Guía de supervivencia ante brujas.

Si algo bueno tienen las brujas es que se sabe dónde viven, y su predecible gusto; las brujas se ensañarán con los niños y los ancianos, y lo harán apoyadas en su fuerza de seducción, en la debilidad de las víctimas y en su conocimiento de qué les gusta o qué necesitan.

En ocasiones, la preocupación porque nada les pase a los niños nos hace olvidar que existen brujas que rondan ancianos o enfermos, desprovistos del optimismo de una vida futura, y con un horizonte mucho más sombrío. La dependencia del cuidador es tan grande como la que muestran los niños, pero, por lo general, no se supervisan sus condiciones con la misma rigurosidad. Bien porque no tengan familia, o porque se hayan desentendido de ellos, la situación de indefensos de muchos de estos ancianos los convierte en víctimas perfectas. Incluso en los casos en los que unos parientes cariñosos se ocupen de controlar sus condiciones, han de creer lo que ven y lo que les dicen.

1. HAY QUE REPETIRSE UNA Y OTRA VEZ.

—Las brujas son astutas, y proyectan una invariable apariencia de adorable ancianidad, o de belleza irresistible.

—El triunfo de una bruja supone que alguien abandonó, simbólica o fácticamente, a unos niños o unos ancianos en el bosque.

—Una bruja siempre es una bruja. El dolor ajeno la alimenta, y le permite una herramienta de control.

—Hay más Medeas de las que creemos: unas matan a sus hijos a puñal, otras lo hacen con palabras.

2. ES PRECISO PROTEGER EN LA MAYOR MEDIDA DE LO POSIBLE A LAS VÍCTIMAS DE LAS BRUJAS.

—Pueda o no hablar, una víctima se comunica. Su cuerpo habla, las enfermedades o dolencias son delatoras.

—Una madre o un padre, por el hecho de serlo, no son necesariamente unos buenos cuidadores.

—De los entornos de brujas, salen más brujas.

3. LA VÍCTIMA NO PUEDE EXCLUIRLAS DE SU VIDA.

—Muchas veces la bruja forma parte de la propia familia.

—O bien, la víctima se encuentra en manos de un cuidador o superior con absoluto poder físico sobre ella.

—La relación de codependencia entre una bruja y su víctima, sobre todo en caso de niños con padres «brujas», debe tratarse como un trastorno específico.

4. SITUACIONES INESPERADAS.

—La tolerancia al maltrato de las brujas ha de ser cero.

—La recopilación de pruebas y la denuncia deben llevarse a cabo lo antes posible.

5. RECLAMACIONES DE OTRO TIPO.

—A la menor duda de abuso o de que una bruja esté cerca, hay que denunciar.

—Las brujas se encuentran casi siempre en los mismos entornos: cualquiera que les permita entrar en contacto con niños, enfermos o ancianos. Educación, sanidad, cuidados, trabajos voluntarios…

—A la bruja se la destruye mediante fuego o agua. Es decir, no hay soluciones parciales. Sus acciones tienen que quedar desenmascaradas y su labor destruida.

—Por duro que sea el enfrentamiento, nunca hay que reaccionar de manera personal. En la medida de lo posible se debe llevar a cabo cualquier acción a través de medios legales, y por terceras personas.