De: «Smith» ‹anovak@strongwomanstory.org›
Para: lnovak@metrognome.net.au
Asunto: Sin sentido
Lee:
Lo conseguimos y no sabemos qué hacer a continuación. Mira qué aspecto tiene:
Esto es parte de la primera página. Lo que hizo Ada fue copiar todo el manuscrito, traducirlo a números y cifrarlo. Imprimió páginas con líneas numeradas, cincuenta por página, y luego empezó a rellenarlas con los números cifrados, cuatro grupos de diez por línea, con un punto cada dos para darle un aspecto más matemático. Cada diez números representan cinco letras (dos números por letra, si lo piensas comprenderás por qué). Pero en lugar de escribir de izquierda a derecha de la página, lo hacía por columnas, cada una de arriba abajo, hasta rellenarla toda, y luego empezaba otra. Para leerlo tienes que seguir las columnas, de arriba abajo, y luego pasar a la columna siguiente.
Está cifrado con una matriz Vigenère, lo que significa que tienes que cambiar el alfabeto que usas para sustituirlo. Lo haces según una palabra clave. ¿Sabes qué palabra clave escogió Ada? AMÉRICA. Quería que nosotros lo descifráramos, y nos lo puso lo más fácil que pudo. Lo único que había que hacer era descubrirlo.
Creo que Ada cometió algunos errores en la transcripción (hay tres ues en «luna», por ejemplo), pero Thea dice que no falta texto. Sin embargo, prescindió de la puntuación y ni yo ni Thea sabemos cómo incluirla adecuadamente. En cierto modo no importa, y sé que no importa; lo tenemos, ésa es la cuestión. Pero tengo una pregunta. ¿Te interesaría por casualidad ayudarme a editarlo? ¿Aventurar cuál podría ser la puntuación, al menos, y transcribirlo? ¿Decidir cuándo empiezan y acaban las frases? Serías de gran ayuda para mí.
No tienes que hacerlo. De veras que no, y no te lo digo sólo porque quiera que pienses que no insisto, porque sí insisto, ésa es la verdad. Sé que hay otros que podrían encargarse de ello, y que tendrás otras cosas que hacer. La razón principal es que no debe saberlo mucha gente. Tengo tanto miedo de que esta historia salga a la luz y Georgiana prenda fuego al manuscrito. Dios mío, me gustaría no haber dicho eso. No lo creo, tan sólo lo he dicho. Ahora sé que podría ser verdad.
S
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De: lnovak@metrognome.net.au
Para: «Smith» ‹anovak@strongwomanstory.org›
Asunto: Re:Sin sentido
Prioridad: Normal
Cariño, sí, puedo leerlo, qué extraño es, incluso empecé a espaciarlo. Y estuve sentado largo rato ante él.
Haré lo que pueda con el tiempo de que dispongo, y si resulta que me lleva más de lo que esperaba (las decisiones académicas acerca de puntos y guiones no se toman a la ligera, decía mi padre, a quien conociste cuando tenías un año), sacaré tiempo de las piedras. No puedo decirte las ganas que tengo de leerlo de cabo a rabo, aunque sea bajo ese aspecto de galimatías. ¿Te he contado que la primera vez que vi en la biblioteca universitaria de aquí la recopilación de volúmenes de su correspondencia y diarios (estaba buscando el volumen con la correspondencia suiza) puse la mano en uno de ellos y pensé: «No, no, ése es el último», y de pronto sentí una pena real, palpable? El último. Está muerto, murió, no puedo explicarlo mejor. Sucederá de nuevo, cuando menos lo espere. Los muertos a los que amamos no dejan de morir para nosotros una y otra vez, y él es uno de los que amo.
Lee
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De: lnovak@metrognome.net.au
Para: «Smith» ‹anovak@strongwomanstory.org›
Asunto: Pregunta
No creerías lo rápido que voy. Está emergiendo una historia, una versión de su propia vida, pero disfrazada. Tiene algunas partes ambientadas en lugares salvajes, pero también un montón de escenas en Londres, en el Londres que conoció. Intento no leer el final para ver adónde va, me volvería loco si no avanzara de forma metódica, aunque puedo decirte que lo leo bastante bien a pesar de que las palabras no están separadas. Sabrás que esos espacios son algo reciente: en la escritura antigua no los utilizaban, y no parecían echarlos de menos.
