Capítulo 17
Refutar a Dios
Los teístas afirman que dios existe; los ateos no. Los religiosos retan a menudo a los ateos a demostrar que dios no existe, pero la cuestión no es esa. Los ateos afirman que dios no está demostrado, pero tampoco refutado. En cualquier discusión, la carga de la prueba cae sobre el que hace la afirmación.
Si una persona afirma haber inventado un dispositivo antigravedad, no es tarea de otros demostrar que no existe tal cosa. El creyente debe defender su caso. Todos los demás están justificados para rehusar creer hasta que se presente y sustancien las pruebas.
Algunos ateos creen que el argumento no tiene sentido hasta que se haga comprensible el término «dios». Las palabras como «espíritu» y «sobrenatural» no tienen referentes en la realidad, y las ideas como «omnisciente» y «omnipotente» se contradicen a sí mismas. ¿Por qué discutir un concepto sin significado?
No obstante, hay muchas líneas de razonamiento teístico y se han escrito montañas sobre cada una. Las secciones siguientes resumen brevemente los argumentos y las refutaciones. El ateísmo es la posición por defecto que permanece cuando se descartan todas las afirmaciones teísticas.
DISEÑO
¿De dónde ha venido todo? ¿Cómo puedes explicar el orden complejo del universo? No puedo creer que la belleza de la naturaleza simplemente sucedió por accidente. El diseño exige un diseñador.
Este argumento se limita a dar por cierto lo que quiere demostrar. Cualquier intento de «explicar» lo que sea exige un contexto superior en el que se pueda entender. Pedir la explicación del «universo natural» no es más que exigir un «universo superior».
El universo es «todo lo que hay». No es una cosa. Un dios iba a ser con certeza una parte de «todo lo que hay», y si el universo exige una explicación, dios exige un dios, ad infinitum.
La mente de un dios sería al menos tan compleja y ordenada como el resto de la naturaleza y estaría sujeta a la misma pregunta: ¿quién hizo a dios? Si se puede pensar que un dios sea eterno, también lo puede ser el universo.
Hay diseño en el universo, pero hablar de diseño del universo no es más que semántica teísta. El diseño percibido en la naturaleza no es necesariamente inteligente. La vida es el resultado del «diseño» inconsciente de la selección natural. El orden del cosmos proviene del «diseño» de la regularidad natural. No hay necesidad de una explicación superior.
El argumento del diseño se basa en la ignorancia, no en los hechos. Un fracaso al resolver un acertijo natural no significa que no haya respuesta. Durante milenios, los humanos han creado respuestas míticas a los «misterios» como el trueno y la fertilidad. Pero cuanto más aprendemos, menos dioses necesitamos. La creencia en dios sólo es responder a un misterio con otro misterio, y por lo tanto no responde nada.
«El universo está gobernado por las leyes de la naturaleza. Las leyes exigen un legislador. Tiene que haber un Gobernador Divino».
Una ley natural es una descripción, no una prescripción. El universo no está «gobernado» por nada. Las leyes de la naturaleza son simples conceptos humanos acerca de cómo reaccionan normalmente las cosas, no mandatos de comportamiento, como las leyes sociales. Si el argumento del diseño es válido, la mente de un dios estaría igualmente «gobernada» por algún principio de orden, exigiendo un legislador superior.
«Es improbable que la complejidad de la vida sucediera por accidente; y la segunda ley de la termodinámica, que establece que todos los sistemas tienden al desorden, hace imposible la evolución. Tiene que haber un Creador».
Estas objeciones pseudocientíficas están basadas en un error. Ningún biólogo afirma que los organismos aparecieron de repente en un único paso de mutación «accidental». La evolución es la acumulación gradual de pequeños cambios a lo largo de millones de generaciones de adecuación ambiental. Los humanos, por ejemplo, no tuvieron por qué evolucionar —cualquiera de miles de millones de posibilidades viables pudo haberse adaptado, haciendo bastante probable que algo sobreviviera a la despiadada selección natural.
