
TREINTA Y UNO
EN EL ABSOLUTION
VI MIRA A CARDINAL PARA MEDIR SU REACCIÓN. TAL VEZ ELLA está adornando lo que Siv le contó, sólo un poco, pero ese es el don de un narrador, ¿o no? Tomar una semilla y convertirla en una flor de inenarrable belleza, resplandeciendo con rocío. Cardinal dijo que quería saberlo todo y ella le dio todo. Ella necesitaba comprarse algo de tiempo y lo había hecho. Nunca mintió. Todo lo que dijo era verdad. En su mayor parte. Y como tiene una memoria eidética, sabe exactamente cuáles partes embellecer.
Pero ha funcionado. Ha pasado el tiempo. Ella se siente un poco más fuerte. En cuanto a Cardinal, está tratando de ocultar que la historia lo ha afectado.
—Sé que hay mucho que comprender —dice Vi, con su voz pareja, tranquila y baja.
—¿Crees que ella todavía sea capaz de llorar? —pregunta él.
—Me gustaría pensar que ella es todavía un ser humano debajo de esa armadura. O que por lo menos lo era, entonces. El holograma la muestra temblando mientras miraba a Brendol destrozar su planeta.
Cardinal mira hacia el espacio y sonríe.
—Recuerdo a la niña. Apareció en las barracas días después, todavía sonrosada por la radiación, aunque la bahía médica la había dado de alta. Lo hacía bien. UV-8855. La llamaban Grito de Guerra porque no podía dejar de gritar durante cada pelea. Los pequeños y sus apodos. Cuando tuvo la edad suficiente, la gradué. Hace apenas un año. La pasé directamente a las manos de Phasma. Me pregunto si se reconocieron.
Él está tan quieto que Vi sabe que está conteniendo emociones profundas. Sin embargo, ella no quiere perderlo. Necesita seguir manejándolo, manejando la historia. Cuanto menos piense en el control remoto y en Baako mejor.
—Todavía se llama Phasma y es la persona más alta de aquí. Es un poco difícil dejar de notarla. Pero no te puedes sentir mal por eso. Frey era sólo otra niña que de todos modos hubiera muerto en un planeta de mierda.
Por primera vez, la cabeza de Cardinal cae hacia delante, entre sus manos, con su pelo sudoroso y despeinado. Ha estado pasando sus dedos por él una y otra vez, haciendo que se pare en pequeños rizos. Parece… bueno, más destrozado de lo que se supone que debe estarlo un stormtrooper.
—¿Por qué Brendol ordenaría esa masacre sin sentido? El propósito de la Primera Orden es traer estabilidad y paz a la galaxia. He estado en misiones y he seguido órdenes, pero la gente de Parnassos no estaba en rebelión. Ni siquiera se le dio una oportunidad de cooperar.
Vi sacude la cabeza con tristeza.
—Lo siento, pero aquí tú eres el único que no está jugando sucio. La Primera Orden va a planetas, roba niños y se apropia de recursos. Supongo que aquí arriba no puedes ver lo que pasa allá abajo. ¿Alguna vez has dejado esta cubeta? ¿Tomado un poco de descanso y relajamiento en alguna luna tranquila, con bebidas adornadas con paraguas?
—Por supuesto que no. No desde que Brendol murió. Mi tarea está aquí. Entreno a los niños.
—Ahora sabes para quién los estás entrenando.
Cardinal se pone de pie y camina de un lado a otro.
—El General Hux fue mi mentor. Mi superior.
—Claro, bueno, como casi todos los demás en esta historia, Brendol Hux era un mentiroso.