Pero he topado con un problema. Hay algunos números que aparecen en mitad del texto, a menudo la misma secuencia de tres dígitos, en lugares donde parece faltar texto. No tengo acceso a los originales y me pregunto si hay algún modo de que pueda ver dónde están ubicados en el original por si se me ocurre algo. ¿Crees que podrías ponerme en contacto con tu amiga, la que descifró el código?
Lee
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De: «Smith» ‹anovak@strongwomanstory.org›
Para: «Thea» ‹thea.spann133@ggm.edu›
Asunto: FWD:
Thea:
Te reenvío una carta de Lee. Sé que no es fácil, pero ¿podrías trabajar con él en esto? Será un apaño rápido. De verdad que se está portando muy bien.
PS: Por favor, cuando escribas intenta poner algunos puntos y demás. Recuerda que es mayor y que fue profesor de inglés.
Ya tengo fecha de partida. Hablé con Lilith. Un mes. Te quiero. (¿Ves? Una vez que empiezas no puedes dejar de decirlo, o parece que ya no lo sientas. Me recuerda al instituto. Los chicos se preocupaban. Era divertido.)
S
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De: «Thea» ‹thea.spann133@ggm.edu›
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Asunto: el de nuevo
ay pero de acuerdo ademas creo que tengo una idea es obvio puedo al menos ser fria como el hielo oh vaya hare lo que pueda por cumplir con mi deber
por cierto sabes que ha tenido como cuatro novias en los últimos 3 años un seductor eso dicen lo vi en la tele por cable lo que dan en la tele por cable es REPUGNANTE por que no me lo advertiste
t
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CC: «Smith» ‹anovak@strongwomanstory.org›
Asunto: Pregunta
Querida doctora Spann:
Gracias por su ofrecimiento (enviado por mediación de Smith) de ayudarme a despejar estas pequeñas incógnitas. Envío por fax algunas de las páginas donde se producen, con los oportunos subrayados. La dificultad estriba en el hecho de no poder compararlos con la versión original cifrada, aunque tampoco creo que sacara ninguna conclusión si pudiera hacerlo. ¿Qué le parece?
También querría aprovechar la oportunidad que me brinda la presente para agradecerle que haya podido averiguar qué era esto, así como aplaudir su ingenio a la hora de descifrar el código. Ojalá hubiera algo que pudiera ofrecerle a cambio.
Suyo,
Lee Novak
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CC: «Smith» ‹anovak@strongwomanstory.org›
Asunto: Re:Pregunta
hey
no se que significa pero el cifrado muestra que en ocasiones ada utilizo un numero adicional un numero de 3 digitos que no puede equivaler a una sola letra de modo que el ordenador lo dejo como estaba como un numero pero que le parece esto hablamos de compresion y si ella utilizara abreviaturas para cosas comunes como nombres de personas o frases como no se que frases comunes si ella tuviera una lista por ejemplo que 100 equivaliera a uno de los nombres de los personajes o 556 equivaliera a una frase común como AL DIA SIGUIENTE o ASI LAS COSAS o algo por el estilo habria que interpretarlo a partir del contexto
espero que esto le haya sido de utilidad
no quiero que nadie me de las gracias aunque me alegro de que esto se haya acabado
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Asunto: Re:Re:Pregunta
Querida doctora Spann:
¡Eso es! Eso fue lo que hizo. Parecen estar numeradas en orden, y empieza con la primera ocasión en la que decidió comprimirlos. De hecho, así era como funcionaba la estenografía antigua: los libros estaban llenos de fórmulas legales que podían representarse por medio de un solo trazo. Probablemente tenía un libro con todas las abreviaturas. La pista es que la primera vez que utiliza una de ellas la pone al final de la frase que en adelante sustituirá. Debió de ahorrarle un montón de tiempo no tener que escribir «Albania» (101) o «su señoría» (214) o tantas otras.