La aplicación de la probabilidad después de los hechos sería como si el ganador de la lotería dijera «es altamente improbable que pudiera ganar la lotería, así que no puedo haber ganado».
A menudo los creacionistas citan erróneamente la segunda ley de la termodinámica, que establece que el desorden crece en un sistema cerrado. La tierra es actualmente parte de un sistema abierto, que recibe energía del sol. Impulsada por el aporte de energía solar (y otras formas de energía, como la química), la complejidad crece de forma rutinaria, como cuando crece un embrión o un cristal. En último término, por supuesto, el sol se enfriará y la vida desaparecerá de la tierra.
EXPERIENCIA PERSONAL
«Millones de personas conocen a Dios a través de una experiencia espiritual interna».
La mayoría de los teístas afirman que su dios particular pude conocerse por medio de la meditación o la oración, pero esas experiencias no señalan a nada al margen de la mente. Se puede explicar el misticismo psicológicamente; no es necesario complicar nuestra comprensión del universo con suposiciones fantasiosas. Sabemos que muchos humanos tienen el hábito de inventar mitos, oír voces, alucinar y hablar con amigos imaginarios. No sabemos que exista ningún dios.
Hay millones de creyentes en dioses; pero eso es una declaración acerca de la humanidad, no acerca de dios. La verdad no es algo que se determine por votación. Las religiones surgieron para lidiar con la muerte, la debilidad, los sueños y el miedo a lo desconocido. Son mecanismos poderosos para dar significado a la vida y una identidad personal/cultural. Pero las religiones difieren radicalmente, y las apelaciones a experiencias internas sólo empeoran el conflicto.
«Los ateos carecen de la visión interna espiritual y difícilmente pueden criticar la experiencia teística de Dios. Eso sería como un ciego negando la existencia del color».
Muchos teístas afirman que se conoce a dios por medio de una sensibilidad «espiritual». Pero ¿es la fe un «sexto sentido» que percibe otro mundo? Los escépticos niegan que exista tal cosa.
La analogía de la ceguera no es apta porque la gente ciega no niega el sentido de la vista, ni que exista el color. Los ciegos y los videntes viven en el mismo mundo, y ambos pueden captar los principios naturales implicados. La trayectoria de la luz se puede trazar desde un ojo normal hasta el cerebro. Se puede explicar las frecuencias y se puede experimentar el espectro independientemente de la visión. La existencia del color no tiene por qué aceptarse mediante la fe.
El teísta, sin embargo, no ofrece un medio independiente de verificar la visión interior «espiritual», de modo que debemos dudar de ella. El escéptico no niega la realidad subjetiva de la experiencia religiosa, pero sabe que se puede explicar psicológicamente sin hacer referencia a un supuesto reino trascendente.
La implicación de que los teístas son los únicos seres humanos «completos» es infundada y arrogante.
MORALIDAD
«Todos tenemos un sentido del bien y del mal, una consciencia que nos pone bajo una ley superior. Esta moral universal insta cuestiones externas a la humanidad. Es consistente que Dios, un ser no físico, se relacione con nosotros mediante un medio tan sublime».
He aquí otro argumento basado en la ignorancia. Los sistemas éticos se basan en el valor que los humanos han asignado a la vida: «bueno» es lo que mejora la vida, y «malo» es lo que la amenaza. No necesitamos una deidad para decirnos que es malo matar, mentir o robar. Los humanos siempre han tenido el potencial de usar sus mentes para determinar lo que es bueno y razonable.
No hay ninguna «instancia moral universal» y no todos los sistemas éticos están de acuerdo. La poligamia, los sacrificios humanos, el canibalismo (Eucaristía), pegar a la esposa, la automutilación, la guerra, la circuncisión, la castración y el incesto son acciones perfectamente «morales» en ciertas culturas. ¿Dios está confundido?
Llamar a dios «ser no físico» es contradictorio. Un ser debe existir como cierta forma de masa en el espacio y el tiempo. Los valores residen en cerebros físicos, así que, si la moralidad señala a «dios», nosotros lo somos: el concepto de dios no es otra cosa que una proyección de los ideales humanos.
