AGRADECIMIENTOS

Quisiera mostrar mi agradecimiento a las personas que, a lo largo de los años, me han aconsejado y orientado para que este libro se convirtiera en una realidad. Entre ellos, quedo muy especialmente deudora a Mónica Jiménez, Javier Sierra, Fernando Marías, Nacho Abad, Luis Rendueles, Manu Marlasca, Aneyma León, Almudena Izarra, Lorenzo Silva, Marta Rivera de la Cruz, Fernando Iwasaki, Susana Camiños, Gerard Jané, Fernando Martínez Arribas, Darío Lelldorian, David Agudo, Heidi Mora, Mila E. Freire, Vicente Simón, Carlos Fidalgo y V.

González. Aunque sea un tópico, a mis padres, a Pilar por su fe inquebrantable en el ser humano y a Ramón, por su crudo realismo sobre el mismo. Y a los doctores Mariano Velilla y Pedro Ruiz Lázaro, y al maestro Ángel Chicharro.

Quiero también dar las gracias a la persona anónima que un día me escuchó a través de internet y que me habló por vez primera de los vampiros emocionales. Han transcurrido muchos años desde entonces, y un par de países, pero sigo recordándola con cariño y con agradecimiento. Nunca supe quién fue, pero le debo mucho.

Me niego a agradecerles nada a las personas dañinas que han pasado por mi vida; creo, como siempre he creído, que la madurez y las enseñanzas pueden obtenerse de otra manera, y que nada justifica la maldad.

Tengan cuidado. Más allá, hay monstruos.