LAS GRAYAS
Un solo ojo, un solo diente.
MALAS, COTILLAS, TRES HERMANAS intrigantes. Cuidado con la maledicencia.
¿Quién no tiene una vecina como las Grayas? ¿Una compañera, un familiar? Con una red de amigas similar a la suya, con todo el tiempo del mundo para hablar, ver y murmurar. Las Grayas se alimentan de rumores, los extienden, los inventan. Llenan los huecos de su vida con las vidas ajenas. Las de los famosos y las de los cercanos.
Cuentan que, dicen que, se les vio en, parece que…
Nos movemos en una sociedad controlada por las Grayas. El «qué dirán» ha dejado paso al «qué dicen». Las vecinas ya no son tales: nos espían en la red social, en los movimientos secretos. Los fotógrafos aguardan en la puerta de los famosos o en la de sus familias. La compraventa de la vida privada se ha convertido en un negocio muy lucrativo, del que cada vez más personas intentan vivir. Cualquiera puede sacar una fotografía con un teléfono móvil, iniciar un rumor, afirmar que tuvo una relación con otro. La intimidad no existe. Y si no deseamos que se muestre, nos dicen las Grayas, mejor haríamos en no tenerla. En el fondo, la culpa es nuestra.