Capítulo 11
La gran evasión
En muchos programas de radio y televisión en los que el personal de la Fundación da argumentos sensatos contra la religión o la biblia, algún miembro de la audiencia o alguien que llama por teléfono dirá «pero tienes que aceptarlo por medio de la fe». Al perder la batalla racional, casi todos los creyentes hacen su Gran Evasión hacia la creencia.
La fe es una escabullida. Si el único modo en el que puedes aceptar una afirmación es por la fe, estás reconociendo que no se puede aceptar por sus propios méritos. Es la bancarrota intelectual. Con la fe, no tienes que trabajar para demostrar tu caso. Puedes «creer y ya está».
No es necesario creer la verdad. Los científicos no unen sus manos cada domingo cantando «¡Sí, la Gravedad es real! ¡Tendré fe! ¡Seré fuerte! Creo con todo mi corazón que todo lo que sube, sube y sube tiene que bajar, bajar bajar. ¡Amén!». Si lo hicieran, pensaríamos que están bastante inseguros sobre la cuestión.
Si la fe es válida, todo vale. Los musulmanes creen en Alá por su fe, así que tienen que estar en lo cierto. Los hindúes tienen razón. Los griegos y los romanos tenían razón. Hay más gente que afirma haber visto o que les ha curado Elvis Presley que los que jamás aseguraron haber visto a Jesús resucitado. Con la fe, todo el mundo tiene razón.
Suponga que un ateo, rehusando echar un vistazo a cualquier aseveración religiosa, dijera «tienes que tener fe en que Dios no existe. Si crees con todo tu corazón que nada trasciende a la naturaleza y que la humanidad es el máximo juez de la moralidad, verás que el ateísmo es cierto». ¿No se reirían los cristianos?
En Hebreos 11:1 dice, «Es pues la fe la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de las cosas que no se ven». En otras palabras, la fe es la prueba de la falta de pruebas. En Hebreos 11:6 dice, «Empero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es menester que el que a Dios se allega, crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan». Hasta la biblia admite que uno no puede saber si Dios existe. Tiene que «creer que él es».
Se dice que Jesús dijo, «si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis á este monte: Pásate de aquí allá: y se pasará: y nada os será imposible». ¿Cuántos mercachifles de la fe podrían aprobar este sencillo examen? Si los cristianos no están realizando actos extraordinarios (que no se pudieran llevar a cabo naturalmente), ¿cómo saben que su fe en Dios es siquiera válida?
¿Cómo saben siquiera si están salvados? San Pablo dice «Porque por gracia sois salvos por la fe… No por obras, para que nadie se gloríe». Pero Santiago dice «Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe». ¿Los creyentes se salvan por sus obras o no?
Los religiosos acusan en ocasiones a los no creyentes de tener fe. Cada vez que uno acciona un interruptor de la luz ejercita la fe, dicen. Pero eso no es fe; es una expectativa racional basada en la experiencia. Si la luz no se enciende, mi visión del mundo no se hace añicos. Espero que la luz alguna vez falle debido a una bombilla fundida, un circuito averiado u otra causa natural. Esto es lo contrario de la fe religiosa: la luz no se enciende porque lo espero así, sino que más bien mi expectativa está basada en la experiencia. Si las luces empezasen a fallar la mayor parte de las veces, tendría que ajustar mis expectativas. O mi instalación eléctrica.
Pero la fe religiosa no es ajustable. Sigue fuerte a pesar de la falta de evidencias. Es irracional.
Los librepensadores rechazan la fe como una herramienta válida de conocimiento. La fe es lo contrario de la razón porque la razón impone límites muy estrictos a lo que puede ser cierto, y la fe no tiene ningún límite. Una Gran Evasión hacia la fe no es una retirada a un lugar seguro. No es otra cosa que una rendición.
Freethought Today, abril 1991.