Vuelvo al trabajo.
Lee
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Asunto:
Oh, Dios mío, pero qué lista eres.
Y ya ves que no te insultó, ni hizo ningún comentario cobista ni nada. Puede que fuera mala persona y ya no lo sea.
S
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De: «Thea» ‹thea.spann133@ggm.edu›
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Asunto:
si claro tu piensa lo que quieras pero no lo invitare a mi boda
t
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Asunto: Esto marcha
Tu amiga Thea es muy brillante, aunque puede que un poco parca. ¿Siempre escribe sus emails como si fuera un robot? Es igual, le estoy muy agradecido. Ahora esto marcha.
¿Sabes una cosa? Había dado por sentado, aunque no me arriesgara a decirlo, que probablemente se trataba de una falsificación, bien hecha, entonces o en la actualidad, probablemente en la actualidad, quizá porque la historia de cómo se conservó me parecía inverosímil. Pero ya no lo creo. Me parece que me doy cuenta, impresión que puede deberse a un exceso de orgullo por mi parte, de cuándo oigo su voz, o su mente, y en este caso es así. No sé cómo describirlo, de veras. Tiene un punto de vista cómico que cede ante los sentimientos del deseo, la pérdida y el dolor; adscribe sucesos al Destino, sin creer realmente que el Destino sea muy diferente a los terribles e hilarantes embrollos que nacen de la ignorancia y la coincidencia; se burla, pero casi siempre sonríe, y casi nunca odia. Nil alienum humani, no creía que nada que el ser humano pudiera hacer o desear le fuera ajeno, aunque era honorable y generoso, y también tú encontrarás todo esto en el documento. Estoy convencido de ello.
El asunto relativo a la puntuación es muy interesante. ¿Debo darle la puntuación que me parece que podría haber tenido? ¿O una más moderna y actualizada? Byron no daba demasiada importancia a la puntuación, y en más de una ocasión pide en la correspondencia dirigida a John Murray que puntúe alguno de sus manuscritos. Todos los impresores de la época eran capaces de puntuar. Imagínate. Ahora casi nadie es capaz de hacerlo.
L
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Asunto: Re:Esto marcha
¡No es una falsificación! Me alegra de que estés tan seguro, pero aun así debemos llevar a cabo todas las pruebas, ¿verdad? Sé que ahora puede certificarse si un texto pertenece a un determinado autor por medio del análisis informático del vocabulario.
Haces que parezca tan buena persona. Me pregunto si no te identificarás con él. Me refiero a que, de otro modo, no sé si lo habrías estudiado durante tanto tiempo.
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De: lnovak@metrognome.net.au
Para: «Smith» ‹anovak@strongwomanstory.org›
Asunto: Identificarse
No sé exactamente a qué te refieres con «identificarse». ¿Crees que pienso que era como yo, o que yo soy como él, y que por eso me atrae? Te equivocas. No me parezco mucho a él. Si nos conociéramos, en el Infierno o dondequiera que fuera, no le diría: ¿Sabes?, tú y yo nos parecemos mucho. No, no tenemos gran cosa en común, aunque confieso que me gusta... Es que, por motivos que no podría definir, puedo comprenderlo como persona humana, y en esa comprensión comprenderme a mí mismo como tal. No me sucede lo mismo con Shelley, o con Franklin Roosevelt o Ted Williams, Edgar Rice Burroughs o Robert Flaherty, ni con tanta otra gente que he admirado y me han gustado y que me he esforzado en comprender. Pero con Byron, sí. La humanidad de Byron se me revela abierta, y a través de ella veo la mía propia, como es posible hacer con los mejores amigos, a quienes nunca confundirías contigo («identificarías»), pero cuyas almas permanecen abiertas no a todo el mundo, sino a ti.
Y cuidado con eso del análisis informático de textos. Hace poco certificaron que un par de poemas anónimos pertenecían a Shakespeare, a pesar de que a cualquier lector/conocedor del poeta le hubiera bastado con echarles un vistazo para ver que no eran suyos.
