III

Después de pensarlo mucho Luis tomó la decisión de aproximarse al desconocido objeto o viviente. Dio un paso, y ya ninguno más, porque el artefacto se irguió sobre largas patas con las que se sirvió para trasladarse, al parecer, examinando con detenimiento cuanto le rodeaba. El pánico se apoderó del niño. Y procurando no ser visto escapó a toda prisa, olvidándose hasta de las zarzas y los cactus. Una de las veces que volvió amedrentado la cabeza hacia atrás pudo distinguir la comprimida forma deslizándose por un terraplén de cenizas y agarrando con largos tentáculos el tronco de un gran cactus arbóreo...