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Timothy Van Bender programó su muerte para la noche del miércoles 29 de septiembre.

Se asfixiaría en el garaje de su casa de Palo Alto, bloqueando el tubo de escape del BMW con la manguera del jardín.

Era importante que Tricia y el Chico, las dos personas más beneficiadas por su muerte, no estuvieran presentes. También era importante que tuvieran una coartada a prueba de bombas, y que estuvieran en algún punto lejos de la casa de Timothy cuando éste muriera.

El plan era el siguiente. El miércoles por la noche, Timothy invitaría al Chico a cenar a su casa. Le mezclaría unos valiums con la bebida, la misma estrategia que había dado magníficos resultados con Tricia hacía unas semanas. Cuando perdiera el conocimiento, él y Tricia lo llevarían a la oficina del doctor Ho. Allí, Ho haría una copia de su cerebro, digitalizaría el contenido del cerebro de Timothy y lo grabaría en el del Chico.

A continuación, el Chico, ya habitado por Timothy, se iría al aeropuerto de San Francisco con Tricia, donde cogerían el vuelo diario a Nueva York, que salía a las diez de la noche. El proceso de comprar los billetes, enseñar los documentos de identidad y embarcar en el avión sería su coartada. Mientras tanto, a las diez en punto, cuando estuvieran despegando de San Francisco, Timothy Van Bender, el Timothy Van Bender original, acabaría con su vida en el oscuro garaje de su casa estilo Tudor de la década de 1930.

Timothy sabía que el único problema del plan serían los últimos minutos. ¿Sería capaz de volver a su casa y suicidarse? Al fin y al cabo, seguiría siendo Timothy Van Bender, el mismo hombre, en el mismo cuerpo de mediana edad, con las mismas ganas de vivir. El otro Timothy Van Bender, la copia, estaría subiendo a un avión en San Francisco con Tricia. ¿No querría seguir viviendo?

Sin embargo, cuanto más lo pensaba, más creía que podría hacerlo. Era sólo cuestión de voluntad. Y si algo tenía era voluntad; no era inteligente, pero tenía una confianza ciega en sí mismo para salir de los líos en los que se metía. Sí, podría hacerlo. Había hecho cosas más difíciles. Además, con un whisky y unos valiums, ¿qué podía costarle?