De: «Smith» ‹anovak@strongwomanstory.org›
Para: lnovak@metrognome.net.au
Asunto: No hay novela
Lee:
Malas noticias. No hay novela, ya no hay novela.
Por lo visto (¿por qué se dirá eso cuando se tienen noticias, en concreto malas noticias? «Por lo visto tu padre ha muerto.» «Por lo visto te has perdido.» Como en los viejos chistes, ¿no? «Por lo visto un tren entró en un bar.» Vale, olvídalo), cuando se estaba muriendo, Ada tiró la toalla y se lo entregó todo a su madre. Y por lo visto, a juzgar por una carta que ha aparecido en el archivo Lovelace, la novela fue quemada. He escaneado la carta para que puedas leerla; cuesta entender la letra, pero ten paciencia; mira a ver si crees que significa lo que yo creo que significa.
S
Adjunto: ada12.tif
Mi querida Gallina, no puedo ya escribir con pluma y tinta, de modo que utilizaré un lápiz, tus cariñosos ojos podrán leer lo que escriba, aunque nadie más pueda hacerlo. Oh, querida mía, he resistido con tal insensatez y durante tanto tiempo que ya no puedo más, ni puedo ni lo haré. Dices que no me creerás si no ves en persona cómo arde esa cosa pero ¿creerás a William? Le pediré que esté presente cuando lo haga. También él ha sufrido por culpa de mi obsesión, lo lamento, y no es lo único que lamento. Ahora sé que es lo correcto y tienes razón al exigírmelo pedírmelo. No la has leído y ni falta que hace; no hay nada en ella que deba quedar para la posteridad y supongo que no debe hacerlo. Oh, estoy tan cansada y me duele tanto. Mi resistencia a toda la bondad que me has inculcado ha desaparecido, créeme, desaparecido. Dices que todo mi sufrimiento tiene un propósito y que el propósito es que no pueda lamentar la pérdida de todo cuanto forma parte de esta vida y no de la siguiente. No sé si ésa será la razón, mas, oh Gallina, no se me ocurre otra, y debo con humildad aceptar la tuya. Sólo que a estas alturas ya he aprendido la lección y deberían liberarme
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De: lnovak@metrognome.net.au
Para: «Smith» ‹anovak@strongwomanstory.org›
Asunto: Re:No hay novela
Creo lo mismo que tú: que Ada quemó el manuscrito de la novela porque su madre quiso que lo hiciera. Llamaba Gallina a su madre. Ella, su madre y su esposo (William, a quien menciona en la carta) se llamaban con esos nombres de aves cuando se ponían cariñosos. Como sabes, Ada murió de un cáncer cervical y por lo visto sufrió lo suyo. Me creo eso de que su madre le dijera que ese sufrimiento era por el bien de su alma.
No sé qué decir. Espero que no se tratase de algo consistente, tan sólo unas páginas sueltas. Aunque las notas de Ada que me enviaste, si es que las leí bien, sugieren la existencia de algo bastante sustancial. Me siento como un niño que hubiera nacido muerto.
Lee
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De: «Smith» ‹anovak@strongwomanstory.org›
Para: lnovak@metrognome.net.au
Asunto: Re:Re:No hay novela
Lee:
A juzgar por la carta de Ada, creo que su madre nunca leyó el libro. ¿No te parece? ¿Pudo pedirle a Ada que lo quemara sin haberlo leído siquiera? ¿Cómo iba a saber que no era inofensivo? No era suyo. Puede que nos equivoquemos. Ada dijo que su madre no creería que lo había quemado a menos que lo viera con sus propios ojos, de modo que sospechaba que Ada lo escondería. Y puede que lo hiciera.
S
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De: lnovak@metrognome.net.au
Para: «Smith» ‹anovak@strongwomanstory.org›
Asunto:
S:
No, no nos equivocamos.
