De: «Smith» ‹anovak@strongwomanstory.org›

Para: lnovak@metrognome.net.au

Asunto: Pregunta

Hola. Soy Alexandra (tu hija).

Tengo una pregunta que no se me ocurre nadie más a quien formular, me refiero a nadie capaz de responderla: ¿Es éste tu correo?

PS: Sé que ha pasado mucho tiempo.

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De: lnovak@metrognome.net.au

Para: «Smith» ‹anovak@strongwomanstory.org›

Asunto: Re:Pregunta

Alexandra:

Qué maravillosa sorpresa; es fantástico saber de ti después de tanto tiempo.

La gente suele decir «después de tanto tiempo» como un modo de acercarse a la persona a la que escriben; pero sé que soy yo, y no tú, quien ha tardado tanto en hacerlo. Podría darte las excusas de rigor: que no sabía tu dirección, que estoy condenadamente ocupado la mayor parte del tiempo, pero después de todo tú sí has dado con mi paradero; podría incluso haber preguntado por ti a tu madre, aunque eso hubiera supuesto averiguar primero su dirección, que no tengo desde que cumpliste los dieciocho años y concluyó mi vínculo legal con ella. Por supuesto nunca estoy tan ocupado, no tanto como para no hacer lo que quiera. De todos modos, ahora que he empezado continuaré. Lo prometo.

De modo que sí, soy yo y éste es mi correo. Y ¿cuál era la pregunta? Y ¿cómo estás? Y ¿cómo te ha ido?

Con cariño,

Lee

PS: ¿Qué es strongwomanstory.org? Supongo que debería saber cómo encontrarlo en Internet, pero después de tanto tiempo en lugares donde a menudo no tienen ni teléfono ni máquinas de escribir, y ya no digamos ordenadores o conexión a Internet, he adoptado una postura arrogante y arisca respecto a la World Wide loquesea.

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De: «Smith» ‹anovak@strongwomanstory.org›

Para: lnovak@metrognome.net.au

Asunto: Re:Re:Pregunta

De acuerdo.

Sé que estás muy ocupado, y no quiero quitarte mucho tiempo. La pregunta es la siguiente: ¿Escribió Lord Byron alguna novela? Busqué en Internet y me acerqué a la biblioteca, pero el caso es que no logré estar segura. Vamos, que en ningún lado decían que no la hubiera escrito. Me refiero a que obviamente no era una faceta importante de su obra, o lo habría encontrado sin mayores problemas, ¿no crees? Ya te explicaré por qué necesito saberlo cuando lo sepa. Eso ha sonado muy mal, ¿verdad?

Para entrar en el sitio web en el que trabajo sólo tienes que introducir el texto del enlace (o sea, strongwomanstory.org) en la ventanita de «Búsqueda» de Google o de lo que sea que utilices. También puedes hacerlo en la ventana de «Dirección» y luego apretar la tecla «Entrar». No tienes por qué introducir el http:// y todo eso. Sólo haz clic donde toque; no te perjudicará ni te pondrás malo; lo peor que puede pasar es que te pierdas o te aburras.

Alexandra

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De: lnovak@metrognome.net.au

Para: «Smith» ‹anovak@strongwomanstory.org›

Asunto: Re:Re:Re:Pregunta

Alexandra:

Al final todo eso que me explicaste funcionó. Felicidades. Por lo que veo en los créditos eres la editora; no creo que sepa exactamente qué supone eso tratándose de un sitio web. ¿Algo así como un editor de películas o como un editor de textos? He echado un vistazo a algunas de las páginas. Admito que nunca había oído hablar de la mayor parte de esas mujeres, lo que imagino es la intención de la página. Los facsímiles de los manuscritos me parecieron lo mejor, y no sabría decir si al verlos me sentí más cerca o más lejos de ti.

En lo que respecta a tu pregunta. Hacía tiempo que no pensaba en Byron. No tengo ninguna referencia bibliográfica suya a mano en este momento. Muy pronto abandonaremos este lugar perdido de la mano de Dios para llevar a cabo algunas investigaciones en Tokio, donde encontraré un montón de obras de referencia en inglés (sus bibliotecas están a rebosar de ellas, hay tantas como pueda haber en las mejores bibliotecas universitarias norteamericanas). Pero por lo que recuerdo no sé a qué te refieres. Lord Byron nunca escribió una novela. Nunca escribió prosa. Su amigo Edward Trelawney le animó a hacerlo, pero Byron le dijo que lo hubiera hecho de no haber escrito nada Walter Scott, y que de todos modos un hombre no debería escribir una novela hasta cumplir los cuarenta años, edad que, como bien sabrás, nunca alcanzó.