L
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Asunto: RE:ldentificarse
Lee:
Estaba pensando en ti, sentado ante esas extrañas páginas. Dividamos el trabajo. Dime hasta dónde has llegado y ya veré yo por dónde puedo empezar. Tengo toda la noche y lo único que hago es dormir. Envíame las páginas a medida que las termines, no puedo esperar hasta que las hayas terminado para empezar a leer. Estuve a punto de empezar por mi cuenta hasta que pensé: no lo hagas, tonta; por eso te escribo esta carta. Ni siquiera sé por qué me importa tanto. Pienso en Ada codificándolo todo, ocultándolo. Cifrándolo, quiero decir (así es como Thea me dijo que se decía).
S
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De: lnovak@metrognome.net.au
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Asunto:
No, no compartiré el trabajo. Lo quiero todo para mí, y no me está costando gran cosa, la verdad. Tu trabajo es diferente al mío: tienes que descubrir qué hizo Ada, y cómo se le ocurrió la idea, y dónde ha estado esto durante todos estos años, y, por cierto, ¿quién es el tipo que te lo vendió y qué ha sido de él? Y aún tienes lo de Strong Women por hacer, ¿no es cierto? No puedes perder el trabajo por esto. Dios santo, ¿sabes qué parezco? Un padre. Por lo visto me he dejado llevar un minuto y cuando me he dado cuenta ya había escrito todo eso. Te pido perdón. No tengo ni el derecho ni era mi intención. Por otro lado, es cierto, ¿sabes?, y los buenos consejos...
Al principio intenté trabajarlo como archivo de ordenador, pero al final ha resultado más sencillo hacerlo con lápiz y papel. Así que terminaré con un manuscrito o lo que los Victorianos denominaban copia en limpio. Es raro. Empiezo a ver cómo encajan las notas de Ada en el texto. El hecho de que salga de esta matriz revuelta ante mis ojos... y de que lo esté haciendo por ti, y también por él y por ella... me hace sentir casi como ella se debió de sentir, sólo que al revés, no sé si sabes a qué me refiero. Bueno, seguro que sí.
Con cariño,
Lee
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Asunto: 100
¡Hurra! Te envío un archivo adjunto. Es el primero y tiene casi 100 páginas de texto que he compuesto y puntuado a ojo. Estoy convencido de que Byron, tal como hacía en su correspondencia, utilizaba mucho el guión, igual que casi todos los escritores de su época: puede que pensaran que casaba con su naturaleza impulsiva y espontánea, con esa forma que tiene tan gestual.
En el proceso se perderán algunas cosas. Byron tenía un modo personal de poner algunas palabras en mayúscula que parecía muy aleatorio, aunque cuando leo sus cartas tengo la impresión de saber por qué lo hace cuando lo hace. Por énfasis, o para expresar una especie de rango establecido para cada palabra en su mente. Eso ha desaparecido y no puede recrearse. En tiempos de Byron empezó a abandonarse la práctica de poner en mayúsculas todos los nombres, aunque él no querría que hiciéramos tal cosa.
Lee
Adjunto: Byron 1.wpd
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Para: lnovak@metrognome.net.au
Asunto: Re: 100
Ya está. He leído lo que enviaste. Gracias. No sabía qué debía esperar, pero no creo que se pareciera a esto exactamente. No he leído toda su poesía (espesa, muy espesa, y nunca decido si lo que me pasa es que me aburre o me cabrea), pero ¿esta novela no debería ser, no sé, más satánica? Creía que encontraría más sexo, para empezar, con todo tipo de gente. ¿No le gustaba Sade? ¿El sexo y la muerte? ¿Dónde está todo eso? No dejo de pensar que puede ser una falsificación sólo porque no se parece en nada a lo que esperaba encontrar.