Sin pedírselo, Cardinal le trae agua y le ayuda a beberla. Ella se da cuenta de que las manos le tiemblan. Él no puede verla a los ojos, por ahora. Ella no sabe si él no puede manejar la verdad o si está planeando su siguiente movida. Ella aún no le ha dado lo que necesita. Para un hombre fuerte y firme, un hombre al que las emociones programadas casi lo tienen fuera de sí, se ha comportado cortésmente. Como espía, Vi ha entregado mucha información secreta a una gran cantidad de personas, y en ocasiones los ha llevado a situaciones similares. Como si desearan enroscarse sobre sí mismos y negar algo que siempre han sospechado, en lo profundo. Algo que ahora saben que es cierto pero que aún no están preparados para enfrentarlo.
—¿Cómo sabes todo esto? —pregunta él, con voz áspera—. ¿Cómo sabes que Brendol está muerto? Ese es uno de los secretos mejor guardados en la Primera Orden. Fuera de esta nave, la versión oficial es que está en una misión a largo plazo.
—Pero tú sabes que está muerto, y no sólo porque Armitage te lo dijo a ti y a diez mil de tus amigos.
Cardinal resopla, como si ella fuera tonta.
—Yo era su guardia personal. Él me escogió a mano en Jakku, él mismo me entrenó. Yo era infinitamente leal. Desde el momento en que me puse esta armadura, él confió en mí para que lo mantuviera a salvo. —Levanta su brazo, mostrando el rojo inmaculado—. Él mismo lo diseñó porque decía que el rojo era un color asociado con el poder. Cada momento que pasaba en mi compañía, él sabía que estaba seguro.
—Pero ¿qué pasaba cuando dejaba tu compañía? —presiona Vi—. ¿Dijo algo del tiempo que pasó en Parnassos? —Vi siente genuina curiosidad. El interrogatorio está empezando a tomar el aspecto de dos mentes iguales conspirando.
—Casi nada. Cuando llegaron, Brendol parecía medio muerto y Phasma se veía ridícula, en una armadura que no era de su talla, muy manchada, maltratada y con armas primitivas colgando por todos lados. Sólo estaban ellos dos… y la niña, pero ella necesitó pasar más tiempo en la bahía médica, de modo que sólo la conocí más tarde. Ninguno de los troopers de Brendol sobrevivió. Eran mis amigos, entrenaron a mi lado. En ese momento nos dijeron que murieron al estrellarse, derribados por una nave enemiga. Me sentí muy mal por no haber estado yo con Brendol, y el hecho de que Phasma estuviera allí con él en lugar de… bueno, sentí como si de alguna manera le hubiera fallado. Estaba aterrado de que me estuviera reemplazando. Supongo que ahora no tengo nada que perder al contarte esto, ¿o sí?
Vi sacude la cabeza y hace su mejor esfuerzo para mostrar empatía, para sacarle la verdad con su silencio. Por lo que ha aprendido de la Primera Orden, no son buenos para compartir debilidades ni hablar de emociones. Este es un papel delicado, pero ella está acostumbrada a representarlo.
—Con Brendol como su defensor, a ella se le dio la bienvenida en la Primera Orden —continúa él, mirando hacia el aire muerto del pequeño espacio—. Yo la entrené, como él me lo pidió, y luego le dieron su propia capa de capitán, y de pronto mi propia capa no fue tan importante. Brendol me dio esta armadura y un año después ella estaba vistiendo su armadura cromada. Todavía no sé cómo o de dónde la obtuvo. Brendol aseguró que no sabía, pero él tenía esa sonrisa tan suya. Ella se volvió su preferida, su niña de cartel, su leyenda. Aunque sentía resentimientos hacia ella, lo creí. Que ella era tan grande como proclamaban que lo era. Pero ella era siempre tan callada, tan enigmática. Luego empecé a dudarlo. Ahora vienes tú con esta historia. ¿Realmente Siv está viva después de eso?
Vi sonríe con suavidad. La banda que rodea su frente cruje mientras ella se inclina inadvertidamente hacia delante como para, ¿qué? ¿Conspirar? ¿Acomodarse?
—Siv está viva, al igual que su hija. El resto de ellos está muerto.
—Pero ¿cómo?
