UNA PATADA A LA RADIO
La campaña guerrillera en el Congo fue un desastre total.
Nada salió como esperábamos.
Y allí descubrí a un Che que no conocía. Se volvió vulgar, grosero, intransigente y déspota.
Maltrató a los combatientes congoleños y, por supuesto, a nosotros, los cubanos. Yo empecé a tenerle miedo.
Nos preguntamos más de una vez qué pintábamos en aquel país. Y llegamos a insinuárselo. Pero el Che se burlaba de nosotros o nos castigaba con guardias y reducía las raciones de comida.
El 3 de octubre de 1965, días antes de nuestra vergonzosa huida del Congo, el Che estaba oyendo la radio. Y, de pronto, escuchamos a Fidel. Hablaba ante el Congreso del Partido Comunista Cubano. Fidel leyó una carta del Che. Mejor dicho, una supuesta carta. En el texto, el Che se despedía de Cuba, de su nacionalidad cubana, de sus cargos y de sus hijos. Nos quedamos perplejos.
¿Qué dijo el Che? Nada y todo. Se volvió hacia la radio y lanzó una patada. Pero no alcanzó el aparato. Fidel lo tenía todo calculado...