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De: lnovak@metrognome.net.au
Para: «Smith» ‹anovak@strongwomanstory.org›
Asunto: Satánica
De hecho, no me sorprende. Hay mucha desinformación al respecto. Buena parte de ella se originó en su época, en vida de Byron, quiero decir, y se dobló o triplicó por posteriores malentendidos de aquellos primeros malentendidos (y luego por el telar de Annabella). No existe en la poesía de Byron mucho sexo salvaje, violento o variado. El Juan del Don Juan tiene relaciones con cuatro o cinco mujeres en el transcurso de cientos de páginas, y son ellas quienes lo seducen. En los relatos orientales (en los que imagino que estarás pensando ahora mismo) el sexo es algo singular, intenso y purificado por el amor, como sucede en la poesía romántica: héroes/amantes decepcionados cometen inenarrables crímenes y llevan vidas de inconfesables pecados, pero nunca olvidan a sus amores verdaderos. Beppo y Juan son indiferentes al sexo, el adulterio y etc., pero no satánicos ni muy a lo Sade, lo opuesto a compulsivos.
La confusión surge porque, en su época, Byron era visto como algo fuera de lo normal debido a su irreverencia. Se burlaba de la religión establecida, se reía del Cielo y de la vida después de la muerte, se mostraba burlón con la figura del rey, prefería el Infierno antes que la servidumbre, etc., etc. De modo que es un burlón, y por aquel entonces una figura muy atractiva, debido a lo cual las mujeres se enamoraban de él continuamente. Y por esa razón creían que debía de estar violando y seduciendo a todas horas.
Luego vino la separación, y todos los rumores que surgieron de ella. Byron fue profundamente infeliz en su matrimonio. Sabía que había cometido un terrible error, y que se había convencido a sí mismo de que amaba o podía amar a Annabella, pero descubrió que no, y además la culpaba a ella (creo) de cómo terminó su relación con su hermanastra, aunque en gran medida se casó para poner punto final a aquella relación. De modo que fue cruel y malo con ella, aunque sólo dispongamos de la versión de su esposa de qué cosas dijo él y qué quiso decir con ellas. Encontró un botellín de láudano y una copia de la Justine de Sade entre sus cosas, la muy fisgona, y con eso le bastó. Contó a sus abogados y consejeros (tenía muchos) que creía que Byron podía haber perdido el juicio, que si así era se sentía obligada a seguir a su lado y cuidar de él, pero la convencieron (o ella presionó para que la convencieran) de que no estaba loco, y por tanto debía de ser malvado, así que no tenía otro remedio que abandonarlo. Luego vinieron los rumores de incesto, y también las hablillas de su locura. Uno de los abogados de su esposa, llamado Henry Brougham, extendió el rumor de que el verdadero motivo de la separación era «demasiado horrible para mencionarse», pero ¿a qué se refería con eso? No lo sé, aunque lo cierto es que daba alas a la imaginación de cualquiera.
También hay que tener en cuenta lo que se decía de sus viajes por el extranjero, sobre todo de su estancia en Venecia, donde tuvo un montón de amantes, varias de ellas mujeres casadas, y otras muchas, prostitutas o medio prostitutas. En cierta ocasión las cifró en 200, pero le gustaba exagerar sobre sí mismo, sus fallos, sus éxitos y sus excesos. Creo (es una observación personal, es decir, una observación mía y de mi propia experiencia del prójimo) que los hombres pasan por su período más intenso de deseo sexual poco después de cumplir los treinta, edad que Byron tenía por aquel entonces. Pero recuerda que en seguida se enamoró y se convirtió en un cavaliere servente, y fue, en apariencia, hogareño y leal durante el resto de su vida, excepto por un último muchacho griego que nunca le correspondió.