«Si no hay unas reglas morales absolutas entonces no hay un bien ni un mal definitivos. Sin Dios no hay base ética y el orden social se desintegrará. Nuestras leyes se basan en las escrituras».
Este es un argumento a favor de la creencia en un dios, no a favor de la existencia de ese dios. La petición de una moralidad «absoluta» sólo viene de religiosos inseguros. (Voltaire dijo bromeando: «si dios no existiera, sería necesario inventarlo»). Las personas maduras están cómodas con el relativismo del humanismo porque proporciona un marco consistente, racional y flexible para el comportamiento ético humano —sin dioses.
Las leyes americanas se basan en una constitución secular, no en la biblia. Cualquier escritura que pudiera apoyar una buena ley sólo lo hace porque ha pasado el examen de los valores humanos, que preceden en mucho a los nada efectivos Diez Mandamientos.
No hay evidencia de que los teístas sean más morales que los ateos. De hecho, parece ser al contrario como demuestran los siglos de violencia religiosa. La mayoría de los ateos son personas felices, productivas y morales.
Incluso si este argumento fuera cierto, es de poco valor práctico. Los cristianos devotos y creyentes en la biblia no pueden ponerse de acuerdo en lo que dicen las escrituras sobre muchas cuestiones morales cruciales. Los creyentes toman habitualmente posiciones opuestas en materias como la pena capital, el aborto, el pacifismo, el control de natalidad, el suicidio asistido por médicos, los derechos de los animales, el medio ambiente, la separación de iglesia y estado, los derechos de los homosexuales y los derechos de la mujer. De esto puede sacarse la conclusión de que o bien hay múltiples dioses repartiendo consejos morales contrarios, o un único dios desesperadamente confundido.
PRIMERA CAUSA
«Todo tiene una causa, y toda causa es el efecto de una causa previa. Algo tiene que haberlo empezado todo. Dios es la primera causa, el motor no movido, el creador y mantenedor del universo».
La premisa principal de este argumento, «todo tiene una causa», se ve contradicha por la conclusión de que «Dios no tuvo causa». No puede ser de las dos maneras. Si todo debe tener una causa, entonces no pudo haber una primera causa. Si es posible pensar en un dios como no causado, entonces es posible pensar lo mismo del universo.
Algunos teístas, al observar que todos los «efectos» necesitan una causa, afirman que dios es una causa pero no un efecto. Pero nadie ha observado jamás una causa no causada e inventarse una simplemente da por cierto el argumento que busca demostrar.
LA APUESTA DE PASCAL
«Dios no se puede demostrar. Pero si Dios existe, el creyente lo gana todo (el cielo) y el no creyente lo pierde todo (el infierno). Si Dios no existe, el creyente no pierde nada y el no creyente no gana nada. Por tanto, al creer en Dios se puede ganar todo y no se tiene nada que perder».
Este argumento, formulado por primera vez por el filósofo francés Blaise Pascal, es una intimidación pura y dura. No es una defensa de la existencia de dios: es un argumento a favor de la creencia, basado en el miedo irracional. Con este tipo de razonamiento deberíamos simplemente elegir la religión con el peor infierno.
No es cierto que el creyente no pierda nada. Empequeñecemos esta vida al preferir el mito de la vida después de la muerte, y sacrificamos la honradez frente a la perpetuación de una mentira. La religión exige tiempo, energía y dinero, succiona valiosos recursos humanos que deberían ir a la mejora de este mundo. El conformismo religioso, una herramienta de tiranos, es una amenaza a la libertad.
Tampoco es cierto que el no creyente no gane nada. Rechazar la religión puede ser una experiencia positiva y liberadora, y se gana perspectiva y libertad de búsqueda. Los librepensadores siempre han estado en la vanguardia del progreso social y moral.
