40 La República española y la guerra civil

El sistema político de la Restauración en España llegó a su fin con la victoria republicana en las elecciones municipales de 1931. La abdicación del rey y la proclamación de la República dieron lugar a una democracia progresista que se vio aplastada con el alzamiento militar del 18 de julio de 1936.

El caciquismo y la corrupción, la inestabilidad política, los fracasos en la guerra en Marruecos y la agitación social consecuencia de la crisis económica, condujeron al pronunciamiento del general Primo de Rivera en 1923 y a la instauración de una dictadura con la aprobación del rey. Su fracaso provocó el exilio de Primo de Rivera en 1930 y tras una corta «dictablanda», las elecciones municipales de 1931 dieron un triunfo aplastante a los republicanos. Enfrentado al colapso de su gobierno y a las ansias de cambio de régimen, Alfonso XIII abdicó, marchándose al exilio en Roma, donde moriría en 1941.

Democracia y revolución. La victoria republicana en las capitales de provincia y en los grandes núcleos de población demostraba el desencanto con la monarquía. También estaban defraudados sectores de la burguesía y del ejército, que veían en un cambio de régimen la única salida a la crisis política, social y económica. Ante esta situación, el comité revolucionario formado en 1930 presionó al rey para que se exiliase y Niceto Alcalá Zamora fue proclamado jefe del estado y presidente del gobierno provisional.

«¿Qué más crisis desean ustedes que la de un país que se acuesta monárquico y se levanta republicano?».

Almirante Aznar, presidente del último gobierno monárquico, en respuesta a la pregunta de si había motivos para una crisis.

La primera tarea fue la redacción de una constitución, aprobada en 1931, que incorporaba ideas avanzadas en defensa de los derechos humanos y de la democracia. Se garantizaba la separación de Iglesia y estado, se otorgaba el derecho al voto a la mujer, se reconocía el matrimonio civil y el divorcio, contemplaba la posibilidad de expropiar bienes en defensa del interés general, se reconocía la autonomía de Cataluña y el País Vasco, y se sentaban las bases para una reforma de la judicatura y el ejército. Este giro progresista y las reformas emprendidas en 1931-1933, provocaron la desconfianza de los sectores más conservadores, mientras que dejaban insatisfechas las ansias revolucionarias de amplias capas populares, que pretendían emprender una revolución social y económica. Esto generó una espiral de violencia que el gobierno no pudo controlar, con los sangrientos sucesos de Castilblanco y Casas Viejas, que se unieron a un levantamiento de la CNT en 1933.

El giro a la derecha. Las elecciones generales de 1934 dieron el triunfo a la CEDA, una coalición de partidos conservadores y monárquicos, aunque el gobierno recayó en los centristas de Alejandro Lerroux, que presionado por Gil Robles, paralizó las reformas, dio marcha atrás en la reforma agraria, anuló la enseñanza mixta y dio un giro conservador a la legislación social. Pero esto no libró al gobierno de la doble presión de una derecha que veía la República como demasiado progresista, y unas masas populares que consideraban demasiado tibias las reformas. El malestar estalló en la revolución de octubre de 1934, que tuvo sus focos principales en Asturias y Cataluña. En Cataluña, la proclamación de la república catalana por el presidente de la Generalitat Lluís Companys fue aplastada con rapidez por el ejército, pero en Asturias el levantamiento de los mineros de la UGT, se convirtió en una revuelta armada que no se pudo sofocar hasta el envío de tropas coloniales bajo el mando del general Franco. Los combates y la represión provocaron más de un millar de muertos y heridos, con varias condenas a muerte contra los cabecillas y torturas.

La represión y el desprestigio del gobierno por su corrupción e ineficacia, provocaron la disolución de las Cortes en enero de 1936 y la convocatoria de elecciones, que fueron ganadas por el Frente Popular, una coalición de izquierdas, encabezada por Azaña.