—La Estación Calliope fue hecha para soportarlo todo, y ya había sobrevivido a un evento radioactivo. Ella sintió la sacudida en el vestíbulo, pero el gand le había dicho que siguiera caminando, así que se levantó y siguió caminando, directo a la bahía médica. Los scyres engendraban gente dura. Aun sola, Siv estaba decidida a vivir y a criar a su hija. —Vi sonríe; una sonrisa real esta vez—. Una niña hermosa, tiene la piel de Siv y los ojos de Torben. Puede gritar con la fuerza suficiente para aturdir a un wookiee. De cualquier modo, Siv fue lo suficientemente inteligente para cerrar la puerta contra explosiones, y la estación tiene algunas nuevas cicatrices en sus paredes blancas. Ella ha pasado por muchas cosas, todavía tiene muchas cicatrices. Pero no hay nadie alrededor para verlas.
Vi trata de levantar su brazo para rascarse la nariz, pero está tan atrapada como siempre. Había olvidado, con la informalidad de su conversación, que aún está en la silla de interrogación, cuyo control remoto está en la mesa como un mazo olvidado de pazaak; uno barajado en contra de ella.
—Pero tú la viste —musita Cardinal.
—Le di un susto mortal. No ha salido en diez años. Le preocupa que la radiación pueda hacerle daño a Torbi. Cualquier cosa que hubiera causado la explosión, resultó que el resto de la estación funcionaba muy bien. Además, los droides están más que felices de ayudarla. Siv tiene un complemento entero de sirvientes útiles y comida suficiente para alimentar a un ejército durante un siglo. Han estado allí diez años sin ver una sola alma. Se puso tan feliz de verme que su historia prácticamente salió sola.
—Entonces ¿por qué pareces preocupada por ella? Suena como si hubieras obtenido lo que fuiste a buscar.
Ahora es el turno de ella para apartar la mirada.
—Le dije a Siv que regresaría. Mi starhopper… bueno, estoy segura de que tus tropas lo han convertido ahora en refacciones. No podía contener dos pasajeros en esa cosa, mucho menos tres. Así que le prometí a Siv que regresaría y la ayudaría a ella y a su hija a reunirse con la civilización. No le dije a…
Cardinal se anima.
—¿Decirle a quién?
Vi suspira.
—No les conté a mis superiores esa parte. Esa pobre mujer estará atenta a cualquier ruido de motores todos los días, esperando una mejor vida para su hija que pasar su tiempo en un planeta muerto. No me importa decirle a la gente que está jodida, pero odio dar falsas esperanzas.
Él de pronto la enfrenta y la toma por la blusa con el puño.
—Deja eso. Tu culpa no es mi problema. Se nos está acabando el tiempo. Dices que tienes información secreta que me ayudará a acabar con Phasma y sigues reteniéndola.
Iris lanza un pitido de advertencia. Vi baja la vista a las manos de él y luego vuelve a ver su cara.
—Podrías soltarme, primero.
Él suelta su blusa y retrocede apenado. Tal vez no está acostumbrado a perder el control así. Iris flota para agitarse entre ellos, como para recordarle a Cardinal que debe mantener su distancia. Este es el primer interrogatorio en que Vi no ha recibido un solo puñetazo, lo que dice algo más acerca de su enemigo. Pudo darle choques eléctricos varias veces, pero aún se siente apenado por tomarla así, lo haya reprendido su droide o no. Ese tipo de contacto, ese tipo de ira, simplemente es demasiado personal.
Sin embargo, él tiene razón. Esto que sabe sobre Phasma… es único. Ella lo ha estado reteniendo, pero siente que por fin ha llegado el momento de la gran revelación. Él está más abierto de lo que podrá estarlo, y si sigue desafiándolo, lo perderá por completo.
Ella respira hondo y lo mira a los ojos, exigiendo toda su atención.
—¿Qué te dijeron sobre la muerte de Brendol? ¿Cuál es la versión oficial?