No lo considero un seductor ni por supuesto un violador, sino más bien un objeto de seducción. Piensa en Paul McCartney y John Lennon, seguro que practicaron el sexo como conejos cuando eran jóvenes, y por la misma razón que Byron, pero no se los considera un par de sátiros. Simplemente había un montón de chicas a su alrededor que los deseaban. Y mujeres mayores. Era algo así. O incluso Elvis, un objeto pasivo de adoración. A Elvis le gustaban sus compañeros, y también le gustaban las chicas, aunque según parece sólo para hacerles mimitos y eso. Tengo aquí mismo una antología en cartoné de la poesía de Byron que encontré en un quiosco del aeropuerto (resulta extraño encontrar algo así en los aeropuertos), y la introducción, escrita por un poeta llamado Tom Disch, sugiere que, en sus historias de corte oriental, en sus primeros éxitos y en lo que sentían mujeres (y hombres) hacia él, se parecía a Rodolfo Valentino. Me parece una apreciación muy acertada. La gran habilidad de Valentino consistía en el modo en que sugería estar abrumado por los sentimientos, sobre todo por los sentimientos eróticos, y en cómo eso podía hacerle comportarse mal, aunque al final las mujeres eran arrolladas por esos sentimientos que supuestamente provocaban en él, pese a lo cual seguían tan contentos. Algo por el estilo.
Podría ser (en realidad, daba por sentado que el ordenador me prohibiera seguir adelante, pero por lo visto tiene paciencia, aunque no sé si podrá decirse lo mismo de la lectora) que Byron fuera uno de esos hombres que parecen asociar al sexo toda la necesidad que sienten de confort y autoafirmación física. Sucede a menudo, especialmente a quienes crecen sin una madre, y también quizá a aquellos para los que la madre es una presencia constante. No sé. Es como si todo el deleite que obtenemos del contacto, de los abrazos y de las caricias, el gozo tanto de los niños como de los padres, fuera a parar al sexo. Creo que cuando sucede tal cosa, la persona (generalizo o relativizo) se convierte en un amante generoso, incapaz de hacer daño, constante y atento. Quizá tal persona pueda a veces escoger algunas parejas extrañas, ya sea hombre o mujer (no sé, supongo que lo mismo puede aplicarse también a las mujeres, ¿no crees?), y caer a su vez en las redes de cualquiera que ame de forma diferente.
Nunca había hablado de esto con nadie. De hecho, ni siquiera lo había hecho conmigo mismo. Espero que sigas leyendo. De veras que sí. Me gustaría seguir hablando contigo, y saber de ti.
Pronto recibirás más cosas, cosas importantes, o al menos más concretas.
Lee
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De: lnovak@metrognome.net.au
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Asunto:
Un par de notas más relativas al sexo (disculpa).
Al menos hubo un escritor que mencionó hace poco que, a pesar de todo el escándalo, los planes para huir juntos, los disfraces de paje, etc., etc., podría ser que Byron y Caroline Lamb nunca lo hubieran «consumado», tal como lo decían ellos. Por lo visto a ella no le gustaba mucho el sexo. Decía que su marido la había brutalizado hasta hacer que no sintiera placer. Me pregunto si sería homosexual, a pesar de lo de B. En fin, ni yo ni nadie tenemos una respuesta definitiva para esa pregunta.
Y Augusta, la hermanastra. Lo que más le gustaba a Byron de Augusta era que con ella podía volver a la infancia. Se reían mucho juntos y hablaban y bromeaban de un modo tan particular que lady B. quedaba al margen. Eran como un par de amigotes. ¿Sabes?, creo que Byron compartía con sus comtemporáneos todos los prejuicios relativos a las mujeres, y que murió demasiado joven para descubrir que en realidad nunca había creído en ellos.
Lee
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De: «Smith» ‹anovak@strongwomanstory.org›
Para: lnovak@metrognome.net.au
Asunto:
¿Quieres decir que Augusta y él nunca hicieron nada? ¿Que nunca se acostaron? Eso no es lo que he leído.
S
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De: lnovak@metrognome.net.au
Para: «Smith» ‹anovak@strongwomanstory.org›
Asunto:
No. Se acostaron, aunque probablemente lady Byron se equivocó al pensar que lo habían hecho tantas veces. Creo que Augusta se negó a hacerlo justo antes de casarse él. Lady B. creía que uno de los hijos de Augusta era de Byron, lo cual no es muy probable, sino que obedece más bien a la fascinación que el pecado ejercía sobre lady B. También Ada lo creía, convencida o, al menos, de acuerdo con su madre. La niña en cuestión, Medora Leigh, acabó medio adoptada por lady Byron cuando se fue de casa de su madre, y los intentos de lady B. de utilizarla como prueba contra Byron y Augusta estuvieron a la altura de los feroces intentos de Medora por sacarle dinero a lady B. Una mujer muy poco recomendable, la tal Medora.