¿Qué tipo de persona atormentaría eternamente a alguien que duda honradamente? Si su dios es tan injusto, los teístas están en mucho mayor peligro que los ateos. Quizás dios obtenga una perversa emoción cambiando de idea y condenándolos a todos, creyentes y no creyentes por igual. O, invirtiendo el juego, quizás dios sólo salve ¡a quienes hayan tenido suficiente valor para no creer!
Pascal era católico y supuso que la existencia de dios significaba la del dios cristiano. Sin embargo, el Alá islámico podría ser el verdadero dios, lo que convierte a la apuesta de Pascal en un juego más arriesgado de lo que se pretendía.
En cualquier caso, la creencia en una deidad basándonos en el miedo no es una creencia que produzca admiración. No se entiende que un ser así merezca adoración.
ARGUMENTO ONTOLÓGICO
«Dios es un ser tal que no se puede concebir un ser mayor. Si dios no existe en realidad, puede concebirse siendo mayor de lo que es. Por tanto, Dios existe».
Hay docenas de variedades del argumento ontológico, pero San Anselmo fue el primero en articularlo de esta manera. El fallo en este razonamiento es tratar la existencia como un atributo. La existencia se da por supuesta. Nada puede ser grande ni perfecto si no existe para empezar, así que el argumento es al contrario.
Una buena manera de exponer este razonamiento es sustituir «ser» y «Dios» con otras palabras. («La Isla del Paraíso es una isla…»). ¡Podría demostrar la existencia de un «vacío» perfecto, lo que significaría que nada existe!
El argumento se aplasta a sí mismo, porque dios puede concebirse teniendo masa infinita, lo que se refuta empíricamente. Y asumir que la existencia en la concepción está relacionada con la existencia en la realidad es mezclar churras con merinas. Incluso si la comparación resiste, ¿por qué la existencia en la realidad es «mayor» (sea eso lo que sea que signifique) que la existencia en la concepción? Quizás sea al contrario.
¡No es extraño que Bertrand Russell dijera que todos los argumentos ontológicos son casos de errores gramaticales!
REVELACIÓN
«La biblia es históricamente fiable. No hay razón para dudar de los testimonios confiables que se mantendrían en un juicio. Dios existe porque Él se ha revelado a Sí mismo a través de las escrituras».
La biblia refleja la cultura de su tiempo. Aunque muchos de los escenarios son históricos, muchos otros no lo son. Por ejemplo, no hay soporte contemporáneo para la historia de Jesús aparte de los Evangelios, que fueron escritos anónimamente entre treinta y ochenta años después de la supuesta crucifixión (dependiendo de a qué estudioso consulte). Muchos relatos, como las historias de la creación, entran en conflicto con la ciencia. Las historias de la biblia son sólo eso: historias.
La biblia es contradictoria. Un ejemplo manifiesto es la discrepancia entre las genealogías de Jesús dadas por Mateo y Lucas. La historia de la resurrección de Jesús, contada por al menos cinco escritores diferentes, es irremediablemente irreconciliable. Los estudiosos han encontrado cientos de errores bíblicos que los apologistas no han tratado satisfactoriamente.
De la biblia, como de otros escritos religiosos, se puede dar cuenta en términos puramente naturales. No hay razón para exigir que sea completamente cierta o falsa. El cristianismo está lleno de paralelismos con mitos paganos, y su aparición como una secta mesiánica del segundo siglo se enraíza en sus orígenes sectarios judíos. Los autores de los Evangelios admiten que están escribiendo propaganda religiosa (Juan 20:31), lo que es una pista de que debería tomarse con pinzas.
Thomas Paine, en La edad de la razón, señaló que la escritura no puede ser revelación. La revelación (si existe) es un mensaje divino comunicado directamente a cierta persona. En cuanto una persona informa de ella se convierte en habladurías de segunda mano. Nadie está obligado a creerla, especialmente si es fantástica. Es mucho más probable que los relatos de milagros se deban a errores de buena fe, embustes o interpretaciones teológicas celosas de sucesos perfectamente naturales.