Él se vuelve a sentar, inclinado hacia delante con avidez, como si fuera su parte favorita de la historia, pero sus ojos sugieren que va a ser la peor parte.
—Una enfermedad desconocida. Lo vi esa mañana. No tenía buen aspecto. Como si estuviera decaído por algo. Estaba demasiado pálido. Le sugerí que pasara por la bahía médica, que hiciera que los droides lo revisaran.
—¿Qué dijo Brendol ante eso?
La sonrisa de Cardinal sugiere que alguna vez pudo haber sido un niño malicioso.
—Me dijo que me metiera en mis propios asuntos y que respetara a mis superiores. Pero fue. Él era así: seguía un buen consejo, pero te rebajaba para que no pensaras que fue tu idea. Y luego…
—Nunca volviste a verlo.
Cardinal no responde, sólo mira al suelo.
Vi se pasa la lengua por los labios. Están secos de nuevo.
—Dime entonces, Cardinal. Esa última mañana, ¿él parecía… un poco hinchado?
Cardinal se encoge de hombros.
—Seguro, pero siempre parecía un poco hinchado después de una noche en el comedor de los oficiales. No era el hombre más saludable, y estaba por cumplir sesenta años entonces. No esperaba que fuera el vivo retrato de la salud.
—Pero ¿nunca revisaste sus registros?
Cardinal está de pie y paseándose de nuevo. Vi se da cuenta de que, cuando se trata de Brendol Hux, él se pone nervioso, completamente incapaz de ocultar su estado de ánimo o sus pensamientos. Esto es lo que hace cuando está verdaderamente molesto: no puede dejar de moverse, ni contener su energía nerviosa.
—Así no es como se hacen las cosas en la Primera Orden. No puedo sólo ir a Registros y pedir detalles, ni a la bahía médica y tener una conversación privada con los droides. Puedes preguntar cortésmente a tus superiores una vez, pero si preguntas de nuevo despertarás sospechas. Ellos convocarán una asamblea, y yo estaba al mando de diez mil tropas en perfecta formación cuando Armitage Hux puso su sombrero bajo su brazo y nos dijo a todos que su padre había muerto.
—Ni siquiera te lo dijo en privado, ¿eh? —Vi trata de no tener un aspecto demasiado presumido—. Y tú no pediste detalles. Ellos realmente te han entrenado bien.
Cardinal toma las esposas alrededor de los bíceps de ella y sacude todo el artefacto, agitando el cráneo de Vi y convirtiendo sus piernas en gelatina.
—¡Por supuesto que pregunté los detalles! Una enfermedad desconocida, es todo lo que dijeron. —Él se aparta y se aclara la garganta—. Debió de ser algo que adquirió en una de sus visitas planetarias. Los droides médicos nunca habían visto algo como eso, ni tenían registros de síntomas similares en sus unidades de datos. Un completo misterio. Me dijeron que debía sentirme contento de que yo no la hubiera adquirido.
—Bueno, supongo que nuestros hackers son mejores para resolver misterios que los de ustedes, porque lograron echar mano a un viejo droide médico y descifrar sus datos. Déjame describirte los síntomas que llevaron al fallecimiento de Brendol Hux. Primero se quejó de un pequeño bulto justo debajo de su cuello, con la piel roja, caliente y dura. Se pensó que podría ser un quiste, o tal vez el piquete de alguna criatura extraña y poco familiar. Los droides médicos no encontraron nada inusual. Luego Brendol empezó a hincharse. Su piel se estiró. Sus ojos empezaron a abultarse y su cabello se cayó. Se quejó de que se sentía desorientado y débil. Su piel se volvió pálida, delgada y transparente. Y luego, estaba flotando en un tanque de bacta en la bahía médica…
—¡No!
—Él simplemente… se disolvió hasta volverse líquido. Dejando detrás sólo unos cuantos órganos reducidos, huesos desnudos y un parche de pelo rojo encanecido.