Por otro lado sí puedo decirte que empezó a escribir una. Se trata de una de las escenas más célebres de la literatura inglesa. Sucedió en la Villa Diodati, que Byron había alquilado en Génova. Shelley, Mary Shelley y Byron están sentados juntos en una tempestuosa noche, cuando Mary dice: «¡Escribamos un cuento de miedo!» Y así lo hacen. El de Mary es Frankenstein. Shelley no consiguió llegar muy lejos con el suyo, y las pocas páginas de la novela de vampiros que Byron empezó las cedería luego a otro de los participantes en la velada, un tal doctor Polidori, que sin conocimiento de Byron amplió el contenido hasta convertirla en una novela larga, una de las primeras narraciones de vampiros escritas en inglés. La publicó bajo seudónimo y permitió que todo el mundo creyera que el autor era el propio Byron. Además, Polidori bautizó al personaje principal, el vampiro, con el nombre del protagonista de una novela de Caroline Lamb, una de las antiguas amantes de Byron; el héroe de la novela de ella es un monstruo en quien todo el mundo reconoció a Byron (¿me sigues?). Todo eso no molestó a Byron en absoluto, y me refiero tanto al comportamiento de Polidori como al de Caroline. Ninguna reacción por su parte, y es que, exceptuando las ofensas al honor, o las traiciones de verdad, Byron era incapaz de sentir el menor rencor, porque terminaba riéndose de todo.

Me sorprende que recorras este antiguo territorio mío. Recuerdo que lo primero que me dijo tu madre (bueno, casi) fue: «Byron nunca me ha gustado.» Acababa de romper el hielo con ella en una fiesta de la facultad —Dios, cuántos años desde que asistí a la última— y yo había mencionado mi interés por Byron. Respondí: «Bueno, claro que no te gusta. Si no lo conoces.» Quizá debería decirte lo mismo, ¿o no?

Vamos, que me encantaría saber más cosas, ¿a qué viene tu interés por Byron? Supongo que tiene algo que ver con Ada, y también me gustaría saber de ti, y prometo responder en seguida a tus preguntas, o enviárselas a alguien que pueda hacerlo, si es que soy capaz de recordar dónde puedo dar con esa gente. Conservo muy pocos contactos de mi antigua etapa académica.

Te quiero, Alex.

Lee

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De: «Smith» ‹anovak@strongwomanstory.org›

Para: lnovak@metrognome.net.au

Asunto: Secreto

No sé si lo que hago podría llamarse «edición». Me metí en esto porque obtuve (casi) una licenciatura en Historia de la Ciencia, y trabajé en un proyecto para publicar toda la correspondencia de una sociedad científica del siglo XVIII, de modo que aprendí a entender escritos en caligrafía antigua y malas fotocopias. En primer lugar, la gente que fundó el sitio de Strong Woman no son historiadores de la ciencia; una de las ideas que tuvieron fue la de extraer cartas y documentos de libros, repasar los originales y retranscribirlos (por si se habían producido errores, o supresiones, ya sabes) y hacer facsímiles, lo que en realidad era innecesario pero bonito, ya que podías ver la escritura, los diagramas, las ecuaciones y esas cosas que se solían incluir, y, a veces, tachar sobre la marcha (me encanta encontrar cosas tachadas), la letra y los números apretujados en los márgenes, unos obsesivamente pulcros y otros desordenados y caóticos.

De modo que soy la que lee esas cartas y demás, y aprendí los rudimentos de Internet para introducirlo todo, además de otras cosas, como redactar algunos de los comentarios y notas. No obstante, somos un equipo.