¿Sabías que lady Byron (la madre de Ada), junto a otros, incluido el editor de Byron, John Murray, y su amigo John Cam Hobhouse, además de su amigo y biógrafo Thomas Moore, se reunieron para quemar el manuscrito de las Memorias de Lord Byron, que ella no había leído (tan sólo Moore lo había hecho)? Técnicamente pertenecían a Augusta Leigh, la hermanastra de Byron; sin embargo, lady B. la forzó a hacerlo; había convencido ya a Augusta de que era la mayor pecadora de la historia (no, la segunda mayor pecadora, después del propio Byron). De modo que los hombres se reunieron en el despacho de John Murray y quemaron un libro escrito por el hombre al que aseguraban amar, un libro que sólo uno de ellos había leído, se supone que por su cuenta: el peor acto de vandalismo literario del siglo, al menos el que yo más lamento. Y todo porque lady Byron temía que su marido pudiera contar la historia de su matrimonio, y ella no pudiera ya controlar la situación.
Te diré una cosa. La historia de Ada contiene a un monstruo como progenitor, pero no es su padre, sino su madre. No se me ocurre una comparación más adecuada para esta mujer que los personajes de la novela gótica. Sin embargo, no es un monstruo romántico, sino uno Victoriano: un sepulcro blanqueado, un amasijo de engaños, de verbo suave, dueña de sí, santurrona, de una increíble crueldad mental disfrazada de religión, moral, sentimientos «elevados» y motivos «puros». Utilizaba su dinero para controlar a las personas que dependían de ella, o a todo aquel que podía verse inducido a aceptar su ayuda, y ni siquiera era capaz de admitir que hacía tal cosa. Compartió los secretos de los supuestos pecados de Byron con docenas de personas, cada una de las cuales se creía única depositaria de dichos secretos. Es sorprendente la cantidad de personas a las que hizo postrarse y humillarse ante ella. Te diré una cosa estupenda. Le interesaba mucho la educación —toda su clase estaba, está, interesada en la materia—, e hizo edificar una serie de modestas escuelas punitivas donde los niños de las clases humildes podían servir de cobayas de las últimas teorías educativas, a cambio de mostrar una gratitud constante. También le interesaban las reformas penitenciarias: se involucró con el Panóptico de Jeremy Bentham, una de las combinaciones más asombrosas de control social y altruismo moral jamás concebidas. El Panóptico era una cárcel (puede que ya sepas de qué hablo, porque se ha convertido en una corriente de la teoría social) construida en una torre redonda, dentro de la cual las celdas individuales estaban dispuestas en un anillo exterior, que podía vigilarse constantemente desde el puesto central. Los guardias podían ver a los presos en sus celdas, aunque debido a la iluminación con que contaba el lugar, y gracias a un sistema de persianas, los prisioneros no podían ver a los guardias; sabían que podían ser observados en cualquier momento, aunque no si lo estaban siendo en ese preciso instante, de modo que no tenían más remedio que dar por sentado que los vigilaban a todas horas. No podían comunicarse con o ver a ningún otro preso, pero los guardias podían verlos a todos todo el tiempo. Bentham pensó que bastaría con eso para mantenerlos bajo control. Como Dios, siempre con un ojo pendiente de uno, un ojo invisible. O como dijo Edmund Burke, que odiaba este tipo de proyectos racionalistas, como una araña en la telaraña. El ojo de Dios, la araña: entenderás ahora por qué a lady Byron le seducía tanto la idea. Así fue como vivió su vida: cada prisionero en su celda, y ella observándolos a todos. Y lo hizo para castigar el crimen o el pecado, los de su marido, en primer lugar, inolvidables, imperdonables.
No nos equivocamos. Ada afirma que pedirá a William que certifique que han quemado la cosa. Casi hasta el momento de la muerte de Ada, cuando la crueldad de su horrible alma terminó por alienarlo incluso a él, William estaba enamorado de la madre de Ada, e hizo todo lo posible por complacerla. Lee The Late Lord Byron, de Doris Langley Moore. Léelo ya. Es desgarrador.
Lee
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Para: «Thea» ‹thea.spann133@ggm.edu›
Asunto: Nada más lejos de la verdad
De acuerdo, lo que te conté sobre el matrimonio de Byron no es del todo cierto. De hecho, nada más lejos de la verdad. Compré un libro que me recomendó Lee. Por lo visto, nos enfrentamos a la Malvada Bruja de Occidente. Es tan horrible que no tienes más remedio que perdonarla, porque nadie podría ser así de no haberse torcido su personalidad en algún momento. No sé cuándo.
