13 Los mongoles

En el siglo XIII un oscuro pueblo nómada de las estepas del noreste de Asia creó el imperio terrestre más grande que ha conocido el mundo, que se extendía desde Hungría en el oeste a Corea en el este, y ocupaba prácticamente toda Asia, excepto la India y el sureste del continente.

Ese pueblo fueron los mongoles, y bajo el liderazgo de Gengis Khan y de sus hijos y nietos salieron de su patria en Mongolia y provocaron el caos en la mayor parte del mundo conocido. En el proceso fueron responsables de matanzas a una escala inimaginable hasta la era de Hitler y Stalin.

Los mongoles paganos eran temidos y detestados por igual por cristianos y musulmanes, y aun así se mostraron respetuosos y tolerantes con las religiones de los demás, siempre que se sometieran al poder mongol. Y mientras en Occidente el nombre de Gengis Khan es sinónimo de brutalidad inmisericorde, en su Mongolia natal y entre otros pueblos turcos, se le admira como un gran héroe: hasta la actualidad muchos niños reciben en Turquía el nombre de Gengis. Los historiadores modernos destacan la visión de Gengis, señalando que al crear su enorme impero euroasiático permitió el contacto entre Europa y la civilización tecnológicamente mucho más avanzada de China, para el inmenso enriquecimiento de los primeros.

«Quieren someter a todo el mundo».

Juan de Plano Carpini, enviado del papa a los mongoles en la década de 1240.

Los jinetes de las estepas. Durante milenios, los pueblos agrícolas y sedentarios de Europa, Oriente Medio y China habían estado sometidos a las oleadas de invasiones por parte de pueblos nómadas de las remotas estepas en el corazón de Asia. En el mundo antiguo, los griegos escribieron sobre los escitas y los sármatas que vivían al norte del mar Negro, mientras que en los siglo IVV los hunos recorrieron Europa, empujando a las tribus germánicas a cruzar las fronteras del imperio romano. Al mismo tiempo, un pueblo emparentado, al que los chinos llamaban los Wei del norte, tomó el control de la fértil cuenca del río Amarillo (Huang He). Otro grupo de nómadas, los magiares —los ancestros de los húngaros actuales— fueron detenidos en su avance por Europa por la victoria decisiva del emperador alemán Otón I en Lechfeld en 950.

Estos pueblos, y los mongoles que les siguieron, eran todos jinetes magníficos. Sus tácticas militares eran muy móviles: evitaban las batallas campales tradicionales, empleando en su lugar los ataques sorpresa contra el enemigo. Después desaparecían en la inmensidad de las estepas, retando a sus oponentes a que los siguieran, normalmente con consecuencias nefastas. Su arma tradicional era el arco, al que se unió después la lanza, que se volvió doblemente efectiva con la aparición del estribo en el siglo V d. C.

Descripciones contemporáneas de los ejércitos mongoles en movimiento relatan cómo hombres y mujeres eran capaces de largas jornadas a caballo con mucho frío o un calor extremo. Llevaban sus yurtas (tiendas circulares de cuero) sobre carros, y sobrevivían casi exclusivamente con carne y leche. Según el enviado papal del siglo XIII, Juan de Plano Carpini, «muestran considerable respeto los unos con los otros y son muy amistosos entre ellos, y comparten voluntariamente la comida, aunque haya poca. También soportan largo tiempo las privaciones…».

Cronología

Los Descendientes de Gengis Khan

En 2003 un grupo de genetistas publicó los resultados de un estudio durante 10 años de la población que vivía en lo que había sido el imperio mongol, que se extendía desde el océano Pacífico al mar Caspio. Descubrieron que el 8 por ciento de los hombres que vivían en esta región —unos 16 millones de individuos, lo que representa el 0,5 por ciento de toda la población masculina del mundo— compartían un cromosoma Y casi idéntico. Esto indica que eran descendientes de un solo hombre que vivió hace unos 1000 años, y que este hombre fue un ancestro de Gengis Khan y de sus parientes masculinos más cercanos. Durante el transcurso de las conquistas mongolas, los jefes eran los primeros en elegir a las mujeres más bellas como esposas y concubinas. En su momento se recogió que el hijo mayor de Gengis, Tushi, era padre de cuarenta hijos, mientras que su nieto, Kublai Khan, que conquistó China, tenía veintidós hijos legítimos, y cada año añadía treinta vírgenes a su harén.

«La mayor alegría es conquistar a tus enemigos, perseguirlos, privarles de sus posesiones, reducir sus familias en lágrimas, montar sus caballos y hacerle el amor a sus esposas e hijas».

Gengis Khan, comentario atribuido.

Gengis Khan y sus sucesores. En la primera década del siglo XIII, un jefe mongol llamado Temujin (que significa «el mejor acero») unió todas las tribus de Mongolia bajo su gobierno. En una gran reunión en 1206 adoptó un nombre nuevo, Gengis Khan, que significa «Señor de la Tierra». Después empezó a darle contenido a este título, y en 1215 había conquistado la mayor parte del norte de China. Cuatro años después se volvió hacia el oeste y sometió Afganistán e Irán. «Como hay un solo cielo», proclamó, «debe haber un solo imperio en la tierra».

Gengis murió en 1227, pero sus hijos y nietos prosiguieron su obra, cruzando el Volga en 1238 y penetrando en la Rusia europea, sometiendo a los turcos de Anatolia, y en 1258 destruyendo el califato abbasí con sede en Bagdad. Los cristianos habían esperado que los invasores de Oriente se convertirían en aliados de sus campañas contra los musulmanes, pero cuando en la década de 1240 el papa envió un embajador a los mongoles, regresó con la exigencia de que todos los príncipes de Europa se sometieran al Gran Khan.

La expansión mongola en Oriente Próximo llegó a un final abrupto en 1260, cuando fueron completamente derrotados en Ain Jalut por los mamelucos de Egipto. Los vencedores cortaron la cabeza del comandante mongol y la utilizaron para jugar al polo. Pero la expansión prosiguió en el este, donde en la década de 1270 el nieto de Gengis, Kublai Khan, derrocó a los gobernantes Song del sur de China y estableció su propia dinastía imperial: los Yuan.

El saqueo de Bagdad

En 1258 el nieto de Gengis Khan, Hulagu, capturó Bagdad, capital de los califas abbasíes, y asesinó a miles de sus habitantes. El califa fue envuelto en una alfombra y pateado por caballos hasta morir, porque los mongoles creían que ofendería a la tierra el derramamiento de sangre real. La Gran Biblioteca fue devastada y los libros lanzados al Tigris en tal cantidad que se decía que un hombre podía atravesar a caballo el río, que, en palabras de un historiador árabe, «corría negro de la tinta de los estudiosos y rojo de la sangre de los mártires».

En 1300 el imperio mongol se había dividido en una serie de kanatos que se fueron desintegrando poco a poco durante los siglos siguientes. Hubo una especie de revitalización a finales del siglo XIV bajo un jefe llamado Timur o Tamerlán, que se proclamó descendiente de Gengis Khan. Condujo una larga campaña de destrucción por todo Oriente Medio, Asia central y la India, pero nunca consolidó sus conquistas en un imperio. En 1526 un descendiente de Timur, Babur de Kabul, invadió la India y estableció una dinastía islámica que iba a gobernar el subcontinente durante siglos, creando una cultura magnífica, marcada por monumentos como el Taj Mahal. Se llamaron a sí mismos «mogoles», en reconocimiento de su descendencia de los mongoles.

La idea en síntesis:
los mongoles crearon con rapidez un imperio que se extendió de Europa oriental al Pacífico

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