Día 5…
—No te lo vas a creer. —Fionn irrumpió en el piso de Katie y arrojó un fax sobre la mesa de la cocina—. Mira esto.
Katie alisó la estrujada hoja y la leyó por encima. ¡Ostras! Network 8 había aplazado cuatro semanas el programa de Fionn. Había conseguido comprar los derechos de DOA, una serie policíaca estadounidense, y había decidido emitirla en la franja horaria asignada a Tu edén privado.
—En su lugar le ofrecieron a Grainne la noche del lunes, pero ella dijo que las noches de los lunes reciben los peores índices de audiencia de la semana. Le propusieron entonces los domingos a las nueve de la noche, pero tenemos que esperar a que Around Ireland in a Roasting Tin termine.
—Pobre Fionn.
—Ahora mismo hago furor —prosiguió Fionn, citando claramente a Grainne—. Estoy en el candelero. Pero tenemos que esperar otras cuatro semanas, y puede que entonces sea demasiado tarde.
Katie no sabía qué decir. Los medios de comunicación hacían cosas inexplicables. A ella le habían fallado en más ocasiones de las que podía recordar. ¿Cuántas veces había concedido una entrevista exclusiva a un periódico para que promocionara un concierto irlandés, solo para que el artículo desapareciera y luego reapareciera cuando el concierto ya había pasado y el artista se había ido? Estaba acostumbrada a eso, pero Fionn era un novato. Su decepción iba a ser dolorosa.
Cuando una cadena empezaba a modificar las fechas de emisión, por lo general era señal de falta de confianza y reorganización de prioridades. Aunque siguieran confiando plenamente en el programa, la trayectoria hacia el éxito quedaba afectada; se perdía algo irrecuperable.
—Pon tu cara sonriente —le dijo Katie—. Debemos estar en el Merrion dentro de cuarenta y cinco minutos para disfrutar del espléndido Bob Geldof.
—No quiero ir.
—Oh, Fionn…
—Presiento que todo el mundo se reirá de mí. Soy el jardinero de la televisión sin programa.
—Tienes un programa.
Pero mientras no se emitiera era como si no lo tuviese.
—¿Y qué se supone que debo hacer ahora? La grabación termina el viernes.
Katie entendía perfectamente a qué se refería: hasta que no se emitiera el programa, Excellent Little Productions no podía saber si iba a grabar más programas. ¿Debía Fionn quedarse en Dublín y ver qué ocurría, o regresar a Pokey, aunque fuera temporalmente, para conservar a sus clientes? Katie sintió un nudo en el estómago al comprender que se avecinaban tiempos inciertos. Para la cuenta bancaria de Fionn. Para el ego de Fionn. ¿Para el idilio de Fionn?