CAPÍTULO 8

¿Cómo reaccionó el mundo al 15 de marzo?

LÍDIA: La revuelta del 15 de marzo y posteriormente la respuesta de los portugueses situaron a Angola en el centro de atención a escala mundial. La UPA, a pesar de recibir ayuda norteamericana, consiguió despertar simpatías entre algunos sectores de la izquierda revolucionaria, obligando al MPLA a radicalizar posiciones. En entrevistas y declaraciones a la prensa norteamericana, Holden Roberto nos denunciaba como un grupo de comunistas sometidos a Moscú. Al mismo tiempo, al darse cuenta de que la UPA jamás conseguiría afirmarse nacional e internacionalmente mientras se mantuviese unida a los viejos ideales de restauración del Reino del Congo, que desde el principio presidieron su creación, Roberto trató de establecer alianzas con otros grupos e individuos de diferente origen étnico, y así fue como surgió el Frente Nacional para la Liberación de Angola, el FNLA. En conversaciones de pasillo, los dirigentes del FNLA nos definían como hijos de colonos, mulatos y blancos, que pretendían usurpar el poder a sus padres. Ha sido la mejor definición que hasta hoy he oído del MPLA.

Puede que sea una buena definición, pero conviene no olvidar que en Estados Unidos o en América Latina también fueron los hijos de los colonos los que consiguieron la independencia.

LÍDIA: Es verdad, pero antes de eso se preocuparon de eliminar a los indios. Sea como sea, el FNLA buscaba realzar nuestro origen pequeño burgués, insinuando que ninguno de nosotros estaba vinculado a las masas campesinas y que, por eso, no éramos capaces de estructurar un movimiento de acción armada contra la dominación portuguesa. Frantz Fanon, que en aquella época gozaba de gran prestigio entre la izquierda europea debido a la ayuda que prestó a los independentistas argelinos, fue una de las primeras personalidades que defendió esta posición.

¿Cómo reaccionaba el MPLA a este tipo de acusaciones?

LÍDIA: En 1962, el Partido Comunista Portugués consiguió, con ayuda soviética, liberar a Agostinho Neto, y entonces fue elegido presidente del MPLA en una Conferencia Nacional, ya en Kinshasa, donde se había trasladado la dirección del movimiento. Es evidente que fue una maniobra para acallar las insinuaciones de la UPA. Neto era negro, era hijo de un pastor protestante y contaba con un gran apoyo popular en su zona de origen, Catete. Además, su encarcelación en 1960 hizo de él un héroe de carisma internacional. En París llegó a correr una petición colectiva que exigía al gobierno portugués que lo liberase. Sartre, por ejemplo, la firmó.

¿En aquella época nadie ponía en duda el liderazgo de Agostinho Neto?

LÍDIA: ¡Nadie! Excepto, claro, Viriato da Cruz. Viriato no aceptó la decisión de la Conferencia Nacional. Se volvió loco de ira: «¡Ese hombre es un autócrata!», gritó en plena reunión, apuntando con el dedo en dirección a Neto. Estaba completamente solo. Mário de Andrade y todos nuestros compañeros de Conakry mantuvieron la boca cerrada. Algunos se levantaron para denunciarlo como oportunista o radical. Yo, en cuanto me enteré de lo que estaba pasando, tomé un avión y volé a Kinshasa para intentar conciliar ambas posiciones. No conseguí nada. Viriato creía que estábamos contra él por el hecho de ser mestizo, y Neto, con aquella obstinación bovina, se negaba a encabezar una lista donde figurase el nombre de Viriato.

(Entrevista con Lídia do Carmo Ferreira,

Luanda, el 23 de mayo de 1990)