16
Lunes, 23:00 horas
Simon Close estaba enamorado.
Jessica Balzano era absolutamente increíble. Alta, delgada y sexy. Viéndola despachar a su contrincante en el ring había sentido, probablemente por primera vez, rabia animal, salvaje, mirando a una mujer.
Iba a ser una excelente historia para el periódico.
Iba a ser, mejor aún, una obra de arte.
En el Blue Horizon había mostrado su mejor sonrisa y su tarjeta de periodista y consiguió entrar con relativa facilidad. Por supuesto, no era como hacer cola para ver jugar a los Eagles en el Lincoln, o a los Sixers en el Wachovia Center; sin embargo, tenía una sensación de orgullo y de valía personal siempre que era tratado como parte de la prensa seria. Los periodistas de tabloides raras veces conseguían entradas gratis, nunca iban a las galas de la prensa y tenían que mendigar los boletines o informes de prensa. Por esta causa había escrito muchos nombres incorrectamente a lo largo de su carrera.
Después del combate de Jessica, Simon aparcó el coche a media manzana de la cinta de la escena del crimen, en la calle Ocho Norte. Los únicos vehículos que se veían eran un Ford Taurus, aparcado dentro del perímetro, y una furgoneta de Homicidios.
Miró las noticias de las once en su Watchman. Las noticias principales giraban en torno al asesinato de una joven. El nombre de la víctima era Tessa Ami Wells, diecisiete años, de Filadelfia Norte. Inmediatamente, Simón abrió en su ordenador portátil las páginas blancas de Filadelfia, sujetando la linterna con los dientes. Había doce posibilidades en Filadelfia Norte: ocho escritas como Welles y cuatro como Wells.
Sacó el móvil y marcó el primer número.
—¿El señor Welles?
—¿Sí?
—Me llamo Simon Close. Soy periodista del Report.
Silencio. Luego:
—¿Y bien?
—Ante todo, quiero manifestarle lo mucho que siento la noticia sobre su hija.
Notó una inhalación de aire brusca.
—¿Mi hija? ¿Le ha ocurrido algo a mi Hannah?
Uups.
—Perdone, he debido de marcar un número equivocado.
Pulsó el botón y marcó el siguiente número.
Ocupado.
El siguiente. Esta vez, una mujer.
—¿La señora Welles?
¿Quién es?
—Señora, me llamo Simon Close. Soy periodista del Report.
Clic.
Cabrona.
Siguiente.
Ocupado.
Qué barbaridad, pensó. ¿Ya no duerme nadie en Filadelfia?
El Canal 6 emitió un resumen. Llamaban a la víctima Tessa Ann Wells, de la calle Veinte, en Filadelfia Norte.
Gracias, Action News, se dijo Simon para sus adentros.
Comprueba esta «action».
Buscó el número. Frank Wells, en la calle Veinte. Marcó, pero estaba ocupado. Otra vez. Ocupado. Otra vez. Mismo resultado. Volvió a marcar. Y de nuevo lo mismo.
Maldita sea.
Pensó acercarse en su coche, pero lo que ocurrió después, como el trueno producido por un rayo justiciero, lo cambió todo.