Era imposible en esa época no considerar un gran pecado lo que habían hecho Augusta y Byron, sobre todo un pecado de él. En nuestros tiempos, por supuesto, es imposible no considerarlo un delito, o un abuso. Augusta, ya bajo la tutela posterior de lady B., llegó a considerarlo también como un imperdonable pecado, pecado que ella había cometido, aunque nunca coincidió con la convicción de lady B. de que al incurrir en semejantes actos degradantes había destruido de forma deliberada el matrimonio de Byron, lo que se antoja como una teoría insostenible. Creo que Byron consideraba que había cometido un pecado, pero no que hubiera hecho mal alguno, lo que le hacía desafiar el poder que lo tachaba de pecado. ¿Cómo podía tratarse realmente de un pecado si no había hecho mal a nadie? Creo que, y quiero que sepas que lo digo plenamente consciente de lo inaceptable que resulta ahora, sobre todo viniendo de mí, que probablemente no fuera un pecado o un delito, a pesar de las desafortunadas consecuencias que tuvo para todos los implicados.
Lee
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Asunto: Mi nombre
¿Me dijiste no hace mucho que antes de nacer querías ponerme de nombre Haidée? ¿Por la hija del pirata del Don Juan? Buf. Estaba hojeando el Don Juan (es el poema que consideras su mejor obra, ¿verdad?). El caso es que puede que hayas olvidado que en él Haidée muere a manos de su padre, cuando éste descubre que ella se ha casado con Don Juan. ¿O acaso no te importaba?
S
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De: lnovak@metrognome.net.au
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Asunto: Re:Mi nombre
Cariño:
Vuelve a leerlo. Has entendido mal lo que sucede al final de ese canto. Haidée muere, pero no porque la asesine su padre. Muere por lo que solía llamarse el estallido de un vaso sanguíneo, sufrido al ver que los secuaces de su padre hieren (que no matan, por supuesto) a Juan. Haidée (a pesar de ser una chica, y me refiero a cómo las concebían los hombres ingleses de 1820) es alguien por quien Byron sentía un gran afecto. Siempre me conmueve su muerte, y sobre todo la muerte de su hijo nonato: encerrado sin luz su pequeño ser. Los autores pueden llegar a lamentar mucho la desaparición de aquellos personajes que el argumento o la historia dictan que deben desaparecer. Byron así lo expresó en más de una ocasión, incluso lo hace en este libro nuestro. Ya lo verás.
Pero no te llevaré la contraria. Supón que diga que fue un poco descuidado e insensible por mi parte ponerte el nombre de alguien que muere prematuramente y en circunstancias extremas. (Claro que hay un montón de nombres de santos que quedarían descartados por la misma razón.) Entonces era mucho más joven, no mucho mayor que tú ahora.
L
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Asunto: Re:Re:Mi nombre
¿En qué quedamos? ¿Lo supones o lo estás diciendo?
Es igual.
Pero tienes razón, me equivoqué respecto a Haidée. Supongo que no lo leí muy atentamente. A veces me desconcierta, como si me viera encerrada en un vestuario con un tipo, que no es mal tipo, pero que no por ello deja de ser un tipo. Admito que me quedé hasta muy tarde para ver qué sucedía. Esto me gustó:
Mas las palabras son cosas, diminuto borrón de tinta,
Caen como rocío, sobre el pensamiento, resultan
En aquello que millares, millones, quizá, piensan;
Qué extraño es que la carta más breve,
En lugar del habla, pueda resultar inconmovible vinculo
Que dura una eternidad; a qué estrecheces reduce el Tiempo
Al hombre frágil, cuando un papel, incluso un jirón como éste,
Le sobreviven a él, a su tumba y a todo cuanto de él fue.
Smith