Sí, tiene algo que ver con Ada. Estoy en Inglaterra, investigándola para el sitio web, ampliar su biografía e incluir nuevos detalles. Han aparecido unos documentos cuya existencia se desconocía hasta el momento, y estamos pensando qué pueden ser. Una de las cosas que los conforman son unas páginas de notas escritas por Ada, y la historia de cómo adquirió el manuscrito de una novela que escribió Byron. Dice también que va a escribir notas para la novela, y ahí están. No obstante, no tenemos ningún manuscrito de la misma, aunque hay una página que podría pertenecer a ella. Sólo una página. Si extraes una frase y haces una búsqueda en los textos on-line de Byron en Internet no hay forma de encontrarla (ya lo he intentado). ¿De qué se trata y adonde fue a parar, si es que realmente existió? ¿Se te ocurre algo? Incluyo la página del texto que hemos recuperado. La he escaneado para que puedas echarle un vistazo. Cuesta leerla, pero podrás hacerlo.

La documentación cayó en manos del sitio web por mediación de un particular. Nadie quiere publicidad de momento. Así que...

Alexandra

Adjunto: Unapagina.doc

hombre. No importa, soy tan ignorante como él en lo que a ese gran país respecta, ignorancia en la que me regodeo, ya que he terminado para siempre con el mundo que conozco. Quizá debamos descender el Mississippi, como hizo lord Edward Fitzgerald, el único héroe auténtico que he conocido, y, como él, ir más allá, más allá del golfo de México, a Darién, a los Brasiles, al Orinoco. No lo sé.

De modo que adiós. No soy tan insensato como para creer que América pueda ejercer de médico o sacerdote, sé que no todas las enfermedades pueden curarse allí, ni perdonarse todos los pecados. No obstante, esta mañana me siento como quien ha peleado toda la noche en sueños con un enemigo, para al final despertar y descubrir vacíos los brazos. ÆNGUS

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De: lnovak@metrognome.net.au

Para: «Smith» ‹anovak@strongwomanstory.org›

Asunto: Página

Alex:

Es algo sorprendente, y no es que yo sea quién para decirlo, pero deberías asegurarte de que no se trata de una falsificación, sobre todo teniendo en cuenta la misteriosa procedencia de la documentación que mencionabas; hallazgos de este tipo suelen ser anunciados a bombo y platillo en todo el mundo, y la consiguiente publicidad suele elevar el precio, como el millón de dólares del baúl lleno de correspondencia y documentos de Melville, que se descubrió en un antiguo cobertizo de Berkshire hace unos años. De modo que lo primero que debe hacerse es verificar que sean auténticos, cosa que no puedo hacer. Parece inverosímil que el manuscrito de una novela de Lord Byron no haya sido encontrado en tanto tiempo.

Pero qué extraño. América. En los últimos años de su vida, antes de decidirse por la aventura griega, Byron hablaba a menudo de ir a las Américas: sobre todo a Sudamérica, pues no hacía distinción alguna entre una y otra, y emprender allí una nueva vida como colono. George Washington era una de las personalidades históricas que contaban con su admiración sin que ésta estuviera teñida de ironía. Otra era la del Fitzgerald mencionado en la página que me has enviado.

¿Podría echar un vistazo a las notas que escribió Ada, si me las escaneas? No las perjudicará ese proceso, ¿verdad? Se trata de documentos muy valiosos, como seguro sabrás, si es que en verdad son lo que parecen. ¿Y si lo son? Porque entonces... Guau. ¿Vas a acercarte a los archivos Lovelace para ver si puedes encontrar alguna referencia de estos documentos? Parece imposible que pueda haber una novela entera de Byron que haya pasado no relacionada en los papeles de Ada, aunque ojalá sea así.

Ahora tengo dos preguntas para ti que no vienen a cuento. La primera: ¿Por qué pensaste en mí cuando necesitaste una respuesta? Hay un montón de gente más capacitada que yo. La otra pregunta es por qué te haces llamar «Smith» en tu dirección de correo electrónico, ¿se trata de algo relacionado con Internet?

Lee

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De: «Smith» ‹anovak@strongwomanstory.org›

Para: lnovak@metrognome.net.au

Asunto: Smith, etc.

Supongo que el motivo de que te escribiera se debe a que es un secreto. No se me ocurría a quién contarle todo esto sin dar demasiados detalles. Eso es todo. En realidad no soy ni una erudita ni una historiadora. Te enviaré las notas de Ada en cuanto pueda escanearlas. No las perjudicará. Además, llevo unos de esos guantes blancos.

Casi todos me llaman Smith. En parte por la universidad. Después de dejar la primera facultad a la que acudí, ingresé en un curso especial para obtener una licenciatura en letras (el programa Ada Comstock, ¿qué te parece eso?). También en parte porque en una ocasión bromeé con que quería un apellido por nombre, como esas estrellas de cine de moda con nombres como Parker, Drew y Reese. ¿Por qué no Smith?, dije yo. Y ya ves que la cosa cuajó.

