Guía de supervivencia ante vampiros

Es posible sobrevivir al ataque del vampiro: lo complicado radica en resistirse una y otra vez a su fascinación. El vampiro destruye hasta que del alma y del corazón no quedan sino la carcasa. No hay manera de pactar o contemporizar con él. En esta lucha, la única posibilidad es la huida y la protección.

Cuanta mayor sea la adicción emocional que se haya tenido con el vampiro, más importante es que se sigan los pasos siguientes a rajatabla. A diferencia de otros monstruos, el vampiro necesita la aprobación de la víctima para continuar en su vida. Recae en ella una gran responsabilidad, que debe decidir si prefiere sobrevivir sin la emoción y la tensión constante de la relación con el vampiro, o si supedita su salud mental y emocional a esa intensidad. El vampiro continuará regresando a la vida de la víctima hasta que ya no tenga nada que robarle. Por lo tanto, sería ingenuo esperar a que se canse: reaparecerá de manera constante, hasta que se le muestre que se es inmune a su manipulación. Hay que matarle de hambre, sin estímulos, sin respuesta.

El argentino Fabio Fusaro, en su libro Mi novia: manual de instrucciones, recomienda comportamientos similares precisamente para lo contrario: para atraer de nuevo a la novia perdida; pero su «Manual», por su fuerte carga misógina, sólo puede leerse en clave humorística, o ni eso. Parte de la tesis de que convertirse en un canalla es una forma aceptable de hacerse irresistible a las mujeres.

Estos consejos no servirán de mucho si, bajo la piel, en el fondo, queda la esperanza de recuperar al vampiro, hacerle ver sus errores, o demostrarle lo que se está perdiendo, y de nuevo adentrarse en una historia de amor o dependencia. No es una guía para manejar al vampiro, sino para huir de él.

1. HAY QUE REPETIRSE UNA Y OTRA VEZ.

—Nunca me ha querido, sólo me ha usado y me volverá a usar si le conviene.

—No aprenderá jamás de sus errores; nunca aceptará su responsabilidad.

—No, no va a cambiar.

—Carece de empatía, no siente nada que no esté relacionado consigo mismo.

—Siempre que habla conmigo miente.

—Ya no tiene poder sobre mí.

—Nada de lo que dice o hace puede afectarme, porque me he liberado de él.

—No le debo nada.

—Yo no le importo, nunca le he importado y nunca le importaré.

2. ES PRECISO DESAPARECER.

—No se le puede llamar. No se le puede escribir. Hay que eliminarlo de las redes sociales que se tengan en común, y si es posible, cambiar de móvil y de correo electrónico.

—No importa lo insistente que pueda ser, nunca hay que coger el móvil. Es preferible cambiar su nombre, que despierta fuertes connotaciones emocionales, por la frase «No coger».

—Deben evitarse los lugares que frecuenta, o que se frecuentaban juntos.

3. LA VÍCTIMA DEBE EXCLUIRLO DE SU VIDA.

—Es necesario deshacerse de las fotografías, regalos o referencias de él. Si no se tienen fuerzas para tirarlo todo, al menos, meterlo en una caja y retirarlo.

—No se deben aceptar regalos o flores que envíe.

—Hay que evitar a los amigos comunes, y más aún, a los del vampiro.

4. SITUACIONES DESESPERADAS.

—Si por error, se responde a una llamada suya, hay que cortarla en menos de medio minuto, no ser amable y no dar información. Sencillamente, no se tiene tiempo para esa persona.

—Si existe un encuentro, hay que evitar hablarle o acercarse. Si él lo hace, no puede permitirse un beso o una conversación. Lo conveniente es irse.

—Si provoca una discusión en público, o por teléfono, la respuesta ha de ser el silencio e irse, o colgar.

—Hay que cortar en seco a los amigos del vampiro que deseen sacar el tema o hablar de él. «Lo siento, no quiero hablar de eso». Si esa persona insiste, es mejor marcharse.

5. COMPROBACIONES.

—Es muy posible que se reciba una llamada, correo electrónico, sms o cualquier toma de contacto únicamente destinada a saber que la víctima sigue bajo su influjo. Algunos clásicos de los mensajes de comprobación son: «Te echo de menos, ¿cómo estás?». «Sé que nunca podré olvidarte, por mucho que lo intente, pero haré el esfuerzo de mantenerme lejos de ti». «Si no quieres, no contestes, pero al menos dime si estás bien.»· «Lo he intentado, pero no puedo olvidarte». «Acabo de pasar, comprar, comer… y me acuerdo de ti». «Necesito tu ayuda con…». «No quiero molestarte, pero… y me siento muy solo».

Nunca se debe contestar a estos mensajes de comprobación, cuyo único objetivo es asegurarse de que la fascinación sobre la víctima continúa. Son mensajes sin contenido, pensados para renovar el contacto y la manipulación. Lo correcto es borrarlos y no responderlos jamás, por lastimeros o terribles que suenen.

6. CÓMO SE RECUPERAN LOS RECUERDOS U OBJETOS VALIOSOS.

—Conviene meditar sobre si merece la pena recuperarlos, o pueden comprarse o reemplazarse. Si hablamos de imágenes comprometidas, cartas, o cosas con un valor real, pasaríamos a solicitarlas por escrito. Recuperar o devolver los objetos perdidos nunca debería servir como excusa para verse: resulta preferible dejarlos en un lugar neutral o que alguien sirva de emisario. Por no decir que también pueden remitirse por correo o mensajero. Si es el vampiro el que reclama sus objetos, es importante que se le firme un recibo, aunque sea casero, a la persona que se los entregue. Si se elige un mensajero profesional, está obligado a firmar el recibo.

7. RECLAMACIONES DE OTRO TIPO.

—Siempre hay que reclamar por escrito (correo electrónico, fax, burofax…).

—Siempre que sea posible, que lo haga una tercera persona.

—Nunca hay que dar información personal o reaccionar de manera personal. En la medida de lo posible se debe mantener la cortesía y el lenguaje formal.

—Es necesario insistir si no se consigue respuesta.

—Si no se logra lo que se desea, hay que buscar una solución legal lo antes posible.