HIJA DE UN HOMBRE DEL RÉGIMEN
PILAR Ibáñez-Martín Mellado nació en Madrid el 11 de enero de 1931, exactamente un año después de la boda de sus padres, y se llama Pilar porque su padre, José Ibáñez-Martín, era aragonés, de Teruel. Es la mayor de siete hermanos: Pilar, Víctor, María Flor, Paloma, Conchi, José Antonio y Emilia, aunque perdió a dos hermanas demasiado pronto. El padre de Pilar militó durante la República en el Partido Social Popular, en el que también militaba el padre de Leopoldo. En 1922 ganó la cátedra de instituto, en Geografía e Historia, y durante los primeros años ejerció la docencia en Murcia, donde fue nombrado presidente de la Diputación. Allí conoció a su mujer, María de los Ángeles Mellado, condesa de Marín, que entonces contaba con quince años. A Pilar la separaban de su madre tan solo dos décadas. Cuando su padre ganó la cátedra de San Isidro se trasladaron a Madrid y se instalaron en la calle Alfonso XII, esquina Espalter. Corría el mes de julio de 1936 y ya estaban veraneando en El Escorial cuando el asesinato de José Calvo Sotelo les obligó a volver a la capital. La madre de Pilar estaba embarazada de ocho meses y, ante los graves acontecimientos que tenían lugar en aquellos días y la implicación política de su marido, la opción más prudente aconsejaba abandonar el domicilio habitual. Se instalaron en un inmueble de la calle Velázquez, esquina con Padilla, donde al poco nació Paloma, otra de las hermanas de Pilar.
Cuando se inicia la contienda, la familia Ibáñez-Martín se refugia en la Embajada de Turquía durante unos meses, hasta que al fin son evacuados en un barco que emprendería viaje a Estambul. El trágico fallecimiento en la Cancillería turca de Paloma, la cuarta hija de los condes, sume en la tristeza a toda la familia. De camino, hacen escala en Siracusa y se alojan un tiempo en un convento de monjas, que Pilar visitó junto a su marido muchos años después. Nada de toda esta peripecia tiene tintes dramáticos para Pilar, que va desgranando aquella aventura como la consecuencia de unas circunstancias históricas y familiares que irremediablemente le tocaron vivir.
Ya iniciado 1937, regresan a España vía Cádiz. Desde allí viajan a Sevilla, y en un tren, a Burgos, donde su padre se incorpora a su cátedra en el instituto de la capital burgalesa. Viven en la calle Santa Gadea número 4, domicilio en el que permanecen hasta que su padre es nombrado ministro, a finales de 1939, sin haber terminado la guerra. Su amistad con Serrano Súñer fue determinante para la designación como responsable de la cartera de Educación.
La familia vuelve a Madrid, pero la casa de Alfonso XII ha sido totalmente destruida, así que mientras los padres encuentran otro acomodo, los niños son enviados a Lorca con sus abuelos. Pilar recuerda que fue en la localidad murciana donde hizo la Primera Comunión. Después vino El Viso. A Pilar se le ilumina la mirada cuando recuerda aquellos años en los que vivía en una casa a pie de calle y todos los niños del barrio jugaban libres en los viales sin asfaltar. Fue la etapa de su infancia más feliz. Después se trasladaron a la casa de Almagro, y Pilar empezó la universidad.
José Ibáñez-Martín, conde consorte de Marín, título que nunca usó, fue uno de los ministros del franquismo que más tiempo ocupó cargos de responsabilidad. Durante once años consecutivos fue ministro de Educación Nacional —entre 1939 y 1951—, presidió el Consejo de Estado y fue el primer presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Posteriormente, Franco le nombró embajador de España en Lisboa, cuya misión diplomática ejerció hasta su jubilación. Por todo ello, Pilar y sus hermanos respiraron, desde su edad más temprana, el ambiente político que siempre se vivió en casa, considerando el protocolo que acompañaba la vida social de sus padres como algo natural. Pilar se licenció en Filosofía y Letras, aunque no ejerció nunca, y estudió Historia de América en la Universidad Complutense de Madrid, momento en el que conoció a Leopoldo Calvo-Sotelo.