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Asunto: Re:Nada más lejos de la verdad
nada mas lejos de la verdad quien ada byron mama byron todos ellos quien es tan horrible
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De: «Smith» ‹anovak@strongwomanstory.org›
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Asunto: Re:Re:Nada más lejos de la verdad
Ada no. Lady Byron, su madre. Pasó toda la vida, después de separarse de Byron, justificándose como la que tenía la razón. Doblegó y corrompió a todas las personas a las que quiso (y creo que a su modo las quiso) para ponerlas de su parte. Tuvo a Ada desde el principio, e hizo todo cuanto pudo por que ignorara la existencia de su padre, hasta que llegó el momento de compartir con ella el secreto de su maldad. Lo que más temía era que Ada se quedara con él, no física sino emocionalmente. Sé qué estás pensando, Thea, pero sabes que no es cierto. Mi madre no pudo intrigar contra nadie o para nadie, ni siquiera para sí misma, ni para mí.
Cuanto más descubro acerca de Ada menos pienso que su madre consiguiera sus propósitos, y más me gusta ella. No creo que fuera una Strong Woman. La mujer fuerte era su madre. Nunca hizo las cosas que se había planteado hacer, y al final no importa qué quieras hacer o qué creas que puedes hacer, sólo importa lo que haces. Y no importa qué te parece lo que has hecho, sino lo que es en realidad —vaya si sé de qué va eso, y tú ya sabes que lo sé.
Pero aprecio a Ada. Cuesta no hacerlo. Por su vanidad y por sus asombrosas esperanzas en sí misma, su visión de lo que sería posible en el futuro, tan clarividente, y acertada, aunque no tuviera medios de probar sus teorías, que eran tan distintas a las de los científicos de verdad que la rodeaban.
Y también por ser una chalada. Y por lo mucho que sufrió, y lo valiente que fue. Estaba como una cabra. Me recuerda a ti.
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Asunto: Tranquila
Prioridad: Normal
te recuerda a mi por que a mi no me recuerda a mi creo que te estas distanciando como un globo que se escapa de la muñeca de un niño si como cuando estuve en stanford no pasa nada tu escribe y cuentame
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Asunto: Re:Tranquila
Prioridad: Normal
De hecho no me recuerda a ti ni a nadie como tú. No sé por qué lo dije. Puede que me recuerde a mí. Cuando era niña inventó una ciencia llamada Vuelogía. No le dejaron leer cuentos de hadas ni poesía, para evitar, supongo, que pudiera desarrollar una tendencia heredada a la aberración mental, la locura o lo que fuera que podía heredar de su padre. De modo que en lugar de soñar con ese tipo de cosas, soñó con la ciencia. El Arte de Volar. Estudió las alas de las aves muertas para aprender cómo lo hacían, y montó un laboratorio llamado Sala de Vuelo, lleno de cuerdas y poleas y una especie de «triángulo». Realizó planos, bocetos y alas de papel, y quería construir un caballo volador a vapor (adoraba los caballos) con espacio en su interior para un conductor o piloto; quería convertirse en una paloma mensajera, para entregar y recoger la copiosa correspondencia de su madre. Durante un tiempo firmó las cartas como Annabella Paloma Mensajera. ¿Por qué cada vez que lo pienso me dan ganas de echarme a llorar?
Pienso en ti. Estudiaste matemáticas a pesar de que nadie quería que lo hicieras, y no te importó lo más mínimo. Thea, te quiero. Ahora mismo tengo ganas de apoyar la cabeza en el hueco de tu hombro y llorar. Me gustaría saber por qué, pero no importa.
Smith
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Asunto: llorar
que quieres apoyar la cabeza donde dios no llores ya sabes como me pongo cuando lo haces
te recuerda a ti porque tuviste un padre del que te has mantenido distanciada toda la vida por un buen motivo y hay algo sobre el de lo que no se puede hablar pero de lo que debio hablarse ahora lo comprendo debio hacerse vale aqui estoy y aqui estare y si vuelves yo volvere a ser simplemente yo como antes sera estupendo espero porque soy todo lo que tengo
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