo a hacerles daño. Creo en la naturaleza, no en «Dios».

Alberta, Canadá: Me impresionó su aparición en Donahue. Me crié en Escocia como presbiteriano pero soy un ateo convencido, aunque nada ruidoso, desde hace años.

Ohio: Tengo cincuenta y nueve años y soy ateo desde hace cuarenta y siete. Siempre ha sido una situación muy aislada. Agradecería cualquier material de lectura.

Oklahoma: Soy ateo. Aunque esto puede que no le asombre, asombra a la ciudadanía temerosa de Dios de mi pueblo. Cuando mencioné inocentemente esto a un compañero de trabajo, me encontré con pena, piedad y aversión. He sido la diana de malas miradas, bromas pesadas y comentarios como «¿Adoras al diablo?».

Nueva Brunswick, Canadá: Me irrita que la mayoría de las personas piensen que los ateos son malvados. Mi ateísmo comenzó cuando me di cuenta de cuántas religiones hay, y cómo todas creen que todas las demás están equivocadas. He visto tanto odio… Las «palabras de dios» no son más que palabras humanas. ¡Hay quien no es capaz de verlo! No sé por qué.

Georgia: Aprecio a las personas como usted. Yo era metodista. Un día me desperté y me di cuenta de que yo soy yo, ni más ni menos. Ahora sólo vivo. Nosotros somos todo lo que tenemos.

Oklahoma: Soy ateo y me siento muy solo. Sólo tengo quince años y la mayoría de la gente de mi edad está cegada por el mito de Dios que les han enseñado sus padres. Solía ser un seguidor duro y estricto de Dios, así que todos están desencantados conmigo por mi «apertura de ojos».

Maine: Más de una vez me las he apañado para lograr la casi completa aceptación en un grupo sólo para que se haga pedazos porque no creo en un «Ser Supremo». Cualquier cosa que pueda hacer para ponerme en contacto con gente que piense como yo será enormemente agradecida.

Texas: No hay nadie tan solitario como un ateo en el Cinturón de la Biblia[37].

Florida: Me ponen enfermo hasta la náusea estos simplones ilógicos que van a todas partes con su biblia, con el cerebro lavado por el miedo. Tengo treinta y seis años, soy italiano y necesito saber que no estoy solo con mis creencias.

New York: Hoy pude conseguir su dirección y, ¡bueno!, estoy encantado de haberlo hecho. Usted dijo todo lo que he estado sintiendo durante años. Me considero un Ateo Orgulloso y agradecería cualquier información que tenga para intentar sacar la religión del gobierno y de mi vida.

Ohio: Soy un librepensador. ¡Estoy harto de oír hablar de Jesús!

Colorado: Somos ateos y muy felices. Es increíble que los creyentes no puedan entenderlo.

Montana: Vi a su representante en Donahue esta semana, ¡y me impresionó que me quitara las palabras de la boca!

Carolina del Sur: Qué maravilloso sentimiento tuve hoy al saber que hay otros con opiniones que encajan con las mías.

Michigan: Nos excitó enterarnos de que hay ateos que están organizados. Pensamos que el apoyo será muy agradable.

Arizona: Como vivo en un estado conservador y mayoritariamente mormón, estoy desesperado por conseguir una oportunidad para comunicarme con gente que comparta mis opiniones. ¡Por favor, responda en seguida!

California: Oh, estoy aquí sentado mirando Donahue y no puedo creer lo que está diciendo la mayoría de la gente. ¡Y se lo creen! He pasado por todos ellos —ciencia cristiana[41], presbiterianos, mormones, judaísmo, Asambleas de Dios… Ahora creo en la naturaleza, y me gustaría estar en contacto con otros que piensen como yo.

Maine: Soy un ateo de dieciocho años y estoy volviéndome, gradualmente y con toda seguridad, loco. Hace poco sintonicé el programa de Donahue y disfruté de uno de los mejores intercambios de ideas que he visto jamás en TV. Me ayudó a identificar las creencias en conflicto que sostienen creyentes y ateos. Lo más difícil es hacer entender mis ideas.

California: Usted fue el único que no tuvo que gritar para hacerse entender. He sido ateo durante muchos años, pero no conozco a nadie más que lo sea.

Ohio: Francamente, estoy cansado de que me digan que la mayoría de la gente cree en un Dios. Como si fuera una marchamo de normalidad. Soy bastante normal, y pienso que la religión es una tontería.

Kentucky: Mi empleador me discrimina como respuesta a mi descreimiento. Agradecería algún consejo.