Odio pensar que estos documentos puedan ser falsos. Voy a empezar a investigarlo. Gracias y ya tendrás noticias mías.

Alexandra

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De: lnovak@metrognome.net.au

Para: «Smith» ‹anovak@strongwomanstory.org›

Asunto: Re:Smith, etc.

¿Sabías que durante los últimos seis meses de tu vida prenatal íbamos a ponerte Haidée, por una chica del Don Juan de Byron? A tu madre le parecía bien, pero luego cambió de idea. No pude convencerla. Smith está bien. La verdad es que nunca me encajó el nombre de Alexandra contigo. Alexandra es una belleza fría y regia. Alex es marimacho. Sandy es una chica mona con coletas (y una perra llamada Annie...). No sé por qué a tu madre le gustaba ese nombre.

Aprovecho para decirte que nadie es un auténtico historiador, igual que nadie es escritor o, para el caso, santo. Esas cosas sólo pueden hacer referencia a lo que haces, no a lo que eres: bien porque escribes, llevas a cabo investigaciones históricas o porque eres buena persona, etc. Deja que sean los demás quienes pronuncien las palabras rimbombantes. Robert Frost afirma que «poeta» es un término que sólo otra gente puede aplicar al referirse a alguien. Créeme, puedes tener una vida repleta de inseguridades si te aplicas uno de esos títulos, se usa para definir tu yo interior. Poeta. Estrella. Genio. Criminal.

Lee

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De: «Smith» ‹anovak@strongwomanstory.org›

Para: «Thea» ‹thea.spann133@ggm.edu›

Asunto: Hola

Thea:

He escaneado las tablas matemáticas y te las he enviado en CD por FedEx; descargarlas te llevaría una eternidad, yo tardé un día entero, con su noche, en escanearlas y copiarlas para que puedas leerlas. Creo que es una bobada que no podamos pedirle a alguien de por aquí que les eche un vistazo, pero Georgiana teme que se pueda descubrir el pastel antes de que hagamos el anuncio oficial. Opino que piensa demasiado, no creo que a nadie le importe tanto como ella cree. Incluso está un poco preocupada por ti, pero le dije que eras mi esclava sexual y que contigo el secreto estaba a salvo.

Me escribió Lee. Yo respondí. Hasta ahora, bien. Es raro, pero no tanto como cabía esperar. Eso es lo que me parece más extraño. Supongo que tarde o temprano tendremos que decir algo. Sería muy muy raro si no lo hiciéramos.

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De: «Thea» ‹thea.spann133@ggm.edu›

Para: «Smith» ‹anovak@strongwomanstory.org›

Asunto: Re:Hola

lo haras     creeme     y entonces ya se vera     no lo apruebo pero no voy a proporcionar al fbi su direccion de correo electronico     de todos modos o ya la tienen o no le dan importancia     la verdad es que no me importa nada     el me refiero     solo quiero que no te haga daño

vacaciones de primavera en la facultad     asi que ELLOS se han ido a casa o al apartamento     y aqui estoy a solas de noche con mi v     ah que mierda

t

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De: «Smith» ‹anovak@strongwomanstory.org›

Para: «Thea» ‹thea.spann133@ggm.edu›

Asunto: v

Te llevaré un nuevo v, amor mío. El Especial Spice Deportista.

Voy a echar un vistazo en Oxford a la documentación de Ada. Georgiana quería acompañarme («nos turnaremos para conducir, querida») pero le ha salido un asunto familiar. No lo lamento, aunque me da un poco de miedo ir sola. Oxford. Me siento como un ratón de campo que no cuenta con la compañía de un ratón de ciudad que le muestre todo lo bueno, y también todo lo malo. Como si me pudieran comer viva. Anoche tuve un sueño relacionado con eso de ir a un sitio enorme y oscuro y hostil (como sólo pueden serlo algunos lugares que visitamos en sueños) y no encontrar la salida; no había nadie que pudiera ayudarme, y a nadie le importaba. Creo que debe de ser cosa de la niñez, esos sueños, me refiero, cuando los adultos no te prestan la menor atención y tú no sabes por qué tienes miedo.

Escríbeme. Dime que soy valiente y lo seré.

Smith