PRIMERA PARTE

Evitaba exponerse a la luz cruda y ocultaba los ojos bajo el brazo. La luz del día, de una lámpara o de la luna llena le hacía daño: lo desnudaba, penetraba bajo su piel y ahí revelaba la vergüenza o las lágrimas secretas. La sentía pasar sobre su cuerpo como una llama que hiciera arder sus mascaras, un filo que retirara lentamente el velo de carne que mantenía entre el y los otros la distancia necesaria.

TAHAR BEN JELLOUN

...¿Podrías tu rectificar las líneas de mis manos? ¿Quien esparcirá al azar los pozos del café?

HÉROES DEL SILENCIO