25 La Ilustración
La Ilustración es el nombre que recibe la época de efervescencia intelectual y crítica que se inició en Europa y América a finales del siglo XVII y continuó durante todo el siglo siguiente. Durante este período una variedad de pensadores —conocidos como los philosophes en Francia— intentaron reemplazar las creencias del pasado aceptadas a ciegas por el pensamiento y la práctica racionales en todo, desde la economía política al trato a los criminales.
Los pensadores de la Ilustración no compartían un programa coherente, y de hecho muchas veces estaban en desacuerdo entre ellos, pero todos pretendían poner en cuestión las creencias hasta entonces incuestionables de la tradición y el prejuicio, y aspiraban a alejar la humanidad de la superstición y adentrarla en la luz de la razón. En líneas generales eran liberales y humanitarios, y normalmente críticos con la represión y el dogmatismo de la Iglesia, y condenaban a aquellos gobernantes que no se preocupaban por el bienestar de sus súbditos.
«Écrasez l’infáme (aplastad los abusos).».
Voltaire, carta a M. d’Alembert, 28 de noviembre de 1762.
La primacía de la razón. Los pensadores de la Ilustración veían la revolución científica de los siglos XVI y XVII como su inspiración. Copérnico, Kepler, Galileo y los demás habían demostrado la falsedad de la enseñanza de que la Tierra era el centro del universo, y Newton, a través de inferencias a partir de la observación, había elaborado una explicación completa del movimiento, desde el vuelo de una bala de cañón al de un planeta orbitando el Sol. Este y otros adelantos en las ciencias experimentales a finales del siglo XVII —que tenían un poder tanto explicativo como predictivo— condujeron al triunfo del empirismo sobre el cartesianismo, el sistema del filósofo francés René Descartes (1596-1650). Descartes sostenía que todo conocimiento adquirido a través de los sentidos era poco fiable, y todo lo que podemos conocer como cierto se debe deducir a partir de la premisa básica irrefutable:
«Pienso luego existo». Los principios del empirismo, que contradicen los del cartesianismo, fueron enunciados por el filósofo inglés John Locke en su Ensayo sobre el entendimiento humano (1690). En él, Locke argumenta que los seres humanos no tienen ideas innatas, sino que obtienen todos los conocimientos de la experiencia, a través de la «sensación» y la «reflexión». Según él, esto es lo que constituye la razón «como algo diferente de la fe».
Pocos de los pensadores de la Ilustración eran realmente ateos, pero muchos eran deístas. El deísmo rechaza la revelación y los milagros divinos del cristianismo, proponiendo un Dios cuya existencia se puede establecer mediante la razón, más que por las conjeturas de la fe. Este Dios era necesario como «causa primera» que dio existencia al universo, y fue Dios el que dispuso que las estrellas y los planetas se movieran como un mecanismo de relojería de la manera que había descrito Newton. Este Dios había dotado al ser humano de razón y libre albedrío, pero por otra parte se mantenía alejado de su creación.
Cronología
La influencia de la Ilustración. Las ideas de la Ilustración se extendieron entre las élites intelectuales de Europa y América a través de obras como las Cartas filosóficas de Voltaire (1734), que analizaban las ideas de Newton y Locke, y expresaban admiración por las libertades británicas, en contraste con la autocracia del Ancien Régime en su Francia natal. Sin embargo, la recopilación más importante del pensamiento ilustrado fueron los 28 volúmenes de la Encyclopédie francesa, compilados bajo la dirección de Denis Diderot entre 1751 y 1772, que contenía todos los adelantos científicos y filosóficos.
Entre los que adoptaron las ideas de moda de los philosophes se encontraba una serie de monarcas autocráticos de Europa, entre ellos Catalina la Grande de Rusia, Federico el Grande de Prusia y José II de Austria. Todos estos «déspotas ilustrados» querían imponer reformas «racionales» en sus países. Sin embargo, su ilustración tenía un límite. Federico liberalizó el código legal prusiano e introdujo reformas sociales y económicas, pero también desencadenó despiadadas guerras de conquista. Catalina también libró guerras de expansión territorial y abandonó su idea de emancipar a los siervos de Rusia ante la oposición de los propietarios de siervos. José tuvo éxito al emancipar a los siervos dentro del sacro imperio, pero a continuación les gravó con impuestos. También introdujo la tolerancia religiosa y reformas en educación, el sistema legal y la administración, algunas de las cuales tuvo que retirar ante la oposición de ciertos grupos que veían amenazados sus privilegios.
Algunas de las figuras principales de la Ilustración
John Locke (1632-1704), filósofo inglés: popularizó la idea del «contrato social» entre gobierno y gobernados, y promocionó el empirismo: la idea de que el conocimiento deriva en última instancia de los sentidos.
Voltaire (François-Marie Arouet, 1694-1778), escritor y filósofo francés: popularizó las ideas de Locke y Newton; adalid de la libertad y la tolerancia; conocido en especial por su novela satírica Cándido.
Denis Diderot (1713-1784), filósofo francés: editor y contribuidor principal de la Encyclopédie (1751-1772); opuesto al cristianismo y defensor del materialismo.
Montesquieu (Charles Louis de Secondat, barón de Montesquieu, 1689-1755), escritor y filósofo francés: su Esprit des lois (Del espíritu de las leyes, 1748), mostró cómo los sistemas legales y de gobierno variaban de una sociedad a otra, dando lugar al concepto de relativismo cultural.
Cesare Beccaria (1738-1794), teórico legal italiano: en sus Crímenes y castigos (1764) expuso los principios que fundamentaban la legislación penal, abogó por la abolición de la tortura y la pena capital, y fue la inspiración para que muchos países reformaran sus códigos penales.
David Hume (1711-1776), filósofo e historiador escocés: seguidor de la tradición empírica, rechazó la existencia de ideas innatas, examinó la base psicológica de la naturaleza humana, y aplicó un escepticismo extremo a todo, desde supuestos milagros al concepto de causa y efecto, que consideraba una «conjunción constante» más que una inevitabilidad lógica.
Adam Smith (1723-1790), filósofo y economista escocés: en La riqueza de las naciones (1776) defendió el libre comercio frente al monopolio y la regulación, confirmó el papel del interés propio en la creación de una sociedad más rica, y demostró las ventajas económicas de la división del trabajo.
Jean-Jacques Rousseau (1712-1778), filósofo y escritor francés: sostuvo que la naturaleza humana es innatamente buena, pero que se malogra a causa de la sociedad corrupta. Se opuso cada vez más al racionalismo, defendiendo la primacía de los sentimientos individuales.
Una consecuencia política de mayor duración fue el impacto que el lenguaje y las ideas de los pensadores ilustrados tuvieron en algunos de los documentos clave de las revoluciones americana y francesa: la Declaración de Independencia y la Declaración de Derechos. Estos documentos incorporaron ideas que siguieron dominando el discurso político en las democracias liberales occidentales: igualdad, derechos individuales, la idea de que el gobierno sólo gobierna con el consentimiento de los gobernados, la tolerancia religiosa y el estado de derecho.
La idea en
síntesis:
la Ilustración ayudo a establecer los valores
de las democracias liberales modernas
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