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Así se ven dos caras del olvido: una que está en la historia propia del significante y que siempre se recoge, es el olvido «necesario», es el olvido que se efectúa por la represión misma y que tarde o temprano nos será revelado, ese olvido que tendrá que ver con la temporalidad del «futuro anterior»; «lo que habré sido para lo que estoy llegando a ser». Modalizando la cuestión se podría afirmar: la represión «necesaria» de ese olvido es «posible» que aparezca en la historia como retorno de lo reprimido.
Pero hay otro olvido, el que no se inscribe en la secuencia modal necesario-posible, es el olvido «imposible» de la letra, el olvido que sólo de modo «contingente» puede ser suspendido transitoriamente, y reaparecer en lo real como «puntuación sin texto», alucinación o déjà vu.