5. La cuestión de la verdad.
« La vérité, αληθεια = Verborgenheit»
(1989)
En el Seminario Encore[1] Lacan hace una extensa referencia a un pequeño libro que entonces acababa de aparecer, El título de la letra.[2] Considera que sus autores, tras un «extraordinario trabajo», llegaron al impasse que él había producido en La instancia de la letra en el inconsciente. Al llegar a ese punto, dice, «se hacen los locos» y se declaran desconcertados. Dicho impasse es designado por Lacan «respecto a lo que, en el discurso analítico, se refiere a la manera de abordar la verdad y sus paradojas».
Esto escapa a los autores, dice Lacan. Por ello las treinta últimas páginas en las que los autores se «consideran exonerados», desconcertados, son las páginas en las que surge el odio, llevándolos a suponer en Lacan un desconcierto similar al que padecen. «Por eso son ustedes los llamados a enfrentarse a sus conclusiones». Esta frase, dirigida a través del numeroso auditorio a sus discípulos, fue pronunciada el 20 de febrero de 1973. Unos meses antes, Lacan había escrito su palabra definitiva al respecto:
Y vuelvo al sentido a fin de recordar el esfuerzo que necesita la filosofía —la última en salvar su honor por estar al día y haber llegado a la página que el analista hace ausente— para percibir aquello que, del analista, es recurso cada día: que nada esconde tanto como lo que revela, que la verdad, αληθεια = Verborgenheit. De modo que no reniego de la fraternidad de este decir, puesto que lo repito sólo a partir de una práctica que, al situarse desde otro discurso, lo vuelve incuestionable.
L’Etourdit, 14-7-72[3]
Nosotros, lectores de Lacan, llegamos a la soprendente condensación por él producida, «lo mismo es αληθεια y Verborgenheit», recién a comienzos de 1987. Tratamos catorce años después de desentrañar la cuestión esencial que está en el corazón de la llamada de Lacan: la verdad y sus paradojas.