Cronología

Una guerra civil muy internacional

Preludio y ensayo general de la segunda guerra mundial, España fue un campo de batalla con la participación de combatientes extranjeros en ambos bandos, empezando por los 70 000 marroquíes de las Tropas de Regulares Indígenas, que formaban la columna vertebral de los sublevados. La política de no intervención patrocinada por el Reino Unido y Francia no fue ningún obstáculo para que Hitler y Mussolini se volcaran en el apoyo a Franco con material, suministros y hombres. Alemania envió a la Legión Cóndor, formada por unos 19 000 hombres procedentes de la élite de la Luftwaffe y que utilizaron España como campo de ensayo para las tácticas de bombardeo y caza que desplegarían durante la primera fase de la guerra mundial. Italia formó el Corpo di Truppe Volontarie (CTV) con unos 78 000 hombres, que demostraron su valía y también sus carencias en la tremenda derrota en Guadalajara en 1937. En el bando republicano el apoyo fue más modesto con el conglomerado multinacional de las Brigadas Internacionales, formadas por unos 35 000 voluntarios, junto con unos 2000 soviéticos, muchos de ellos en funciones políticas. La URSS también proporcionó una asistencia material limitada que no se podía equiparar a la de Alemania e Italia.

La internacionalización del conflicto tuvo su colofón con la intervención de españoles en la guerra mundial. El estado franquista se alineó con las potencias del Eje, aunque se mantuvo al margen de los combates, excepto por el envío de la División Azul. Mientras que los republicanos exiliados se incorporaron, sobre todo, a la Resistencia y al ejército de la Francia Libre, constituyendo un pilar esencial de la derrota del nazismo en el país vecino. Durante la guerra fría las democracias occidentales toleraron y después apoyaron a un régimen que era un puntal en la contención del comunismo.

Preludio de la guerra. La revolución de 1934 había radicalizado las posiciones políticas y el nuevo gobierno se debatió entre la violencia de izquierdas y la de derechas. Esto y el creciente malestar de sectores muy importantes del ejército y de la Guardia Civil, junto con una desacertada política de nombramientos militares, acabó completando el cuadro de una conspiración cívico-militar conservadora cuyo objetivo era dar un golpe de estado.

El alzamiento militar y la guerra. El 17 de julio de 1936 la guarnición militar de Melilla se alzó en armas y al día siguiente le siguieron las principales comandancias de la Península. Pero el golpe fracasó en buena parte de las capitales, donde las masas populares se unieron a las fuerzas leales para aplastar el levantamiento militar. El fracaso del golpe y la incapacidad del ejército colonial para batir rápidamente a las milicias y a las tropas leales, convirtió la asonada militar en una guerra civil que duró tres años.

La guerra se libró con gran dureza en el frente y se desencadenó una represión feroz en la retaguardia. En el lado republicano, las acciones contra los enemigos ideológicos tuvieron un carácter desorganizado y disperso durante los primeros meses de la guerra. En el bando nacional la represión fue sistemática e institucionalizada.

La guerra se fue decantando hacia el bando nacional por tres razones: la unificación política y militar bajo el mando del general Franco; el apoyo incondicional de la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini con el envío de hombres y suministros de guerra; y la neutralidad de las naciones democráticas, que benefició a los sublevados. La República, por su parte, se tuvo que enfrentar con una gran desunión interna, que estalló en enfrentamientos violentos, como en mayo de 1937 en Barcelona; y la falta de apoyo internacional, a excepción de los voluntarios de las Brigadas Internacionales y de la URSS.

Finalmente, tras la caída de Barcelona en febrero de 1939 y de Madrid un mes más tarde, el 1 de abril las últimas tropas republicanas se rindieron en el puerto de Alicante, dando por finalizada la guerra e inaugurando una larga dictadura.

La idea en síntesis:
el apoyo internacional a los dos bandos fue decisivo para que la guerra continuara

Cronología