Capítulo 43

 

Cinco meses más tarde...

 

 

—No me lo puedo creer, esto es una broma.

—Assa, ¿tú crees que voy a poder caminar con esto? —Le señalé unos zapatos blancos de novia muy bonitos y altos, pero que no pensaba ponerme. Me casaba en el bosque y con mis botas de montaña. Ésa era Dunia Bergman, la rara de clase, la friki que no encajaba en el grupo de amigos... pero ésa era yo y Markel lo supo desde un principio y me aceptó de ese modo.

—No puedo verte con eso.

—Pues tápate los ojos. —Una carcajada salió de mi garganta sin que pudiera controlarla.

—Nena, debemos salir, están todos esperando. —Asentí para luego terminar de abrocharme las botas y mirarme al espejo.

Me encantaba la imagen que se refleja: llevaba un vestido de novia por encima de la rodilla, con un cinturón marrón obviamente a juego con mis botas. Tenía el cabello recogido hacia un lado, y apenas llevaba maquillaje. Me vi a mí misma; no era la típica novia, pero obviamente en ningún momento había intentado serlo.

Mis ojos se clavaron en el anillo que llevaba en el dedo y sonreí. No era el mismo anillo que me regaló Markel en la presentación, sino uno creado exclusivamente para este día.

Mi padre me separó del espejo y caminé agarrada de su brazo mientras rodeábamos mi casa. Cuando vi de nuevo mi altar, sonreí emocionada. Markel estaba al final, de pie delante de dos troncos que Aksel había tallado para que fueran nuestros asientos; una especie de trono. Resultaban muy frikis, pero que a mí me chiflaban y los pensaba conservar para mi jardín. Los invitados también se levantaron de sus correspondientes troncos y nos miraron sonrientes. Nadie se sorprendió de mis botas, ni tan siquiera las miraron. Fui saludando uno a uno mientras pisaba el serrín coloreado de rojo que Grete y Fredrik llevaban días preparando, trabajando a destajo para crear esa fabulosa alfombra. Miré hacia mi derecha y saludé a una emocionada Esther y a Celeste; esta última estaba sentada al lado de sus padres.

Sí, sus padres... finalmente fui a Londres y logré hablar de lo ocurrido y compartir momentos con ellos, Beatriz jamás sería mi madre... podía intentar mantener una relación cordial con ella, pero el roce hace el cariño y ella y yo lo habíamos perdido hacía muchos años, aunque no por ello la quería fuera de mi vida. A esta conclusión no me había sido fácil llegar; no hubiera sido posible sin que mi padre se sentara frente a mí y me hablara más seguro de lo que nunca había hecho. Me hizo ver que estaba perdiendo la oportunidad de conocer a una persona magnífica, aunque había cometido muchos errores, y que no me preocupara por él, que actuara según mi corazón me dictara. Y así era, allí estaba, acompañándome en un día tan especial.

En primera fila me esperaba Fredrik. Sus avances habían sido espectaculares. Sonriente y con un pulgar levantado, estaba dándole permiso a Markel para hacerme su mujer.

Mi boda no fue típica: no había cura, ni juez, ni amigos soltando palabras de amor. Simplemente expresamos lo que sentíamos el uno por el otro y nos besamos dando paso al inicio de nuestra vida como marido y mujer.

A través de sus palabras
titlepage.xhtml
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_000.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_001.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_002.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_003.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_004.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_005.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_006.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_007.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_008.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_009.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_010.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_011.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_012.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_013.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_014.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_015.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_016.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_017.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_018.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_019.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_020.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_021.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_022.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_023.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_024.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_025.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_026.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_027.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_028.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_029.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_030.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_031.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_032.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_033.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_034.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_035.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_036.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_037.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_038.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_039.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_040.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_041.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_042.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_043.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_044.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_045.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_046.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_047.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_048.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_049.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_050.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_051.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_052.html
CR!77YWQQ981S5KBCDFSH85J3RJ0SXC_split_053.html