Las afirmaciones extraordinarias exigen pruebas extraordinarias. Un criterio de la historia crítica es la asunción de regularidad natural a lo largo del tiempo. Esto elimina los milagros, que por definición «anulan» las leyes de la naturaleza. Si permitimos los milagros, todos los documentos, incluida la biblia, se invalidan como historia.
CIENCIA
«Hay muchos científicos que creen en Dios. Si muchas de las personas más inteligentes del mundo son teístas, la creencia en Dios tiene que ser algo sensato».
Esto sólo es una apelación a la autoridad, algo que los ateos podrían hacer igualmente bien, o mejor. Los académicos, como grupo, son mucho menos religiosos que la población en general. Aunque es fácil encontrar científicos que crean, ninguno de ellos puede demostrar científicamente su fe. La creencia normalmente es una cuestión cultural o personal separada de su profesión y nadie, ni siquiera un científico, es inmune a las seducciones irracionales de la religión.
«La nueva ciencia de la física cuántica está mostrando que la realidad es incierta y menos concreta. Ahora hay espacio para los milagros. La visión teística del mundo no es inconsistente con la ciencia».
Eso es una tontería. Se supone que un milagro es una suspensión de las leyes de la naturaleza que apunta a un reino trascendental. Si la nueva ciencia hace posibles los milagros naturalmente (un concepto autocontradictorio), entonces no hay reino sobrenatural, y tampoco dios.
En física cuántica, el término «incertidumbre» no se aplica a la realidad, sino a nuestro conocimiento de la realidad.
El teísmo implica un reino sobrenatural. La ciencia se limita al mundo natural. De modo que el teísmo nunca puede ser consistente con la ciencia, por definición.
FE
«La creencia en Dios no es intelectual. La razón es limitada. La verdad de Dios sólo es conocida a través de un acto de fe, lo que trasciende pero no contradice a la razón».
Esto no es un argumento. Admitir que algo no es intelectual lo elimina del terreno de la discusión. Sí, la razón es limitada: está limitada a los hechos. Si hace caso omiso de los hechos se queda sin nada más que hipótesis o pensamiento deseoso.
La fe es la aceptación de la verdad de una declaración a pesar de que las pruebas sean insuficientes o contradictorias, lo que nunca ha sido consistente con la razón. La fe, por su propia invocación, es una admisión transparente de que las afirmaciones religiosas no se sostienen de pie.
Sartre dijo que creer es saber que crees; saber que crees es no creer.
Incluso si el teísmo fuera una hipótesis consistente (que no lo es), aún necesitaría demostración. Por eso la mayoría de los teístas restan importancia a las pruebas y la razón y enfatizan la fe, a veces afirmando ridículamente que la ciencia exige fe o que el ateísmo es una religión.
PODERES PSÍQUICOS
«Hay evidencias contundentes de los poderes psíquicos, la reencarnación y cosas así. ¡Tiene que admitir que hay algo ahí!».
La mayoría de los científicos disiente con que haya evidencias contundentes a favor de las afirmaciones «paracientíficas». Cuando se examinan con cuidado con controles estrictos, se desenmascaran en general como malas interpretaciones o fraudes descarados.
Incluso si fueran legítimas, los fenómenos misteriosos podrían tener explicaciones perfectamente naturales. En tales casos, los escépticos prefieren suspender su juicio antes que saltar a conclusiones supersticiosas.
CONCLUSIÓN
Debería resaltarse que incluso si estos argumentos teístas fueran válidos, no establecerían al creador como personal, singular, perfecto ni actualmente vivo (excepto la «revelación», que es libre de crear cualquier tipo de dios que se le antoje). Tampoco afronta ninguno de los argumentos la presencia del caos, la fealdad y el dolor en el mundo, que convierten a una deidad omnipotente en responsable del mal.
Muchos teístas, cuando se dan cuenta de que sus argumentos filosóficos han fracasado, recurrirán a ataques personales estereotipados. Todos los ateos están etiquetados como desechos humanos infelices, inmorales, iracundos, arrogantes, demoníacos y sin sentimientos que no tienen ninguna razón para vivir. Esto es falso e injusto. Pero incluso si fuera cierto, eso no haría verdadero al teísmo.