Ontario, Canadá: Está llegando a mucha gente que tiene grandes dudas. Nos han estado dando esta papilla desde hace tanto tiempo. No tengo tragaderas para esto de mantener a una persona en la estupidez.

California: Me crié en la ciencia cristiana. Pasé mis primeros veintiún años «metiéndome» y los últimos veinte «saliendo». ¡Debería haber una ley contra estos «abusadores mentales» por ser un crimen a la altura del abuso de menores!

Texas: Por favor, envíenme información. Soy un ateo confirmado (por quién, preguntarán, ja, ja). Respeto inmensamente lo que están haciendo.

California: ¿Hay algún retiro donde pueda encontrar refugio ante los fanáticos que piensan que dar las gracias a Dios es mejor que darlas a otros humanos cuando algo va bien, y culpan a los humanos cuando va mal?

Dakota del Sur: ¡Envíenme información! Soy el único ateo de Dakota del Sur.

California: A mí también me gustaría «liberarme de la religión». Me asusta que la gente tome decisiones que afectan a nuestra vida basándose en cuentos de hadas.

California: Usted era la única persona cuerda del panel. Vivo en el Condado de Orange y los fundamentalistas de aquí son tan radicales que me siento como si estuviera en la Alemania nazi.

Utah: Soy un católico ahora-sí, ahora-no, y estoy muy confundido, más cuanto más lo pienso. Fui mormón y baptista del sur antes de eso. Ha captado mi interés. Me gustaría leer tanto como sea posible sobre el ateísmo.

Massachusetts: ¡Hurra por sus creencias! Me siento muchísimo mejor sabiendo que hay tantos ateos por ahí. He estado receloso de expresar mi opinión. ¡Nosotros también somos buena gente!

Texas: Vivo en una pequeña comunidad fundamentalista y a menudo me siento como si fuera la única persona inteligente que queda en este entorno hostil y antiateo. Podría usar desesperadamente cualquier apoyo moral para criar a mis hijos para que sean pensadores independientes. No puedo soportar la idea de que se conviertan en clones de Jerry Falwell.

Texas: La religión es un osito de peluche/mantita infantil.

Texas: Ejercí durante dos años como misionero mormón en Texas. Ahora estoy de vuelta en Dallas años después como ateo. Estoy ansioso por oír los pensamientos de otros que no estén nublados por una adicción a la fantasía.

Arizona: Nunca fui un creyente. Somos el resultado de la evolución. Si eso, más la falta de creencia en un dios, me hace ateo, que así sea.

Wisconsin: Como estudiantes universitarios de mente abierta, estamos de acuerdo con el caballero (y les dio caña de verdad a los cristianos). Hemos estado buscando un grupo con nuestras propias opiniones (ateas) durante un tiempo.

West Virginia: ¡Por favor! ¡De prisa! Estoy teniendo verdaderos problemas religiosos (o no religiosos). No haría falta mucho para convencerme de que soy (de verdad) ateo. ¡Apresúrese, por favor!

Georgia: Soy ateo desde los siete años. Sólo los duros sobreviven.

Maryland: Vengo de Pakistán, de una familia musulmana muy liberal. Estoy de acuerdo al cien por cien con sus argumentos. Estaría encantado de asociarme con ustedes.

Wisconsin: He sido ateo durante treinta de mis cincuenta y un años. Mi concepto de «infierno» sería verme condenado eternamente al asiento trasero de un Plymouth tostado familiar con siete testigos de Jehová mientras hacen sus rondas hasta el último rincón del universo, y mientras me fuerzan a unirme a ellos a cantar «Rock of Ages» entre paradas.

Wisconsin: Estoy interesado en información para ayudar a mis hijos a tomar decisiones sobre la religión. He pasado malos ratos respondiendo preguntas sobre Dios una vez que ya no creo en los mitos con los que me criaron.

Pennsylvania: Durante años me he definido como agnóstico porque me parecía presuntuoso decir que estaba seguro de algo. Sin embargo, la gente me decía que dejase de nadar entre dos aguas, así que ahora digo que soy ateo. Definitivamente es preferible a la alternativa.

Colorado: Dice usted que en este país hay veinte millones de ateos. Sospecho que hay muchos más. Casi todos se harían ateos si simplemente se parasen un poco a pensar honestamente.

Columbia Británica, Canadá: Estaba feliz de oír por fin una voz que nos represente, a nosotros los ateos silenciosos.

Florida: Por favor envíeme información. Por razones personales, preferiría que enviase su respuesta a la dirección de mi hermano.