—¿Estás diciendo que Phasma trajo uno de esos escarabajos de Parnassos? ¿Que ella qué? ¿Lo plantó en Brendol?
Vi eleva una ceja y desea desesperadamente poder inclinar su cabeza hacia él; odia cuando la gente inteligente se hace la tonta.
—A menos que conozcas otra manera en que la gente casualmente se convierta en grandes bolsas llenas de agua y explote.
—Pero es de la Capitán Phasma de quien estamos hablando. ¿Por qué mataría al General Hux? Él era su salvador, su superior. Él la hizo lo que era.
Vi se sacude y se golpea contra sus correas, con ganas de soltarse y sacudir un poco a este idiota por ser tan inocente.
—¿Por qué? Porque hasta donde ella sabía, Siv estaba muerta. Brendol era la última persona que conocía sus humildes principios. El último que conocía su historia. Brendol la vio traicionar a su líder, luchar contra su pueblo, matar a su propio hermano a sangre fría. Brendol era el único testigo de sus crímenes, el único testigo en toda la galaxia que sabía que ella no era la niña de cartel del soldado perfecto para este infierno apretado al que llaman la Primera Orden. Sin embargo, ella lo necesitó por un tiempo. Lo necesitaba para que la trajera aquí, a tu paraíso flotante, y para que contara a todos sobre su valentía, su fuerza, su resistencia, su habilidad. Lo necesitaba para que pensara que él era su alabado patrón y mentor, y que ella era simplemente su arma. Lo necesitaba para usarlo como una piedra de afilar mientras ella ascendía entre las filas, como él había predicho. Y entonces, un día, cuando él se olvidó de que ella era sólo un lobo encadenado, echó ese escarabajo en su chamarra y se alejó. El crimen perfecto.
Ahora Cardinal se encuentra en algún lugar detrás de ella. Tal vez está inclinado contra la pared. Tal vez está hecho bolita en el piso. Ella no lo sabe. Desea verlo a la cara, ver cómo lo está tomando. Ver si está pensando en tomar de nuevo el control remoto. A pesar de que está mostrando alguna amabilidad rudimentaria, dándole agua y comida, a pesar de que los paquetes de vitaminas y los estimulantes ayudan un poco, ella puede sentir el daño en su cuerpo: nervios quemados y músculos incapaces de soltarse. Cuando él la libere, si honra su palabra y la deja ir, ella muy bien podría irse de cara, incapaz siquiera de arrastrarse.
Y ese es el mejor escenario.
Hasta donde ella sabe, él aún podría electrocutarla hasta la muerte y no tener represalia alguna.
Porque la verdad de todo es esta: no hay evidencia física. Ese escarabajo ya no existe desde hace mucho. Phasma se aseguró de eso.
—Pero ¿qué hay de Frey? Ella también era un testigo.
—Ella murió hace seis meses en un ejercicio de entrenamiento, por mal funcionamiento del arma. O por lo menos fue como Phasma lo registró. Es muy buena para deshacerse de testigos.
Por largos momentos, él se queda en silencio.
—¿Armitage lo sabe? ¿Lo de Brendol? —dice una voz plana desde algún lugar detrás de ella.
—No sé lo que Armitage sabe. Sólo sé lo que fue borrado de los registros originales de la bahía médica, que es una lista de síntomas que llevaron a su muerte en el tanque de bacta. Como sabes, la causa de muerte fue registrada como enfermedad desconocida.
—¿Estás segura?
—Estoy amarrada en una silla de interrogación con un hombre furioso. Es lo más segura que puedo estar.
—Lo siento por esto.
Vi trata de agitar su cabeza, pero no puede.
—¿Qué es lo que sientes? No necesitas hacer nada que puedas lamentar.
Lo siguiente que sabe es que la electricidad está recorriendo su cuerpo, haciendo que sus dientes se aprieten y produciendo explosiones rojas y brillantes detrás de sus párpados. Vi Moradi queda inconsciente.