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++... Pero lo sorprendente de los viajes es que puedes darte cuenta de que a lo largo del recorrido hay otras salidas, otras carreteras que no habías tomado en consideración ni mínimamente. Y es ahí, quizá, cuando al fin ves los otros caminos, cuando tendrías que tener el valor de poner el intermitente y girar...
++Paolo para un taxi.
—Plaza San Luigi.
++... Alguien me ha dicho que, en el fondo, seducir a las mujeres es eso. Improvisar. Dejarse ir sin juicio. Es coger caminos no previstos.
EMPIEZAS con tu historia de acercamiento, lanzas tu dardo con vitriolo y así comienza tu viaje, que no sabes adónde te llevará...
Al pasar frente a la sede de Il Mattino, Paolo ve a Ciro con una voluminosa maleta.
—Pare un momento.
El taxista se detiene junto a la acera.
—¡Ciro! —Paolo abre la puerta del coche.
Ciro se da la vuelta, enfoca y se sube a la cabeza las extravagantes gafas de sol Dolce & Gabbana.
—¡Paolo! Te he estado llamando, pero no me has contestado.
—He estado liado. ¿Adónde vas?
—Parece que no lo sabes. ¡A Capri Hollywood!
Paolo sonríe. Ciro le mira a los ojos.
—Has sido tú, ¿verdad? ¿Convenciste a Elena Di Vaio?
—Hablé un momento con ella, nada más.
—Es decir...
—Simplemente le dije que es una grandísima zorra y que, si no te daba esta oportunidad, le iba a enseñar a su marido la notita que me puso en la mano aquella tarde en la playa.
—¿Y ella?
—Se excitó aún más. Ahora tengo que irme.
Paolo cierra la puerta y se asoma por la ventanilla.
—¿Y qué hago con Britney si no me concede la entrevista?
—Recuerda las reglas, Ciro.
—¿Del buen periodista?
—No, historia de acercamiento, dardo ácido, contacto..., y consigues lo que quieras.
Ciro sonríe y el taxi arranca, veloz.