Como con un examen cuidadoso todos los argumentos teístas fallan, el ateísmo queda como la única posición racional.
DEFINICIONES
Religión: Sistema de pensamiento o práctica que afirma trascender nuestro mundo natural y que exige conformidad a un credo, biblia o salvador.
Dios: Un ser que creó y/o gobierna el universo. Suele definirse con aspectos personales como inteligencia, voluntad, sabiduría, amor y odio; y con aspectos sobrehumanos como omnipotencia, omnisciencia, inmortalidad, omnibenevolencia y omnipresencia. Casi siempre se le figura interactuando con la humanidad, pero a veces se sostiene que es una «fuerza» impersonal o la propia naturaleza.
Teísmo: Creencia en dios(es).
Ateísmo: Ausencia de creencia en dios(es).
Agnosticismo: Rechazo a aceptar la verdad de una proposición para la que no hay suficientes pruebas o justificación lógica. La mayoría de los agnósticos suspenden la creencia en dios.
Librepensamiento: La práctica de formar opiniones sobre la religión sobre la base de la razón, sin referencia a la autoridad, la tradición o la creencia establecida.
Racionalismo: La idea de que todas las creencias deberían estar sujetas a los métodos probados de búsqueda racional. Los tratamientos especiales como la fe o la autoridad, que no se permiten en otras disciplinas, no son aceptables para analizar la religión.
Verdad: El grado en que una declaración se corresponde con la realidad y la lógica.
Realidad: Lo que es perceptible directamente por medio de nuestros sentidos naturales, o establecido indirectamente a través del uso apropiado de la razón.
Razón: Una herramienta de pensamiento crítico que limita la verdad de una proposición por medio de pruebas de verificación (¿qué evidencias u observaciones repetibles la confirman?), falsabilidad (¿qué lo refutaría, en teoría, y ha fallado en todos los intentos de refutación?), economía (¿es la explicación más simple, la que exige menos suposiciones?), y lógica (¿está libre de contradicciones y de non sequiturs?).
Humanismo: El humanismo secular es una perspectiva raconalista natural que toma a la humanidad como medida de los valores.
Todas estas palabras han sufrido múltiples definiciones. La definición de religión, por supuesto, puede variar con cada religioso. La mayoría de los ateos se consideran a sí mismos simultáneamente librepensadores, racionalistas y agnósticos, ya que estas etiquetas no son mutuamente excluyentes. Aquí el agnosticismo se define según la intención original de Huxley, aunque el uso popular actual lo ve como un terreno intermedio entre el teísmo y el ateísmo. Cualquier persona que no pueda decir «creo en algún dios» por la razón que sea, es un ateo.
Lecturas recomendadas:
La edad de la razón, Thomas Paine.
An Anthology of Atheism and Rationalism, editado por Gordon Stein, Prometheus Books, Nueva York, 1980.
A Second Anthology of Atheism and Rationalism, editado por Gordon Stein, Ph. D., Prometheus Books, Nueva York, 1987.
Atheism: The Case Against God, George Smith, Prometheus Books, Nueva York, 1979.
Atheism: A Philosophical Justification, Michael Martin, Temple University Press, Philadelphia, 1991.
Bertrand Russell on God and Religion, editado por Al Seckel, Prometheus Books, Nueva York, 1986.
Critiques of God, editado por Peter Angeles, Prometheus Books, Nueva York, 1979.
Ten Common Myths About Atheism, Annie Laurie Gaylor, Freedom From Religion Foundation, Madison, Wisconsin (folleto), 1987.
Este capítulo se imprimió originalmente como un folleto, y se vendió y distribuyó a los miembros de la Freedom From Religion Foundation. Su propósito era ofrecer una respuesta pronta y concisa a los argumentos teístas comunes. La mayoría de los argumentos se han desarrollado con más detalle en otros puntos de este libro.