California: Tengo dieciocho años y estoy en el punto en el que puedo decir con orgullo que soy Ateo, al menos en el plano intelectual.

Virginia Occidental: La idea de Dios no se puede demostrar, pero no puedo encontrar la estructura mental para asentar completamente la cuestión. Agradecería cualquier material que pudiera recomendarme.

Missouri: Perdí a mis padres ante esta religión idiota hace quince años. En cuando nos demos cuenta de que no hay ningún Jesús, no hay Diablo, cielo ni infierno, podremos entrar en el próximo siglo diciendo la verdad en lugar de hablar en lenguas.

Nueva York: Mi bisabuelo era ministro. Cuando era niña pasaba los veranos con mis abuelos. Tenía religión para desayunar, comer y cenar. Y no me convenció.

California: Acabo de ver Donahue y ya no me siento culpable por admitir que soy ateo. Creo en hacer el bien por obligación moral con la sociedad, no por ningún miedo al castigo.

Louisiana: ¡Estoy harto de todos esos evangelistas hipócritas mendigando dinero! Debería haber un programa nacional que dijera la verdad sobre la religión.

Virginia: Soy un estudiante universitario de veintidós años lo bastante afortunado como para haber visto Donahue ayer. Necesito saber que no soy el único que se siente así. El caballero que había en TV era alguien con quien me podría asociar, así que supongo que eso me hace también ateo. ¿Hay algo que pueda leer para consolarme y convencerme de que no soy malvado por pensar lo que pienso?

Massachusetts: ¡Gracias a dios por su organización, gente cuerda! (Podría ser la respuesta a mis oraciones). Resulta refrescante darme cuenta de que no estoy solo. Hasta hace poco creía que la religión era más bien inocua y sus enseñanzas morales buenas en general. Estaba muy equivocado.

Ohio: Tengo veintitrés años y la religión me ha afligido desde que tenía quince. No sabía lo que es un ateo. ¡Después de ver el programa me siento genial! ¿Tengo que hacer algo para hacerme ateo? Me gustaría mucho ser uno.

Sólo por diversión, aquí hay unos fragmentos de las cartas religiosas:

Florida: No me importa qué drogas esté tomando, Jesús puede liberarle.

Carolina del Norte: Cuatro mil años de palabras dichas por hombres de fe permitieron a Dios crear la semilla en el vientre de una virgen para permitir la entrada de Cristo en el mundo en un cuerpo humano legal. ¡Únete al equipo!

Nueva Hampshire: Esta puede ser la razón que le alejó de Cristo: ¡los católicos no son cristianos! Vuelva a la Biblia del Rey Jacobo.

Carolina del Norte: ¡Homosexuales, estáis muriendo en vuestro pecado! Muchos pagan millones para encontrar una cura. Yo tengo la cura. Dios os ama, y yo también. Muchos me odian por decir la verdad.

Ohio: ¡Acabo de ver Donahue y estoy desolada! Hay más pruebas de que Satanás abunda. Parece usted tan intelectual y por encima de todo. Bueno, yo no soy más que una chica de pueblo, y sin embargo me siento muy por encima de usted. Se dará cuenta justo al final, pero dudo que vaya a escucharme.

Minnesota: La Palabra de Dios es demasiado preciosa para malgastarla en descreídos ciegos que se van a quemar en el fuego infernal eterno que estará preparado para todos los que se burlan de Dios. Usted era la viva imagen de un desviado estúpido. Prepárese para Encontrarse con el Dios de Toda la Creación. Esta es la generación del Fin.

Wisconsin: Mi alma se apena cuando oigo a gente que Blasfemia [sic[39]] mi Salvador. Yo me moriría de miedo. A no ser que excepte [sic] a Jesús, toda su organización irá al Infierno y se Quemará para siempre jamás. Sus quiero. Estarán en mis oraciones.

Es interesante ver la similitud de las opiniones librepensadoras a lo largo y ancho del continente, aunque no haya nada que podamos llamar «iglesia librepensadora». Los ateos y agnósticos surgen por su cuenta, como pensadores individuales, no como resultado de un predicador o un movimiento de masas. Esa es la cuestión. Impresiona que sin ninguna educación deliberada, los ateos y agnósticos individuales se puedan encontrar creciendo como flores silvestres librepensadoras aquí y allí, echando raíces en entornos hostiles, decorando el paisaje. Definitivamente somos un movimiento, pero un nuevo tipo de movimiento: uno sin seguidores. Cada librepensador es un líder.

Freethought Today, enero/febrero 1989.

Originalmente, «El movimiento librepensador está vivo y coleando».