Epílogo

El tribuno de la Plebe Tiberio Sempronio Graco fue asesinado en el mes de quintilis (julio) del año133 a.C. mientras celebraba una asamblea con algunos de sus partidarios; sus restos fueron arrojados al Tíber y nunca se encontraron.
Su hermano Cayo Sempronio Graco regresó de Hispania enemistado con Escipión, quien no condenó el asesinato de su cuñado y amigo Tiberio. Cayo se propuso vengar a su hermano; fue elegido tribuno de la Plebe e intentó retomar la reforma agraria que Tiberio no había podido sacar adelante. Abandonado por todos, ordenó a uno de sus esclavos que lo matara. Tras su muerte, tres mil ciudadanos fueron ejecutados y la casa de los Graco fue arrasada. Con los Graco acabaron los intentos de reforma agraria de la República.
Publio Cornelio Escipión celebró su triunfo en Roma en el año 132 a.C., donde se presentó con los cincuenta celtíberos que se había reservado tras la toma de Numancia; por esa conquista se le concedió el honor de ser llamado «Numantino». En el año 129 a.C. estallaron nuevos tumultos en Roma a causa del reparto de la tierra. Escipión se había retirado a su casa lleno de salud y vigor para preparar unas alegaciones a la ley de reforma agraria, que tenía que defender al día siguiente. Esa misma noche murió en la cama de un ataque al corazón. Algunos dijeron que había sido envenenado por su esposa Sempronia, la hermana de los Graco. No se abrió ninguna investigación sobre su muerte.
Tras la conquista de Numancia, una comisión de diez senadores reorganizó la región de Celtiberia, que quedó anexionada a la provincia de Hispania citerior.
En el siglo siguiente Roma se convirtió en el mayor imperio que hasta entonces se había conocido en toda la Tierra.