Día 46
El reloj de Matt y Maeve empezó su relajante tintineo y Matt se levantó y se encaminó a la cocina. No sabía muy bien por qué, pero esperaba encontrar otra nota de Fionn en el suelo del recibidor.
Él y Maeve ya lo habían visto varias mañanas, cuando el Mercedes se lo llevaba y él miraba a Maeve por la ventanilla de atrás como si quisiera comérsela. Tal vez él y Maeve deberían cambiar su hora de salir a trabajar, pensó. Entonces tuvo un pensamiento aún más desagradable: a lo mejor Fionn, en lugar de enviar otra nota, aparecía directamente en la puerta y preguntaba por qué no le habían respondido, con lo que Maeve descubriría que Fionn había enviado una nota y que Matt la había arrojado a las peladuras… Así pues, casi se llevó una alegría cuando vio el sobre blanco en el suelo, junto a la puerta.
Lo cogió y miró por encima de su hombro para asegurarse de que Maeve no había visto nada, corrió hasta la cocina y lo abrió. Igualita a la nota anterior. «Grabación de programa de jardinería. Por favor, venid. Este teléfono. Y este otro. Cuando os vaya bien.»
La rabia empezó a arder en el estómago de Matt. Menuda desfachatez. Maeve era su esposa. Tenía que hacer algo. ¿Pero qué? En teoría, Fionn no había hecho nada malo. Los había invitado a los dos a la grabación, no solo a Maeve. Si bien todo el mundo sabía que solo le interesaba Maeve. ¿Qué debía hacer? Para empezar, destruiría la nota. La rompió en mil pedacitos y los enterró en las profundidades del cubo.